Morozov y Shchukin
El origen de esa extraordinaria colección del Hermitage está en manos de dos famosos coleccionistas de arte rusos, Ivan Morozov (1871-1921) y Sergei Shchukin (1854-1936), dos prósperos negociantes moscovitas del sector textil. En su deseo de hacer transitar el arte de su país natal por senderos completamente nuevos, llevaron el arte francés a Rusia. Su intención era poner en marcha un proyecto absolutamente estimulante. Shchukin era el más notable coleccionista de su época; ningún otro superaba su colección de obras de Picasso (51) y de Matisse (37). Morozov y Shchukin se atrevieron a adquirir y a encargar obras de arte revolucionarias, frecuentemente con la pintura todavía húmeda, durante el cambio del siglo en Moscú. Sus adquisiciones fueron exhibidas en determinados momentos en sus propias mansiones. De esta forma, los artistas jóvenes rusos pudieron ponerse al tanto de las tendencias artísticas en Francia. El inicio de la Primera Guerra Mundial puso fin al coleccionismo. Durante la Revolución de Octubre de 1917, las dos colecciones fueron expropiadas, y en 1948, el museo Hermitage de San Petersburgo recibió la mayor parte de las mismas. En una presentación documental en una de las salas de exposiciones del Hermitage Amsterdam, el visitante podrá obtener una imagen de las vidas de ambos coleccionistas, y comprender su afán coleccionista, obstinado y visionario.
Artistas como Matisse, Picasso, Derain, De Vlaminck y Van Dongen buscaban una renovación, la liberación de la naturaleza y de las tradiciones académicas en el mundo de la pintura. Formaron la primera corriente de vanguardia importante en el siglo XX, que surgió en el ambiente artístico de Francia hacia 1900 como una reacción hacia el impresionismo y el puntillismo. Esta renovación se caracterizaba por colores vehementes y contrastados, un acabado en pinceladas libres, formas simplificadas y deformaciones audaces. Las luces y las sombras se reproducían sin tonos intermedios y sin matizar las transiciones. En la pintura tradicional, los artistas seguían ofreciendo espacios tridimensionales. Para los pioneros, este hecho ya no tenía ninguna importancia, para eso estaba la fotografía. Con sus obras, los pintores deseaban provocar reacciones emocionales. Matisse, el pintor que ejerció mayor influencia, fue el elemento central del grupo de pintores que se denominarán fauvistas, «animales salvajes». En la exposición se pueden ver 12 pinturas y 4 esculturas suyas.
Picasso está representado por 12 cuadros. Durante su larga y fructífera vida experimentó constantemente con nuevas técnicas, y desde 1907 sentó las bases del cubismo. Este nuevo estilo se caracterizaba por formas de expresión más duras y rígidas, y por el uso de gruesas capas de pintura. Kandinsky conoció a Picasso y a Matisse en París y asumió la influencia de los efectos del color en sus obras, viéndose también influido por la música (Schönberg). No solamente deseaba reproducir sus propios sentimientos y expresiones, sino que oía los colores de la música y sus colores evocaban la música. Malevich llegó aún más lejos. Tras familiarizarse con todas las novedades del siglo XX, finalmente las incorporó todas juntas, la naturaleza, la vida, el «ser», en un plano geométrico.
(Foto: Henry Matisse, La habitación roja, 1908)
Exposición del 6 de marzo al 17 de septiembre de 2010
Hermitage Amsterdam
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