Ya se sabe que los alumnos finlandeses son los campeones indiscutibles de los informes PISA. Y no solamente eso, sino que Finlandia es el único país en haber mejorado sus resultados a lo largo de los años, mientras que la mayoría de los países han visto sus notas bajar en la última década. ¿Cuál es el secreto de este abrumador éxito?
La investigadora y especialista de Interculturalidad, Tarja Ehnqvist (Finlandia), ha dado algunas respuestas en el marco de un encuentro celebrado en el Pabellón Fundación Círculo de Lectores. Ha explicado que el sistema educativo de este país de 5,3 millones de habitantes había sido totalmente revolucionario en los años 70. Anteriormente, convivían escuelas de élite y escuelas de educación básica, como en muchos países de Europa, ocasionando fuertes disparidades entre alumnos. El nuevo sistema se pensó desde la igualdad y la calidad conforme con los principios de democracia que promueve este país nórdico. Este nuevo sistema propone una educación gratuita y obligatoria desde los 7 años; gratuidad que incluye no solamente la matricula, sino también comidas, libros, transportes, médicos, psicólogos, clases de apoyo y educadores especializados. Ya no existen escuelas de élite como en el pasado, y de las 3.579 escuelas de educación básica que cuenta el país, solamente 27 son privadas. Ehnqvist ha querido subrayar que con este sistema, los casos de abandono o de repetición habían bajado de manera espectacular y que a día de hoy el 99,7% de los 586.381 alumnos finlandeses terminan la enseñanza básica.
La investigadora ha recalcado también que según los informes PISA no existen grandes diferencias entre las escuelas del país ni entre los alumnos (aunque las chicas obtienen claramente mejores resultados). Y ha insistido en que la igualdad no impide buenos resultados.
A su juicio, tres motivos principales explican tal éxito. En primer lugar, la unidad y la equidad del sistema escolar finlandés. En segundo lugar, los recursos socio-culturales y económicos. Con 2.000 bibliotecas públicas ofreciendo 7.226 volúmenes por 1.000 habitantes, Finlandia se sitúa en los países de cabeza en la oferta bibliotecaria mundial. Además, el país invierte de manera constante un presupuesto que, si no es muy elevado, representa sin embargo el 14% del presupuesto global del Estado. Y en tercer lugar, Ehnqvist ha subrayado la selección y formación del profesorado. Tal y como lo señalaba la investigadora sueca Inger Enkvist en su conferencia del 3 de junio, los profesores finlandeses son reclutados entre los mejores alumnos de bachillerato con notas de ingreso que tienen que superar el 9/10 y gozan de un prestigio similar a los médicos o los abogados. La formación no es más extensa que en otros países (5 a 6 años) y las clases cuentan con el mismo número de alumnos que en la mayoría de los países europeos (15-20 en primaria, 30 a partir del séptimo curso y variable en bachillerato, ya que es un curso con módulos intercambiables).
Para Carmen Campos, consejera técnica del Gabinete de la Secretaría de Educación y Formación Profesional que ha acompañado a la investigadora, el secreto del éxito del modelo finlandés radica en su amor por la lectura. Ha recordado que en el siglo XIX los finlandeses se podían casar solamente si sabían leer y escribir.
Las dos conferenciantes han coincidido en afirmar que lo que predetermina el éxito de un alumno en su carrera es su capacidad lectora: “a buenos lectores, mejores redactores y también mejores conocedores del mundo”.
Ehnqvist ha concluido su charla señalando que se podía inspirar en otros sistemas educativos, pero que era imposible transplantar uno por completo.
El cambio climático no es un dogma, es un problema científico que amenaza a la humanidad
Por otra parte en el Pabellón Fundación Círculo de Lectores, dentro del ciclo “Encuentros con científicos” patrocinado por la Fundación Jorge Juan y organizado por la Feria del Libro, ha tenido lugar el encuentro con Fundación Círculo de Lectores, que ha servido para aclarar el estado del debate en torno al cambio climático. El profesor ha empezado su presentación señalando que las creencias eran relevantes en los campos religiosos o ideológicos, pero no en el ámbito científico. “El cambio climático no es un asunto religioso ni ideológico, se trata de un asunto científico y se tiene que establecer pronósticos contrastados empíricamente para evaluarlo”, ha dicho.
“¿En qué consiste el cambio climático?”, ha preguntado Hernández Álvarez a los alumnos de los IIEESS Joaquín Rodrigo y Pío Barroja de Madrid. Se observa un aumento de anomalías en las frecuencias de temperaturas (olas de calor, grandes nevadas, gota fría); anomalías provocadas por la concentración creciente de gases de efecto invernadero (CO2). Pero lo que caracteriza el cambio climático, más allá de estos datos, son la globalidad del problema (lo que se emite en Madrid repercute en Tokio) y su temporalidad (la situación actual viene heredada de las generaciones anteriores y nuestras emisiones serán nuestro legado a las generaciones futuras). En estos aspectos, el profesor ha subrayado que lo más complejo no era medir las emisiones pasadas (ya que tenemos huellas prisioneras de los hielos árticos y antárticos) sino las previsiones a medio y largo plazo. Las aproximaciones suponen un problema de cara a la comprensión de los ciudadanos que no entienden que los científicos no se puedan poner de acuerdo en proyecciones calculadas y aceptadas por toda la comunidad científica.
Pero las amenazas son reales y bien presentes. En primer lugar, se pueden disparar las pérdidas de vidas, no solamente animales, sino humanas, por el aumento de catástrofes naturales como huracanes, tifones… y por los cambios que suponen para el sector agrícola y la alimentación mundial. La segunda amenaza se concentra en el desplazamiento de especies, cultivos y enfermedades también hacia otras latitudes. El gobierno estadounidense ha encargado en este sentido un uniforme para medir el aumento de posibilidad de transmisión del Dengue en función del aumento de las temperaturas en los distintos estados del país. La tercera amenaza es la degradación de bosques tropicales (Amazonia) y boreales (Canadá y Europa del Norte). En este sentido, se cuestiona cada vez más las problemáticas de los gobiernos internacionales. Hernández Álvarez ha ilustrado este tema con el ejemplo de la preservación de la Amazonia. Se decidió crear hace unos años un fondo destinado a ayudar a la conservación de los bosques amazónicos. Brasil, que tiene soberanía sobre este espacio, pidió gestionar estos fondos, lo que provocó una gran reticencia de los inversores por no tener la certeza absoluta de que este dinero iba a servir su verdadera causa.
Y aquí tocamos un tema central del cambio climático: su financiación. Ya sabemos que las repercusiones económicas y el coste del cambio climático pueden ser desastrosos, pero consensuar medidas para impedirlo supone también inversiones que muchos países se niegan a hacer. Esto explica en gran parte el fracaso de la penúltima cumbre sobre el clima celebrada en Copenhague (COP16), según el profesor. Además, con la recesión económica que estamos sufriendo, los gobiernos ponen menos interés en esta problemática.
Hernández Álvarez ha recordado que por el pasado algunos remedios ideados para solucionar el tema del calentamiento global habían sido peores que la enfermedad, como en el caso de los biocarburantes, que habían creado una burbuja especulativa con el maíz, el trigo, la soja… Además de la subida del curso de estas materias, se habían retirado del circuito que servía para la alimentación de las poblaciones de estos países, lo que condujo a una crisis alimentaria mundial.
El profesor ha concluido su charla recordando que el ser humano siempre ha reaccionado y cambiado sus costumbres cuando se había visto arrinconado o en una situación de extrema necesidad.