La exposición organizada por el Museu Nacional d’Art de Catalunya, MNAC, muestra la riqueza experimental que caracterizó la fotografía de las vanguardias y confronta las obras de los fotógrafos más destacados de estas tres ciudades, importantes núcleos culturales de la Europa de entreguerras. La revolución artística que tuvo lugar en Praga y en París en ese periodo llegó a Cataluña a mitad de la década de 1920, cuando fotógrafos como Pere Català Pic, Emili Godes, Josep Sala o Josep Masana se adentraron con gran éxito en el camino de la experimentación fotográfica.
La exposición, comisariada por David Balsells, conservador jefe de fotografía del MNAC, con la colaboración de Joan Naranjo, historiador de fotografía y miembro de la comisión asesora de fotografía del MNAC, presenta 170 fotografías, documentos y películas que incorporaron las innovaciones técnicas, creativas y formales que estaban al alcance de éstos fotógrafos. Permanecerá abierta al público del 18 de mayo al 12 de septiembre de 2010.
Desde finales del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, la fotografía evolucionó a remolque de las corrientes pictóricas a fin de elevar la disciplina al nivel de arte y de luchar contra el estigma de ser una simple reproducción mecánica de la realidad. De hecho, la fotografía no se liberó del yugo de la pintura hasta el período de entreguerras, caracterizado por un gran impulso experimental en todas las artes. Desde las aulas de la revolucionaria escuela alemana Bauhaus se apostó por una nueva cultura del espacio que supuso la base de la Nueva Fotografía, surgida en Alemana hacia 1920. Esta corriente proponía una fotografía que intensificara la mirada para poder acercarse al mundo sin prejuicios y la liberaba definitivamente del modelo pictorialista, al considerarla una práctica artística en si misma.
La Nueva Fotografía experimentaba con todas las innovaciones técnicas, creativas y formales que tenía a su alcance, incorporando los fotogramas abstractos, picados y contrapicados, contraluces, fotomontajes, combinaciones con tipografías, copias en negativo y solarizaciones. Desde entonces, la fotografía participó definitivamente de las vanguardias y de todas sus propuestas: nueva subjetividad, constructivismo, abstracción, crítica social y surrealismo.
La aparición de esta nueva fotografía tuvo un gran impacto en toda la Europa central, sobre todo en países como Alemania. A lo largo de la década de 1920 Berlín fue el protagonista de la modernidad fotográfica europea. La crisis económica de 1929, la consiguiente crisis política y la llegada al poder del nazismo, sin embargo, desplazaron el centro de la actividad fotográfica a Francia. París se convirtió en el punto de encuentro de muchos intelectuales y artistas de todo el mundo, los cuales, con su efervescencia creativa, convirtieron a la capital del Sena en el centro de las propuestas vanguardistas que se fueron sucediendo a lo largo de los años 30.
La creación en Francia de revistas de información general o especializadas ilustradas con fotografías que recogían las últimas innovaciones contribuyó en gran manera a la difusión de esta revolución artística. Difusión a la que también contribuyó el interés que empezaron a mostrar por la fotografía los círculos artísticos más innovadores así como el nacimiento de los primeros salones dedicados específicamente a esta actividad. Además, los críticos empezaron a hacerse eco de las últimas creaciones en este soporte artístico. La suma de todo ello generó el nacimiento de una primera generación de coleccionistas que impulsó un mercado de obras fotográficas y, para dar respuesta a éste, las primeras galerías dedicadas a la venta de fotografías. Fotógrafos de todas partes se dirigieron a París, atraídos por este nuevo circuito de galerías, salones, revistas, libros ilustrados y publicidad, contribuyendo a enriquecerla aún más la vida cultural de esta ciudad.
Con la creación de la Checoslovaquia democrática, en 1918, Praga se convirtió en un foco de modernidad y de ebullición cultural donde se dieron cita numerosos pintores y escultores. Entre los fotógrafos que contribuyeron a convertir la ciudad de aquellos años en un referente cultural, y cuyas obras forman parte de esta exposición, se encuentran Josef Bartuska, Ladislav Berka, Frantisek Drtikol, Jaromír Funke, Jaroslav Rössler, Josep Sudek, Karel Teige o Eugen Wiskovský.
Cataluña se interesó por la fotografía des de sus inicios. De hecho, Barcelona fue una de las primeras ciudades del mundo donde se empezó a utilizar la fotografía, en 1839. Las vanguardias fueron recibidas en Cataluña como una renovación que, en el terreno de la fotografía, se introdujeron de la mano de revistas culturales como D’Ací i d’Allá, publicada entre 1918 y 1936, y de las revistas ilustradas procedentes de toda Europa.
El modelo propuesto por la Bauhaus, que impulsaba un arte integrado que abarcara todas las disciplinas artísticas, llevó la experimentación fotográfica a campos de gran difusión popular, como la publicidad, donde fotógrafos como Pere Català Pic, Emili Godes, Josep Sala o Josep Masana destacaron en su búsqueda de nuevas experiencias estéticas. También Ramón Arissa, Ramon Batlles, Gabriel Casas, Josep Lladó, Carlos Nyssen o Compal se adentraron con éxito en el camino de la experimentación.
Pese a que las nuevas ideas fueron muy bien recibidas en Cataluña, los autores catalanes nunca estuvieron representados en los grandes acontecimientos fotográficos internacionales que tuvieron lugar en aquellos años. La edición de libros ilustrados y monografías de autor, que habrían facilitado su difusión internacional, era prácticamente inexistente, como también lo fueron los trabajos de investigación historiográfica que habrían podido poner en valor las aportaciones realizadas por los fotógrafos catalanes.
Praga, París, Barcelona. Modernidad fotográfica de 1918 a 1948 propone una relectura de la interrelación de las vanguardias fotográficas que tiene en cuenta la aportación de la fotografía catalana, a fin de atorgar a los estos fotógrafos el papel que tuvieron sus creaciones en la fotografía de vanguardia internacional. Papel que, peses a ser bien merecido, no fue reconocido en su momento.
Praga, París, Barcelona. Modernidad fotográfica de 1918 a 1948
Dentro del ámbito europeo, el nacimiento de la fotografía moderna corresponde al período de entreguerras, y coincide con la eclosión de las vanguardias artísticas. Es el momento en que aparece y se impone internacionalmente un discurso de renovación fotográfica radical: se habla de Nueva Visión, Nueva Objetividad, Nueva Fotografía, etc., en referencia a la idea dominante de que en esos momentos se está produciendo un verdadero renacimiento de la fotografía: por primera vez en su corta historia (la fotografía fue inventada en 1839), el medio logra su especificidad o su mayoría de edad respecto a la pintura. Este período fue de gran riqueza experimental para todas las artes, y tal vez fuera la fotografía, con el respaldo de la ciencia y de la técnica, una de las que más se aprovecharon de este experimentación, a la vez que se reencontraba definitivamente con las vanguardias y todas sus influencias: nueva subjetividad, constructivismo, abstracción, crítica social y surrealismo.
Desde la incorporación de la fotografía a sus colecciones, en 1996, el MNAC ha llevado a cabo una labor de investigación que le ha permitido enriquecerse con algunas de las obras más importantes de este período. Ahora, al presentar la exposición Praga, París, Barcelona. Modernidad fotográfica de 1918 a 1948, su voluntad es situar por vez primera a los fotógrafos catalanes dentro del contexto internacional.
Las vanguardias
Las vanguardias tuvieron un gran eco en toda Europa central, sobre todo en países como Alemania, Austria, Hungría, la antigua Checoslovaquia y Francia. Las áreas de influencia presentadas en la exposición (Praga y París) nos parecen las más indicadas; Praga por haber desarrollado una creación muy ligada a sus propios fotógrafos y al país (sin duda la situación más próxima a la nuestra), y París como ejemplo de cruce de influencias, ya que en su despertar a las vanguardias tuvo mucho que ver la llegada de artistas de varios países. Ambas ciudades tuvieron una importancia capital, aunque evidentemente no fueran las únicas.
Praga, «la capital mágica de la vieja Europa», fue el segundo centro del cubismo después de París, y ciudad de residencia de muchos pintores y escultores. A partir de 1918, la creación de la Checoslovaquia democrática trajo flexibilidad y apertura a las ideas de la modernidad; se abrían dos décadas de prosperidad, con un alto nivel de vida y una vida cultural muy importante, en las que la fotografía, el grafismo y el cine nos han dejado obras magníficas que influyeron en todo el mundo.
Autores: Josef Bartŭska, Ladislav Emil Berka, František Drtikol, Jaromír Funke, Věra Gabrielová Fragnerová, Alexander Hammid, Karel Kašpařík, Jan Lauschmann, Bohumil Němec, Ada (Adolf) Novák, Karel Novák, František Pilát, Jaroslav Rössler, Vladislav Scholz, Marie Stachová, Josef Sudek, Hugo Táborský, Karel Teige, Karel Valter, Otakar Vavrá y Eugen Wiškovský.
París, por su aura de libertad y su ebullición cultural, atraía a numerosos artistas extranjeros que decidían instalarse en la ciudad. En 1921 lo hizo Man Ray, y algo después, en 1924, Brassaï, François Kollar, Germaine Krull y André Kertész. Huyendo del fascismo en Alemania, también llegaron Gisèle Freund, Gerda Taro y Robert Capa. París se reafirmó como un espacio de circulación de ideas, un puerto de amarre para hombres y mujeres de orígenes diversos, seducidos por una ciudad donde proliferaban las galerías, las agencias y las ediciones de vanguardia, y que albergaba una comunidad artística cosmopolita.
Autores: Laure Albin Gillot, Aurel Bauh, Hans Bellmer, Théo Blanc – Antoine Demilly, Jacques-André Boiffard, Pierre Boucher, Brassaï, Marcel Duchamp, Florence Henri, René-Jacques, Pierre Jahan, François Kollar, Germaine Krull, Fernand Léger, Eli Lotar, Lucien Mazenod, Jean Moral, Jean Painlevé, André Papillon, Roger Parry, Man Ray, Roger Schall, Emmanuel Sougez, Raoul Ubach, André Vigneau i René Zuber, entre otros.
En Cataluña, especialmente en Barcelona, las vanguardias tuvieron que esperar a la llegada de la República, en 1931, para incorporarse a las nuevas tendencias. En el caso de la fotografía se mostraron como una corriente de aire renovador respecto a la estética que dominaba en los círculos fotográficos de la época. Fueron las revistas ilustradas y los libros procedentes de toda Europa los que más influyeron en el cambio, sobre todo en áreas como la publicidad y la arquitectura.
Autores: Antoni Arissa, Ramon Batlles, Luis Buñuel, Gabriel Casas, Pere Català Pic, Agustí Centelles, Compal, Salvador Dalí, Emili Godes, Joaquim Gomis, Josep Lladó, Josep Masana, Carles Nyssen y Josep Sala, y el cineasta Domènec Giménez.
Para la selección de las imágenes, se ha adoptado como criterio una visión de conjunto, buscando siempre la representatividad de las tendencias dominantes en el conjunto de los diversos ámbitos. Evidentemente, este criterio obliga a una visión muy sintética a favor de las imágenes que mejor contribuyen a dibujar el camino que aquí se propone para reconstruir esta particular historia de la fotografía.
Aunque el corpus de la exposición se centre en la interrelación de la creación fotográfica, también hemos querido incluir algunas de las obras editoriales más importantes, así como la aportación cinematográfica de algunos artistas que aplicaron la experimentación al cine, como Alexander Hammid, Otakar Vavra y Frantisek Pilat en Praga, Man Ray, Marcel Duchamp, Fernand Léger y Salvador Dalí con Luis Buñuel en París, y Domènec Gimenez en Barcelona.
Las relaciones entre Praga y París se han estudiado con frecuencia, y son ya conocidas. Consideramos que con París, Praga, Barcelona. Modernidad fotográfica de 1918 a 1949 se hace una interesante relectura, con la aportación de las obras realizadas en Cataluña durante el mismo período, aportación que puede mostrarnos su calidad e iniciar una proyección y presencia internacional que en su momento no tuvieron, y que creemos que merecen.
Ámbitos. Citas de Dalí
Nueva Fotografía
Saber mirar es todo un nuevo sistema de agrimensura espiritual. Saber mirar es un modo de inventar. Y ninguna invención ha sido tan pura como aquella que ha creado la mirada anestésica del ojo limpísimo, sin pestañas, del Zeiss: destilado y atento, imposible a la floración rosada de la conjuntivitis.
¡Fotografía, pura creación del espíritu!
Visiones simultáneas
Un ligero desprendimiento, una imperceptible decantación, una sabia traslación en el sentido del espacio, para que –bajo la presión de la tibia punta de los dedos y del resorte niquelado– salga de la pura objetividad cristalina de la lente, el pájaro espiritual de los treinta y seis grises y de las cuarenta nuevas formas de inspiración.
Sombras
Clara objetividad del pequeño aparato fotográfico. Cristal objetivo. Vidrio de auténtica poesía.
El aparato fotográfico tiene posibilidades prácticas inmediatas, en nuevos temas donde la pintura tiene que mantenerse en la sola experiencia y comprensión. La fotografía se desliza con una continua fantasía sobre los nuevos hechos, que en el plano pictórico tienen tan solo posibilidades de signo.
El cuerpo fragmentado
Cuando las manos dejan de intervenir, el espíritu empieza a conocer la ausencia de las turbias floraciones digitales; la inspiración se desvincula del proceso técnico, que es confiado únicamente al cálculo inconsciente de la máquina.
Formas
Contentémonos con el inmediato milagro de abrir los ojos y ser diestros en el aprendizaje del bien mirar. Cerrar los ojos, es una manera antipoética de percibir resonancias.
Un sencillo cambio de escala, motiva insólitos parecidos, y existentes –aunque ensoñadas– analogías.
Imágenes automáticas
Clara objetividad del pequeño aparato fotográfico. Cristal objetivo. Vidrio de auténtica poesía.
La mano deja de intervenir. Sutiles armonías físico-químicas. Placa sensible a las más tiernas precisiones.
Visiones oníricas
¡Fantasía fotográfica, más ágil y rápida en hallazgos que los turbios procesos del subconsciente!
La nueva forma de creación espiritual que es la fotografía pone todas las fases de la producción del hecho poético en su justo plano.
Confiemos en las nuevas formas de fantasía, nacidas de las sencillas transposiciones objetivas. Solo aquello que somos capaces de soñar carece de originalidad.
Visiones efímeras
¡Objetos nuevos, fotografiados entre la ágil tipografía de los anuncios comerciales!
El cristal fotográfico puede acariciar las frías morbideces de los blancos lavabos; seguir las lentitudes soñolientas de los acuarios; analizar las más sutiles articulaciones de los aparatos eléctricos con toda la irreal exactitud de su magia. En pintura, por el contrario, si se quiere pintar una medusa, es absolutamente necesario representar una guitarra o un arlequín tocando el clarinete.
Actividades
Noche de verano
Sábado 17 de julio, puertas abiertas de 19 a 1 h
Jornadas de puertas abiertas
Martes 18 de mayo, Día Internacional de los Museos, de 10 a 19 h
Sábado 11 de septiembre, Diada Nacional de Cataluña, de 10 a 14.30 h
Visitas comentadas
Servicio gratuito (incluido con la entrada)
Sábados a las 11 h (castellano) y a lss 12.30 h (catalán) a partir del sábado 22 de mayo
Duración: 1 h 30 min. Plazas limitadas.
Los aparatos de audio se entregan 20 minutos antes de cada visita en el mostrador de grupos. Para facilitar le entrega, se ruega la máxima puntualidad.
En casos excepcionales, el Museo puede variar las condiciones de acceso a la visita guiada. Disculpen las molestias.
Presentando la entrada de la exposición o la general del Museo en la Tienda del MNAC, dispondréis de un 5 % de descuento en la adquisición del catálogo (válido hasta el 12 de septiembre de 2010)
Datos de interés:
Ficha de la exposición
Praga, París, Barcelona.
Modernidad fotográfica de 1918-1948
Fechas: Del 18 de mayo al 12 de septiembre de 2010
Organiza: MNAC. Museu Nacional d’Art de Catalunya (Palau Nacional. Parc de Montjuïc – 08038 Barcelona)
Comisario: David Balsells, conservador jefe de fotografía del MNAC, con la colaboración de Joan Naranjo, historiador de fotografía y miembro de la comisión asesora de fotografía del MNAC.
Precio: 3,50 €
Horario: De martes a sábado, de 10h a 19h; domingos y festivos, de 10h a 14.30h. Lunes no festivos, cerrado
Lugar: Sala de exposiciones Temporales 1.
Catálogo: 2 ediciones: catalán/francés y castellano/inglés
Imagen: promoción exposición MNAC