El mito de las consortes del Antiguo Régimen
Andrés Merino Thomas
Mariana de Austria fue una mujer con una enorme conciencia de su función política y dinástica, que cuidó incluso de que su imagen en el arte reflejase la posición a la que las circunstancias históricas le habían conducido. Tras contraer matrimonio con Felipe IV los lienzos de Velázquez la recogieron envuelta en reflejos plateados, con una adolescencia confiada en el futuro, descansada en el lógico optimismo de vivir junto a quien aún parecía ser el monarca más poderoso de su tiempo. Años después, cuando el soberano falleció, Claudio Coello plasmaría su imagen serena y a la vez severa, con tocas de viuda. Regente de un inmaduro Carlos II, sólo pudo revestirse ya de nostalgias de esplendores pasados que tenían que convivir día a día con responsabilidades de gobierno, problemas que acuciaban por doquier. Laura Oliván Santaliestra ha escogido la figura de la soberana para presentar en su libro “Mariana de Austria. Imagen, poder y diplomacia de una reina cortesana” (Editorial Complutense) un paradigma del modelo de soberana consorte del Antiguo Régimen. La historiadora ha tomado como ejemplo el perfil de la segunda esposa de Felipe IV desde una doble vertiente. Por un lado, expone la relevancia de su figura en la historia de España. Por otro, recuerda el ejercicio de su función como monarca, pero ambos aspectos tanto desde la historiografía de finales del siglo XIX como desde la actual, subrayando la feminidad del personaje, con los particulares condicionantes que a su juicio supone esta realidad para las corrientes de la investigación histórica. No faltan tampoco perspectivas comparadas a otras soberanas de la época con paralelas trayectorias vitales o circunstancias dinásticas.
La viuda de Felipe IV empleó una imagen elaborada para legitimar su posición en los momentos más delicados y conflictivos de su labor al frente de la Monarquía de España. Fue una maestra consumada de la propaganda política. A través de los retratos no sólo pictóricos sino escritos, quiso presentarse ante la corte, ante la opinión pública y ante las potencias europeas como una mujer, en palabras de Oliván, “burócrata, piadosa y legítima”. Son tres nociones clave que articulan el ensayo ante el que nos encontramos. Burócrata, pues se puso al frente del inabarcable engranaje de la Monarquía de sus antepasados, demostrando que como mujer podía desempeñar la compleja labor de Regente conservando intacto para su hijo el legado de su marido. Piadosa, tal y como se esperaba de una consorte cuyo papel había sido el de traer un heredero, pero que debía recluirse en palacio con las costumbres propias, al menos aparentemente, de una viuda. A pesar de ello, Mariana de Austria hubo de hacer frente, con muchas dificultades, a numerosas campañas de desprestigio de su vida personal; no acertó al rodearse de camarillas de su país de origen y no supo encontrar españoles leales. Y por fin, legítima, quizá la mejor baza que podía jugar. Legitimidad pura para ejercer, según las leyes sucesorias de la Corona, el papel de guardiana y custodia de las esencias de la dinastía.
El estudio contiene interesantes consideraciones sobre la independencia de la mujer en el marco de la corte. ¿Era la princesa o archiduquesa que viajaba a una capital europea para contraer matrimonio realmente libre para ejercer influencia ante su esposo?, ¿se convertía en agente de su dinastía de origen? Oliván presenta varios interesantes casos. Muy probablemente su mayor aportación haya sido participar activamente, con argumentos bien sólidos, en el desmontaje de lo que ella misma denomina el mito de las reinas del Antiguo Régimen, una envenenada herencia de la historiografía del siglo XIX que construyó y juzgó a las muchas soberanas consortes europeas de la Edad Moderna teniendo presentes a fuertes personalidades como la Reina Victoria de la Gran Bretaña o al Regente María Cristina de Austria, de gran personalidad y autoexigencia, a las que se aplicó parámetros poco comparables con las tempestades a las que tuvieron que hacer frente jóvenes con tan escasa preparación como María Antonieta o Maria Luisa de Parma. Un libro interesante no exento de perspectivas polémicas, en todo caso.
“Mariana de Austria. Imagen, poder y diplomacia de una reina cortesana”
Laura Oliván Santaliestra
Prólogo de María Victoria López-Cordón Cortezo
Madrid, Editorial Complutense, 295 pág.
ISBN: 978–84–7491–800–7