Cristal de la Granja. Un lujo de Reyes

La crisis guarda las piezas

María Jesús Burgueño

Es curioso cómo el mercado español tiende a ser conservador en momentos de incertidumbre. Hace años era frecuente encontrar en las subastas y anticuarios  piezas de cristal de La Granja. Hoy es difícil descubrir alguna entre los distintos lotes que se ponen a la venta. Sus propietarios saben que el precio que ha llegado a tener hace apenas seis años ahora es difícil de alcanzar. Esto hace pensar que una vez superada esta crisis que nos asola volveremos a ver piezas de interés en el mercado.

Mientras tanto podemos hacer una visita a  la Real Fábrica de Cristal de La Granja lugar de procedencia de estas joyas y donde en la actualidad se realizan piezas siguiendo los mismos procedimientos artesanales desde hace varios siglos y los visitantes podrán disfrutar de una demostración y si quieren también adquirir en la tienda estas piezas únicas sopladas. La Fábrica está situada en La Granja de San Ildefonso a 12 km de la ciudad de Segovia, un paraje de gran belleza descubierto por el rey Enrique IV en el siglo XV donde encantado con aquel lugar decide construir una ermita dedicada a San Ildefonso y un refugio que le sirviera de descanso cuando salía a cazar. Más tarde, los Reyes Católicos deciden donar la ermita y el refugio a los monjes jerónimos del Monasterio del Parral, en Segovia, quienes levantan una hospedería y una granja de animales, de ahí el nombre de La Granja de San Ildefonso. Sobre esos terrenos, Felipe V manda construir un palacio, el actual Palacio Real de La Granja de San Ildefonso y sus frondosos jardines.

Felipe V, educado en el refinamiento  de la Corte de Versalles y conocedor de las manufacturas creadas por su abuelo Luis XIV, y posteriormente sus hijos Fernando VI y Carlos III establecen e impulsan la producción artística. En este caldo de cultivo regio nace la Real Fábrica de Cristales de La Granja, una manufactura delicada y hoy muy apreciada por los coleccionistas de las que son testigo por su auge las casas de subastas en donde sus famosas arañas alcanzan pujas millonarias.

Como en el resto de Europa en el siglo XVIII nace un interés social hacia los denominados “bellos oficios”, que acorta la tradicional distancia o jerarquía entre artes nobles y artes útiles. Estas manufacturas se alzaban, por regla general, dentro del recinto cortesano o en sus inmediaciones, trabajaban de manera preferente para la Corona. Felipe V en 1720 concede privilegios especiales a Juan de Goyeneche, oriundo de Navarra, para la instalación de un horno de vidrio en Nuevo Baztán (Alcalá de Henares). Es el primer intento de establecer un  montaje rentable provisto de técnicas y todo tipo de acondicionamiento; se fabricó vidrio de gran calidad que abasteció no sólo al mercado nacional, sino que incluso se exportó a América.

En la fábrica de Nuevo Baztán se formaron maestros vidrieros que, posteriormente, constituirían la plantilla de trabajadores de la Real Fábrica de la Granja. Entre los más expertos maestros figuraban los catalanes Ventura Sit y Carlos Sac, que hacia 1727 se trasladan a La Granja, donde instalan un horno para fundir vidrio, contando como combustible con la leña procedente del pinar de Valsaín. El combustible incide en la calidad de la producción ya que de su naturaleza depende la temperatura de fusión y características del vidrio.

Interesada la Reina Isabel de Farnesio por la empresa, en el año 1736 pasa a pertenecer al Real Patrimonio. La fábrica inició una nueva etapa y dedicó su principal actividad a la producción de vidrio plano soplado para ventanas y vidrio colado que después de pulido se destinaba a la preparación de espejos. Pedro Fronvila creó en 1745 una máquina que posteriormente se sustituyó por el sistema hidráulico del ingeniero islandés John Dowling.

Secretos de Estado
Las fórmulas y técnicas de fabricación llegaban a constituir verdaderos secretos de Estado cuya divulgación se castigaba con la mayor severidad (galeras, torturas y hasta la muerte). Sin embargo, y a pesar de tales medidas, la presencia de artesanos de otros países en estas manufacturas no tenía nada de excepcional. El rey Felipe V y sus consejeros -con Carvajal a la cabeza- desean  una fábrica de envergadura donde se produzca vidrio plano para ventanas y espejos, vajillas, objetos de adorno, lámparas y óptica. En Francia se buscan  los primeros técnicos y artesanos que, junto con los españoles, han de ponerla en marcha. Para ello, se encarga a Antonio Berger, comerciante francés afincado en España y cuñado de Van Loo –luego nombrado director de la fábrica, en compensación a los quebrantos personales y comerciales sufridos en el empeño- para que reclute allí maestros vidrieros. Las secciones o talleres recibían el nombre de los nacionales que en ellos trabajaban. Así, y  además de la Fábrica de Planos o antigua, dirigida por los españoles Sit y Sac, tenemos la Fábrica de Labrados o de franceses en 1746 a cargo de Dionisio Sivert, la de Entrefinos o de alemanes en 1750 (que introducen el vidrio cristalino de Bohemia) dirigida por José Eder y por Segismundo Brum, a partir de 1771, y la Sección de óptica a cuyo frente figuran otros dos franceses, los maestros Juan Bautista Marie y Diego Maigeon.

A estas secciones se incorporaron los talleres complementarios para las diferentes labores de la fábrica: taller de esmaltado a cargo del catalán José Busquet, que aportó las fórmulas de esmalte tradicionales usadas en la vidriería catalana; taller de grabado bajo la dirección de José Eder y Dionisio Sivert. Taller de tallado y dorado al fuego dirigido por Segismundo Brum de Hannover. Carlos III, ante la necesidad de ampliar las instalaciones y después de haber sufrido dos incendios consecutivos en 1770, ordenó la construcción de un nuevo edificio, encargando el proyecto de la obra a Juan de Villanueva y a Bartolomé del Real, que es el que se conserva. Tras la paralización de la fábrica durante la Guerra de la Independencia y ante el gran costo que suponía su mantenimiento Fernando VII la alquiló en 1829 pasando a ser explotada por la industria privada. En 1911 y hasta los años setenta se hizo cargo de ella la Sociedad Francesa  Saint-Gobain.

Los mejores espejos de Europa
En la fábrica de La Granja se llegó a verdaderos alardes técnicos, fabricando las lunas de mayor tamaño de Europa. Se decía que en los espejos de La Granja se podían mirar los reyes de España montados a caballo. La máquina de pulir espejos y la enorme mesa de bronce para colar el vidrio donde se fabricaban estas lunas fueron diseñadas en exclusiva para esta manufactura. Fundamentalmente es conocida la producción de la Real Fábrica en el siglo XVIII por las arañas, pero mucha gente olvida que uno de los objetivos principales de la producción de la fábrica fue la fabricación de espejos de los que se conservan algunos de gran importancia en el Palacio Real.

Los vidrios y cristales de La Granja siguieron las pautas de la moda dominante en las fábricas europeas. Tanto el material o pasta utilizada como la tipología, técnicas y motivos decorativos están sometidos a constantes cambios e influencias. Los vidrios artísticos tienen gran  semejanza con las labores venecianas, con las de Bohemia -por el uso de la técnica de laticinio-, o con las de los grabadores alemanes. Hacia 1780 predomina la influencia inglesa por el descubrimiento del vidrio de plomo o vidrio “flint”, por su menor dureza, más adecuado que el veneciano para realizar labores de talla.

Se puede observar la influencia francesa en casi todos los órdenes y a lo largo de toda la producción artística, especialmente en las piezas de opalina con decoración esmaltada polícroma de motivos florales muy semejantes a los que aparecen en la porcelana de Sévres, con un estilo rococó, que poco después se sustituye por el neoclásico.

Opalinas piezas de colección

El coleccionista busca piezas auténticas, el siglo XVIII produjo obras muy variadas y de gran valor. Las piezas más codiciadas por los coleccionistas son aquellas de pequeño tamaño y entre éstas las jarras con asas son muy apreciadas. Las opalinas tienen un atractivo especial para el coleccionista. Los tarros de farmacia decorados con temas florales, con la rosa típica de La Granja, este  motivo decorativo de las rosas naturalistas que la fábrica adoptó con gran éxito para sus opalinas, procede de Estrasburgo.

Las opalinas de La Granja son de una calidad extraordinaria con una rica y variada tipología, con gran variedad de perfiles, una decoración esmaltada con amplia gama de matices y tonalidades, flores pintadas en color pastel con detalles y contornos trazados en manganeso. La producción de opalinas fue cuantiosa a lo largo de toda la vida de la fábrica. Eder y su ayudante José Piquer fabricaron el vidrio blanco de leche muy requerido en los años 1750. Se obtenía mezclando arena blanca, potasa refinada y cenizas de huesos calcinados, o bien añadiendo óxido de estaño, óxido de plomo y manganeso. Aunque la mezcla era clara al salir del crisol, se volvía opalescente al enfriarse.

Las flores de la primera época son por lo regular grandes, en otros casos las estilizaciones vegetales ofrecen un marcado ritmo geométrico con vástagos retorcidos en doble ondulación, en general con elementos similares repetidos en serie. Entre 1770 y 1787 las decoraciones están inspiradas en los motivos usados en la cerámica. De esta forma encontramos decoraciones de las series de ramito de Alcora o de la adormidera de Talavera. Según avanza el siglo XVIII el estilo rococó es desplazado por el neoclásico y hacia 1790 la decoración se limita a escasos y formales motivos, las guirnaldas son más esquemáticas y aparecen lazos, cintas y cadenas. La técnica más usada es la del grabado a la rueda y dorado que tiene su origen en Bohemia.

La producción de la fábrica era muy intensa y apreciada. Destacan los magníficos servicios de mesa, de las que hay que señalar que de cada una de las piezas se crearon una infinidad de tipologías, vasos, copas, etc. Por citar una simple pieza como es el embudo hay documentos que acreditan más de ciento treinta y dos clases de piezas y más de mil variantes de las mismas.

El Estado español adquirió una opalina Esmaltada en 2003 por 634.846 pesetas (3.815,50 €).  Se trataba de un vaso de faltriquera, hacia 1790. En las mismas fechas también compró para el Museo Nacional de Artes Decorativas un violetero decorado con guirnalda de rosas de 1790 por 37.114 pesetas (223 €); Dos jarrones decorados con flores e insectos realizados entre 1800 y 1810 por los que pagó 253.938 pesetas (1.526 €). Por un poco más 273.472 pesetas (1.643,60€) adquirió un florero decorado también con flores, frutas e insectos. Un azucarero conguirnaldas neoclásicas realizado hacia 1790-1800 en opalina esmaltada le costó 97.669 pesetas (587€).

El Estado también colecciona

Las piezas del cristal de La Granja muestran una gran maestría y perfección que les confiere una belleza extraordinaria. El Estado ha adquirido varias piezas de interés patrimonial, en abril de 2000 el Estado ejerció el derecho de tanteo y se quedó por 60.000 pesetas (360,61€), dos vasos de faltriquera en cristal de La Granja del XIX con la impresión fotográfica esmaltada en óvalos en los que se puede ver a Alfonso XIII joven y en el otro S.A.R. la infanta Dña. Isabel de Borbón. Un año después el Museo Nacional de Artes Decorativas volvía a ingresar en sus listas un vaso de cristal, hacia 1755, grabado a la rueda con arquitecturas y flores chinescas  por 234.405 pesetas (1.408,80€). Una copa  de vidrio grabado con los anagramas de Jesucristo y María, por 97.669 pesetas (587,00€). Y también de vidrio grabado, del año 1893,  por 63.485 pesetas (381,55 €). Un vaso del siglo XVIII de vidrio azul con latticinio blanco por 537.177 pesetas (3.228,50 €). Y por un juego de vinajeras realizadas hacia 1790, en vídrio azul opaco esmaltado el Estado pagó 97.669 pesetas (587 €).

Las arañas, estrellas de La Granja

Los objetos más suntuosos que La Granja ha dado quizá sean para muchos las lámparas o arañas de diferentes formas y tamaños, destinadas a iluminar las mejores estancias de los palacios y de las casas de nobles e influyentes personajes de la historia. En un principio la influencia veneciana y holandesa fue importante en la realización de estas lámparas, pero rápidamente La Granja adquirió un estilo propio que le identifica en el mundo. Hay lámparas de vidrio soplado, prensado incoloras, de color, de opalina y soluciones con todas las variantes, pero las piezas de máximo esplendor y belleza son las lámparas de vidrio-plomo (cristal) incoloras y primorosamente talladas. Los elementos que componen una araña son muy variados pero quizá los más comunes son: Un árbol o eje de vidrio hueco, soplado, en molde o prensado y tallado. Unos brazos curvos y eses itálicas, que son elementos cilíndricos macizos, estirados o rayados. Los colgantes son de varios tipos, las lágrimas que tienen forma ovoide o faceteada; los pinjantes en forma de estalactita de sección triangular o cuadrada; pandelocas son elementos planos o faceteados, con formas muy variadas y con los bordes biselados; bolas algunas talladas; piñas y hojas. Todos estos elementos colgantes son macizos, prensados y tallados, en algunos casos las piñas y hojas pueden ser trabajadas con pinzas. Otro elemento de las arañas son las cazoletas que se coloca a la manera de palmatoria inmediatamente debajo de la luz, también son macizas y pueden ser cristal  prensado, soplado o tallado. El ensartado suele ser la pieza más pequeña de todo el conjunto. Tiene forma de cuenta de abalorio, lo que permite hacer con ellas autenticas redes de brillos flotantes. Son macizas, prensadas y talladas.

Las lámparas son una de las piezas claves de la Fábrica su precio en el mercado puede superar los 6.500 €, aunque también se pueden encontrar con precios muy inferiores, todo dependerá del estado de conservación y del tamaño. Pero lo que sí hay que tener  es la certeza de que lo que estamos viendo es Cristal de La Granja ya que se produjeron también lámparas en otras factorías españolas y no siempre es facil la catalogación de las piezas. Para los entendidos no hay problema en este terreno pero para los profanos es preferible asesorarse bien ya que las semejanzas tanto de diseños como de calidad puede llevar a confusión.

Salvando un oficio

En la actualidad, y desde 1982, la Real Fábrica de Cristales funciona como Fundación cultural privada, de carácter no lucrativo, con el patrocinio de diversas instituciones de la Administración Española y de algunas entidades privadas como son la Junta de Castilla y León, Ministerio de Educación, Ministerio de Cultura, Diputación Provincial de Segovia, y Ayuntamiento de San Ildefonso de la Granja. Además también se financia la propia Fundación gracias a los recursos propios procedentes de la venta de piezas de reproducciones históricas y artísticas, cursos, etc.

La primera finalidad de la Fundación  Centro Nacional del Vídrio fue salvar del lamentable estado de deterioro el valioso edificio histórico que mandó construir Carlos III en 1770, y dotarlo de contenido que llegara a ser el centro de referencia de la cultura del vidrio en España, tanto desde el punto de vista histórico como artístico y técnico. Otro campo en el que se trabaja es en una escuela donde se imparten cursos de formación artística y técnica, el 22 de junio de 2000 se publicó en el BOE el Real Decreto 1090/2000 que establecía los estudios superiores sobre vidrio, lo que ha permitido constituir una Escuela Superior del Vidrio en La Granja.

Otra de las actividades es la museística con un criterio didáctico dirigido por Paloma Pastor. El Museo del Vídrio cuenta con importantes fondos de maquinaria y moldes y con una importante colección de piezas de vidrio de La Granja de los siglos XVIII y XIX entre las que destacan las lámparas arañas, compoteras, garrafas, copas, jarras, etc., en liso o decoradas con repertorios esmaltados, dorados a fuego, tallados o grabados. Además, se puede contemplar una colección de botellas de vidrio de los siglos XVI al XIX, así como exposiciones temporales.

Una tercera actividad es la de producción de piezas de vidrio artístico, réplicas de las que fueron fabricadas en el siglo XVIII. La producción actual es casi testimonial y con ella lo que se quiere es mantener la tradición vidriera, una especialidad que está en vía de extinción y que la Fundación está empeñada en salvar. Un reducido número de artesanos realizan piezas únicas de cristal que elaboran utilizando las mismas técnicas que en el siglo XVIII, talladas y decoradas artesanalmente. Estos maestros vidrieros realizan el trabajo con gran destreza y habilidad utilizando la tradicional técnica del soplado con caña. Estos trabajos se pueden ver en los propios talleres y después adquirir las piezas en el mismo centro (fruteros, compoteras, vinagreras, vasos con asas, fruteros, vasijas, vasos, copas, licoreras, etc.). Todas estas piezas están realizadas en vidrio al plomo con un 24% de óxido de plomo, que es lo que permite la denominación comercial de vidrio o cristal, el tallado se hace a la rueda, es decir en un torno con una rueda abrasiva igual que se hacía en el siglo XVIII.

Datos de interés

Real Fábrica de Cristal de La Granja

La Granja de San Ildefonso, Segovia (España)

(Pº del Pocillo, 1 40100 San Ildefonso-La Granja, Segovia)

Distancias Kilométricas desde:
Madrid por Navacerrada 77 Km
Madrid por autopista 105 Km
Valladoid 123 Km
Avila 74 Km
Salamanca 171 Km
Burgos 198 Km Soria 189 Km

Imágenes:

Pareja de licoreras en cristal de La Granja. Cuerpo con doble franja de motivos tallados y dorados. Altura: 32.5 cmSala Retiro, subasta de junio de 2007 precio de salida de 300€

Vaso La Faye dorado. Esta pieza de cristal ha sido elaborada  artesanalmente con moldes originales pertenecientes a la colección de la Real Fábrica de Cristales de La Granja. Tienda 470,8€

Copa Maestra azul doblada, elaborada artesanalmente, con moldes originales pertenecientes a la colección de la Real Fábrica de Cristales de La Granja. Tienda 470,8€

Copa Carlos III tallada elaborada artesanalmente, con moldes originales pertenecientes a la colección de la Real Fábrica de Cristales de La Granja. Tienda 275,65€

Vaso cristal grabado y dorado, decorado con escena de caza. Real Fábrica de La Granja. Hacia 1790 . Estuche original de cuero. En cartela de palmas: Cruz de la Orden de Santiago. Adquirido por el Estado español en 203 por 633.846 pesetas. 3.815,50 €

Opalina Esmaltada. Vaso de faltriquera dedicado a DMMG de la Real Fábrica de La Granja. Hacia 1790. Adquirida por el Estado español en 2003 por 634.846 pesetas, 3.815,50 €

Opalina Esmaltada. Un florero decorado 273.472 pesetas (1.643€) y dos jarrones con decoración de flores, e insectos 253.938 pesetas (1.526€) Adquiridos por el Estado

Vaso. Vídrio azul con larricinio blanco. Segunda mitad del siglo XVIII. Adquirido por el Estado 537.188 pesetas (3.228,50 €)

Jarra en cristal de La Granja. Cuerpo con doble franja de motivos tallados y dorados. Vendida en la Sala Retiro por 200 €

Compotera elaborada artesanalmente, con moldes originales pertenecientes a la colección de la Real Fábrica de Cristales de La Granja. Tienda 316,9€

María Jesús Burgueño

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