Como tantos escritores y artistas norteamericanos del siglo XIX, en junio de 1840 embarca, en compañía de un grupo de amigos y colegas, en el puerto de Nueva York con destino a Londres y con la idea –tan habitual en la época- de recorrer las principales ciudades de la vieja Europa, con “el sólo propósito de instruirse”. 170 años después regresa a Europa, ésta vez en solitario, o casi (le acompaña una mínima muestra de artistas coetáneos y de algunos seguidores), y lo hace por medio de 140 obras –entre óleos, dibujos y grabados-, una cuidadosa selección que pretende presentar, con carácter monográfico por vez primera en Europa –en Estados Unidos es sobradamente conocido como uno de los paisajistas más influyentes de su tiempo y como pionero del grabado- el particular talento de Durand como paisajista y retratista, unos paisajes que, con bucólica belleza, muestran los escenarios naturales de Norteamérica.
Muy presente su obra en las más importantes colecciones públicas y privadas de EE UU, además de en relevantes exposiciones colectivas, nacionales e internacionales, dedicadas a la pintura norteamericana del paisaje, esta muestra que con el nombre de Los paisajes americanos de Asher B. Durand (1796-1886) estará en Madrid, en la sede de la Fundación Juan March, entre el 1 de octubre de 2010 y el 9 de enero de 2011, es, pues, la primera exposición monográfica que se le dedica a Durand fuera de las fronteras de su país.
Este contexto tan rico condujo a la decisión de que, junto a una estudiada selección de obras, el catálogo de la muestra reuniera un conjunto de ensayos de los especialistas más autorizados, que con su aproximación plural a Durand configuraran una imagen variada, a la vez que coherente y completa, de su figura y su obra: el lector extraerá sin duda esa imagen de los ensayos de algunos de los mejores conocedores de la obra de Durand y el arte americano del XIX: las doctoras Linda S. Ferber, Barbara Novak ‒quien ya en 1962 publicara, en The Art Journal, el artículo responsable de la vivificación de los estudios en torno a Durand–, Barbara Dayer Gallati, Rebecca Bedell, Roberta Olson, Marilyn Kushner y Kimberly Orcutt.
Además, junto al catálogo de la exposición se publica la edición semifacsímil y bilingüe de las nueve ”Letters on Landscape Painting” (“Cartas sobre pintura de paisaje”), publicadas por Durand en 1855 en The Crayon (la primera publicación periódica dedicada a las bellas artes en América), y en las que este recogió su poética y su praxis artística, combinando las reflexiones más espiritualizadas con los consejos pictóricos más prácticos.
Las obras de la exposición provienen en su inmensa mayoría de la colección de la New-York Historical Society, y el proyecto ha contado con el asesoramiento científico de la máxima experta en la obra de A. B. Durand, Linda S. Ferber, conservadora jefa y directora emérita de esa institución. De hecho, Los paisajes americanos de Asher B. Durand (1796-1886) es el resultado de un trabajo de dos años de estrecha colaboración entre esta institución norteamericana y la Fundación Juan March.
Si aquel primer y único viaje de Durand a Europa significó para el artista el conocimiento directo de las obras de los maestros europeos (y la adquisición de un cierto catálogo de preferencias: el gusto por Rubens y Rembrandt, por Claudio de Lorena o Constable, el menor aprecio de Turner, por citar sólo algunos ejemplos); este segundo, el de Los paisajes americanos de Asher B. Durand (1796-1886), es, en todos los sentidos, un viaje de retorno; ya no del propio Durand, sino de sus obras, que viajan para ponerse al alcance de quienes quieran contemplarlas. Y para los ojos europeos acercarse a esas obras será un viaje tan iniciático como lo fuera el de Durand.
Esta exposición pretende que este segundo viaje tenga efectos semejantes, aunque a la inversa: se trata de conseguir el conocimiento de las obras de Durand por parte del público europeo. Y, más allá, la visión franca de las realidades y los paisajes de América a través de los ojos de Durand. No es otro el sentido de toda retrospectiva (en cuya etimología está el acto de volver la vista atrás): “nuestra época” –escribía Ralph Waldo Emerson en 1841, el mismo año en que Durand volvía de su viaje a Europa– “es una época retrospectiva. Construye los sepulcros de los padres. Escribe biografías, historias y críticas. Las anteriores generaciones se enfrentaron a Dios y a la naturaleza cara a cara; nosotros, a través de los ojos de aquéllas”. Emerson expresaba esta reflexión al principio de uno de sus famosos tratados, precisamente el dedicado a esa misma naturaleza que Durand vio con sus propios ojos, la que ahora sus obras nos permiten contemplar, disfrutar y conocer.
La exposición que se inaugurará el próximo 1 de octubre en la Fundación Juan March, contará con la intervención de Linda S. Ferber, conservadora jefa y directora emérita de la New-York Historical Society, y autora de varios trabajos incluidos en el catálogo, y con un concierto a cargo de la soprano Diana Tiegs y el pianista Julio Alexis Muñoz. Este concierto inaugural es el primero de los tres de que consta el ciclo Las raíces norteamericanas de Ives y Copland, que ha organizado la Fundación Juan March en paralelo con esta exposición.
Datos de interés:
Los paisajes americanos de Asher B. Durand (1796-1886)
Fundación Juan March Castelló, 77. Madrid
Fechas: 1 octubre 2010 – 9 enero 2011
Horario
Lunes a sábado: 11.00 a 20.00 hs.
Domingos y festivos: 10.00 a 14.00 h.
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