En esta edición, video.Es se plantea como un ámbito de reflexión acerca de nuestro tiempo y de la sociedad en la que vivimos a través de algunos de sus más palpables síntomas; unos signos que serían, grosso modo, los relacionados con la sociedad de consumo, la sociedad de la información, la incomunicación, los no-lugares, los discursos de género, la farsa, la artificiosidad de la Naturaleza, la sublimación del amor, la mascarada o el fin de los grandes relatos, discursos e ideologías.
La era de las comunicaciones globales ha hecho que el mundo se estreche, convirtiéndolo, como señaló Marshall McLuhan, en aldea global, aunque en ésta, paradójicamente, las relaciones se mantienen a un nivel superficial. Esa globalización se ha impuesto igualmente en los hábitos de la población y en las estrategias comerciales de las grandes multinacionales. Con ironía se refiere a ello Manolo Bautista (Lucena, Córdoba, 1974) en su The Loser, una fabulación animada cuyo desenlace dibuja una amarga sonrisa. Algo similar ocurre con True Box de Miguel Soler (Sevilla, 1975), ejemplo de cómo la sobreabundancia y la globalización definen a los medios de comunicación, formadores de opinión y poseedores de la verdad –una y múltiple- a pesar de sus manifiestas divergencias y posicionamientos éticos y polític os.
En nuestras urbes se imponen los emplazamientos de apresurado intercambio y nula vinculación afectiva, lugares neutrales (y comunes) como los aeropuertos -paradigmas del no-lugar acotado por Marc Augé-, que no permiten una sosegada relación con los demás. Es curioso cómo en esos parajes asépticos, hueros de emotividad, emergen enaltecimientos espontáneos del amor como los encuentros familiares que captura Carlos Aires (Ronda, Málaga, 1974) en Mr. Hyde III. Paradójicamente, un espacio aséptico y descargado de cualquier sentimiento se configura entonces como un punto de encuentro para el desbordamiento de los sentimientos.
También la no-comunicación se desarrolla en el ciberespacio, por más que las redes sociales multipliquen los contactos y las amistades. En ese espacio de lo virtual, heredero tal vez del simulacro, usamos interfaces y máscaras como los perfiles y los nicks, que vienen a encubrir tanto como dan una visión ficticia de nosotros. Sin duda, ficciones, simulacros, encubrimientos y camuflajes que también caracterizan nuestra sociedad. Noelia García Bandera (Málaga, 1974), a través de la máscara moretta, alude a la incomunicación, la teatralización y la representación de roles e identidades en este teatro del mundo que es la vida. Y la mascarada también la emplea Cristina Martín Lara (Málaga, 1972). Si en Landpartie If# habla de soledad e incomunicación, metamorfoseándose en roca contra la que bate el mar, e n Sin título habla de las farsas y de lo incomprensible de muchos de los discursos que abundan en esta inflacionaria sociedad, poniéndolos en quiebra desde lo grotesco de ese personaje con antifaz.
Espeleología del dispositivo, la pieza realizada al alimón entre Regina de Miguel (Málaga, 1977) y Lorenzo Sandoval (Valencia, 1975) profundiza en las equiparación que se establece entre algunos procesos artificiales constituidos por el hombre y los derivados de la evolución natural de los seres vivos en la Tierra.
Comisarios: Juan Francisco Rueda y Sema DAcosta
Colabora Instituto Andaluz de las Artes y las Letras Consejería de Cultura
Imagen: Espelología del Dispositivim 2010. Regina Miguel y Lorenzo Sandoval