La exposición, con la que el IVAM y la SECC recuerdan a Félix Candela en el centenario de su nacimiento, presenta un conjunto de fotografías realizadas por renombrados fotógrafos; planos y dibujos; maquetas de sus edificios más emblemáticos; objetos personales y un apartado multimedia que incluye dos documentales (Una biografía y Aquella primavera creadora…); y 20 reconstrucciones 3D de edificios que se completan con la ubicación geográfica e información sobre las influencias que tuvo Candela y que generó posteriormente.
El catálogo de la exposición reúne una amplia documentación sobre sus proyectos, reproduce las obras expuestas y contiene textos sobre la figura de Félix Candela y su arquitectura, del comisario de la exposición Juan Ignacio del Cueto Ruiz-Funes, y de Luis-Alfonso Basterra, Elisa Lozano, Juan Antonio Tonda Magallón, Inés Sánchez de Madariaga, Henry Vicente y Graciela de Garay.
Félix Candela Outeriño (Madrid 1910 – Raleigh, Carolina del Norte 1997) es uno de los arquitectos más importantes del siglo XX. Elaboró 1.439 proyectos de los que se materializaron 896, sumando un total de un millón de metros cuadrados de espacio arquitectónico. La arquitectura y la ingeniería internacional no se pueden entender sin las aportaciones de Candela. Sus obras se encuentran en México, Estados Unidos, España, Venezuela, Colombia, Perú, Guatemala, Puerto Rico, Ecuador, Inglaterra y Noruega. Su compromiso de realizar obras económicas, duraderas y bellas lo convirtió en un precursor de la arquitectura sostenible. La influencia de Candela en el trabajo de arquitectos como Norman Foster, Santiago Calatrava o Thomas Herzog es notable. Contribuyó de forma destacada al desarrollo de las estructuras de hormigón, conocidas como “cascarones”, rompiendo los límites establecidos hasta el momento.
En 1935 finalizó sus estudios en la escuela de Arquitectura de Madrid y al año siguiente ganó una beca de la Academia de Bellas Artes de San Fernando para ampliar estudios en Alemania; pero, el estallido de la Guerra Civil española le lleva a enrolarse en el Cuerpo de Ingenieros del Ejército Popular.
El pleno desarrollo de estas estructuras laminares de hormigón armado conocidas popularmente como cascarones que le convirtieron en un constructor de fama mundial lo alcanzó a partir de fundar con los hermanos Fernando y Raúl Fernández Rangel la empresa constructora Cubiertas Ala, con la que iba a agitar el panorama de la arquitectura industrial, con su aplicación esta la tecnología, que en suelo mexicano, alcanzó niveles inusitados. Estas cubiertas se emplearon para aparcamientos, gasolineras y, en general, cualquier espacio que requiriera de una cubierta ligera, barata, resistente y que ocupara poco espacio en el suelo. Variantes de estas estructuras (paraboloide hiperbólico), se utilizaron en iglesias, pues proporcionan un gran espacio despejado para el culto. El punto culminante de la empresa fue la edificación del Palacio de los Deportes para la Olimpiada de México 1968.
Su actividad se extendió a otros países del área latinoamericana como Guatemala, Venezuela, Cuba, Puerto Rico y Perú Candela se convirtió desde entonces en referencia constante en revistas especializadas. Desde 1953 dictó cátedra en la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM, y continuó también su actividad ligada a la República española. De hecho, será uno de los fundadores, en 1949, del Ateneo Español de México, una de las principales instituciones del exilio republicano, y que sigue en activo. En 1961 la concesión del Premio Auguste Perret, de parte de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) en Londres supuso la consagración de una arquitectura producida en el exilio.
A principios de los setenta, en medio de una crisis personal y profesional, Candela aceptó la invitación de la Universidad de Illinois para incorporarse a su equipo docente y trasladó su residencia a Chicago, aunque viajaba constantemente invitado a participar en congresos, seminarios y eventos arquitectónicos en general y a su actividad de consultoría profesional a despachos profesionales en diferentes países, pero no volvió a construir. Tras la muerte de Franco, comenzó a viajar con frecuencia a España, a donde había regresado por primera vez en 1969, para asistir al congreso fundacional de la Asociación Internacional de Estructuras Laminares (IASS, por sus siglas en inglés),
En 1978 se jubiló, obtuvo la nacionalidad estadounidense, y se trasladó a Nueva York. Su último destino fue Raleigh, Carolina del Norte. En el texto del comisario Del Cueto Ruiz-Funes resume las últimas décadas de Candela: durante sus últimos veinte años el arquitecto trabajó fundamentalmente como consultor asociado en varias firmas, En el ocaso de su vida recibió el encargo de la que sería su obra póstuma: proyectar dos cascarones de hormigón armado para el Parque Oceanográfico de Valencia.
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