Colores para una boda
Andrés Merino Thomas
Hasta mediados de octubre el Museo Thyssen recrea en sus salas un universo artístico exquisito que se vivió en Italia durante el Quattrocento. Con la exposición “Ghirlandaio y el Renacimiento en Florencia”, construida a partir del retrato que el artista realizó a Giovanna degli Albizzi Tornabuoni, uno de los iconos de la colección permanente de la pinacoteca, se propone al visitante el recorrido de sesenta obras sobre el amor, la familia o la religión de grandes maestros de la época. Presentamos una verdaderamente singular, Los esponsales de Jasón y Medea en el templo de Apolo, que formó parte del programa decorativo de la residencia en la que Lorenzo Tornabuoni, un noble con parentesco con los mismos Médici, proyectó haber vivido con su amada Giovanna tras unas bodas fastuosas que se malograron al año siguiente por el fallecimiento de la novia.
Se trata de la última de tres piezas de un ciclo compositivo sobre la historia de Jasón y Medea (las dos primeras versaban sobre la partida de los Argonautas de Yolcos y su paso por Cólquida) que fueron ubicadas en la denominada chamera di Lorenzo. Los temas eran claros: el amor, la aventura, la caballerosidad. El propio apellido de quien los encargaba, Torna-buoni parecía idóneo para la historia escogida: Jasón, tras obtener el Vellocino de Oro, regresaba a Grecia con tesoro y prometida. Sendos barcos a derecha e izquierda enmarcan decididamente la composición. No sólo lo hacen dotándola estéticamente de un equilibrio en las proporciones que ensalzan pero a la vez mecen la imponente presencia del templo de Apolo en la parte central. Las naves proponen a quien contempla la escena una auténtica historia visual. Acaso el novio, o ambos contrayentes, han llegado en la embarcación cuyo estribor podemos contemplar a la izquierda, amarrada al puerto. Con varias banderas, parece que algunos de sus tripulantes continúan descendiendo. A la derecha, con la vela del palo mayor desplegada, otra parece casi ya en ruta hacia el mar, probablemente llevando a los recién casados hacia su nueva vida. La bandera que luce en la popa es clara alegoría de una nueva unidad. En medio se ha desarrollado la escena central, en un templete octogonal bajo el que se halla, sobre una esbelta columna, la estatua de Apolo. Jasón, el héroe del vellocino de oro, promete amor eterno a Medea. Ambos unen su mano derecha y parecen flotar en un mundo donde las palabras no son necesarias.
Los esponsales de Jasón y Medea son, decididamente, un deleite para la vista. Principalmente por la riqueza de sus detalles, pero sobre todo por la combinación de la intensidad y la claridad de sus colores, dos notas casi contradictorias. Una rotundidad de la paleta cromática lograda con la suavidad y dulzura del quatroccento florentino es siempre un festival para los sentidos. Como de costumbre, el Thyssen nos proporciona un motivo para la satisfacción cultural. El verano se hizo para descansar, pero para el buen gusto, claro está, siempre hay un hueco en vacaciones.
“Los esponsales de Jasón y Medea en el templo de Apolo” (1487)
Biagio d’Antonio (1446-1512)
Temple y óleo sobre tabla (83,2 x 163,5 cm)
Museo de Artes Decorativas. París.
Exposición “Ghirlandaio y el Renacimiento en Florencia”
Organiza: Museo Thyssen Bornemisza
Colabora: Loterías del Estado
Sede: Museo Thyssen Bornemisza (P. del Prado, 8. Madrid)
Madrid, 23 de junio a 10 de octubre de 2010
Una vez más, hay que felicitar a Andrés Merino y apreciar la sutileza de su análisis del cuadro.
Su descripción te permite ver y vivir lo que normalmente no aprecias ni sientes al admirar una
pintura.
Gracias.
Gonzalo Cuesta.
Los comentarios están cerrados.