Lunes 15 de febrero, a las 19 horas, en la Fundación Juan March
En los lunes temáticos dedicados al sonido de las ciudades:
“ROMA 1700. Los nuevos géneros de la ciudad eterna”
De octubre a mayo, un repaso en ocho conciertos al paisaje sonoro de algunas ciudades, desde la Sevilla de 1550 al Nueva York de 1945, que en algún momento de su historia han desempeñado un papel trascendental en la evolución de la música
El concierto que ofrece el grupo FORMA ANTIQVA, el lunes 15 de febrero a las 19 horas, en la Fundación Juan March (www.march), y que está dedicado a ROMA 1700. Los nuevos géneros de la ciudad eterna, tenía que haberse realizado el pasado 11 de enero y fue suspendido por razones ajenas a la Fundación Juan March. Con esta recuperación, continúa el ciclo de los Lunes temáticos, una modalidad que se puso en marcha en octubre de 2006. Se trata de ofrecer, una vez al mes, los lunes por la tarde, un concierto de tema monográfico de una hora de duración y sin descanso. En ocho conciertos, de octubre a mayo, EL SONIDO DE LAS CIUDADES, el tema escogido para esta temporada 2009-2010, ofrece un recorrido cronológico, desde la Sevilla de mediados del siglo XVI (que se celebró en octubre), Florencia 1600 (en noviembre), Versalles 1670 (en diciembre) al Nueva York (en el próximo mes de mayo) de mediados del siglo XX, pasando por Roma 1700 (este lunes 15), Viena 1780 (celebrado el pasado 8 de febrero), Leipzig 1840 (en marzo) y París 1900 (en abril), ciudades todas ellas que en un momento concreto de la historia desempeñaron un papel trascendental para la evolución de la música.
El lunes 15 de febrero, el grupo FORMA ANTIQVA (María Espada, soprano; Pablo Zapico, guitarra barroca; Daniel Zapico, teorba; y Aarón Zapico, clave y dirección) interpreta obras de Alessandro Scarlatti (1660-1725), Santiago de Murcia (1682-1740), Georg Friedrich Haendel (1685-1759), Bernardo Pasquini (1637-1710) y Giovanni Girolamo Kapsberger (c. 1575-1651).
Roma 1700. Los nuevos géneros de la cudad eterna
La peculiar situación jurídica y política de Roma durante el Antiguo Régimen, con una insólita concentración de altas dignidades ecle¬siásticas, representantes diplomáticos, congregaciones religiosas y espacios de culto, desembocó en una frenética actividad musical. Roma no era sólo un lugar de enormes posibilidades para que los músicos encontraran acomodo como miembros de una capilla reli-giosa o al servicio de algún noble. Era también una ciudad privile¬giada para el aprendizaje del arte musical, en un período en el que Italia era tenida en Europa como cuna de intérpretes y composito¬res que copaban las mejores posiciones en cortes y teatros de todo el continente. La nómina de compositores extranjeros que acudie¬ron a la ciudad en busca de los fundamentos de su estilo compositi¬vo incluye entre sus más excelsos representantes a Georg Friedrich Haendel; gran parte de sus esfuerzos creativos se destinaron a la composición de cantatas: un género refinado que combinaba música y poesía desti¬nado a un público selecto y erudito.
A los compositores Alessandro Scarlatti y Arcangelo Corelli, las figuras más destacadas de la Roma barroca, se les atribuye una contribución determinante en la configuración de dos de los géne¬ros más cultivados del momento: la cantata y la sonata para violín, respectivamente. La extensa producción de cantatas del primero, quizá el compositor más prolífico en este campo, le permitió expe-rimentar con los rasgos que acabarían siendo definitorios en este género (y que el joven Haendel aprendería con sorprendente ra¬pidez): la alternancia estandarizada entre arias y recitados, el con¬texto académico para su interpretación y las metáforas poéticas de los textos. Estos elementos son evidentes en su cantata Lontan da la sua Clori, en el contexto, de nuevo, de las academias promocio¬nadas por la aristocracia romana.
A Corelli, por su parte, le corresponde el mérito de haber elevado la sonata para violín y continuo a un género independiente que explo-ta, por primera vez en la historia, los recursos técnicos e idiomáti¬cos del violín. Entre los arreglos más significativos –desde la perspectiva española– se encuentran los que Santiago de Murcia hiciera en su Passacalles y obras de guitarra por todos los tonos naturales y accidentales de 1732; es posible que incluso Murcia hubiera tenido la oportunidad de coincidir con Corelli en la corte española de Nápoles tres déca¬das antes.
El reconocimiento de la élite romana a la valía artística de Scarlatti y Corelli tiene su testimonio más elocuente en el ingreso de am¬bos, con los poéticos sobrenombres de Terpandro y Arcomelo Erimanteo, en la exclusiva Academia de Arcadia, la institución cul¬tural más erudita de Roma, a la que también perteneció el clave¬cinista y compositor Bernardo Pasquini, bautizado como Protico Azeriano.
Centrado en los hermanos Pablo, Daniel y Aarón Zapico, y bajo la dirección de éste último, Forma Antiqva es un conjunto de música barroca de formación variable que reúne a los intérpretes más bri-llantes de su generación. Sus tres grabaciones comerciales con el sello Arsis (Bizarro!!, Insólito Estupor y Sopra Scarlatti) han recogido el aplauso y los elogios de la crítica especializada (Excelente de Ritmo, Prelude Classical Music Awards 2009 o el Premio al mejor disco de música vocal barroca 2008 – 2009 de CD Compact).