La delegada del Área de las Artes del Ayuntamiento de Madrid, Alicia Moreno y el concejal del distrito de Barajas, Tomas Serrano, han inaugurado el yacimiento arqueológico del Castillo de la Alameda con el claro objetivo de poner al servicio de los visitantes uno de los restos más relevantes del patrimonio arqueológico madrileño.

Se trata de uno de los escasos vestigios de la arquitectura militar del siglo XV y uno de los pocos castillos que aún siguen en pie en la capital y que ahora resurge gracias a un minuciosos proceso de investigación arqueológica y de restauración que, reforzado con un explicativo plan museológico, permitirá a todos los visitantes comprender y apreciar la importancia histórica que para Madrid tiene este enclave arqueológico.

La restauración del Castillo ha reunido, durante más de cuatro años, a un nutrido grupo de expertos en arqueología, arquitectura, historia y museología que desde 2006 han estado trabajando entorno a dos objetivos fundamentales: llevar a cabo un completo proceso de estudio y conservación de los restos arqueológicos y por otra parte realizar los acondicionamientos necesarios para que el yacimiento pueda ser visitado por el público de una forma didáctica y formativa gracias  a la instalación de paneles informativos y a la adecuación de distintos paseos peatonales que permiten el paso a las distintas zonas del yacimiento.

Aunque el Castillo data del siglo XV, la historia del enclave ni empieza ni termina en este siglo, puesto que bajo el Castillo y alrededor de su entorno se ha documentado la existencia de un poblado calcolítico de la Edad del Bronce y vestigios de época romana. Además desde su construcción en el siglo XV el Castillo de la Alameda ha sufrido distintas transformaciones al compás de la historia convirtiéndose en un referente fundamental de la historia de la Alameda de Osuna y por tanto de Madrid.

Construido por la familia Mendoza como un castillo-fortaleza dentro de las aldeas medievales de la Alameda y Barajas, en el siglo XVI se convirtió en un palacio renacentista sustituyendo su foso medieval por un jardín y abriendo numerosos ventanales en su compacta fachada que por desgracia no han sobrevivido al paso de los siglos. Desde entonces la edificación ha ido sufriendo distintos cambios en relación a los múltiples usos que se le ha dado, desde una cárcel para personajes ilustres ubicada en su torre del homenaje durante el siglo XVII, una villa de veraneo para la aristocracia madrileña en el siglo XVIII o como panteón familiar de la familia Fernán Núñez en el siglo XIX.

Durante la Guerra Civil el Castillo de la Alameda volvió a su función primigenia convirtiéndose en fortín y en centro de mando del general Miajas en la retaguardia del frente del Jarama, para lo que se instalaron distintos nichos de ametralladoras que aún se conservan.

Tras la guerra la urbanización del barrio respeto el enclave creando un parque público en el que hoy se pueden contemplar todos estos vestigios históricos.

Gracias a la iniciativa del Ayuntamiento de Madrid y el apoyo de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, los madrileños recuperan un enclave arqueológico fundamental en la historia de la ciudad.

Marta de Orbe