El Museo Reina Sofía cierra su ciclo de exposiciones en la Abadía de Santo Domingo de Silos con la exposición “ctrl”, del artista polaco Miroslaw Balka (Varsovia, 1958). Por primera vez, desde que comenzó la colaboración entre el museo y Silos, la muestra tiene dos vertientes, ya que el Edificio Sabatini en Madrid también alberga parte del proyecto de Balka. Además, Borja-Villel, director del Reina Sofía, reconoció la importancia de la colaboración con la Fundación Silos y anunció una nueva línea de colaboración a partir de enero.
En la instalación de Silos, Balka invita al espectador a participar en un espacio teatral, en el que es a la vez agente y audiencia. Un grupo escultórico formado por dos figuras creadas en 1987, el “Papa Negro” y la “Oveja Negra”, nos esperan al fondo de la oscura galería abovedada. La instalación tiene que ver con el Apocalipsis y con la profecía de Nostradamus. El Papa ve que llega el fin del mundo, pero no puede hacer nada y dos torrentes de lágrimas brotan de sus ojos.
“La pieza es muy bella y emotiva”, afirmó Borja-Villel durante la presentación. “Todavía tengo la piel de gallina”, confesó. Para acceder a la sala, el artista ha ideado una puesta en escena cuyos mecanismos permiten al visitante experimentar una transición casi espiritual hacia un contramundo.
Dos mundos enfrentados
Por un lado, un pomo que cuelga de techo de la antesala y que es necesario accionar para abrir la doble puerta de madera. Y por otro, la misma puerta que, solo al abandonar la sala, descubrimos que es en realidad un armario ropero cuyas hojas están separadas por un espejo. Para el artista, el armario que separa los dos mundos trae a la mente el guardarropa de la familia de Anna Frank, que ocultaba su escondite a los nazis en la Ámsterdam ocupada a principios de los cuarenta. Para otros, conjura referencias a las aventuras de Alicia al traspasar el espejo y su encuentro con el País de las Maravillas.
Para el edificio Sabatini, el artista polaco ha creado una instalación totalmente nueva, compuesta de varios elementos. En las galerías destinadas a la muestra, la Sala de las Bóvedas, resuenan los ecos de su antigua vida, cuando sirvieron para recluir a los pacientes psicóticos. Igual que en Silos, una concordancia intensa entre obra y lugar establece el tono afectivo de la instalación.
Durante la presentación de la instalación en Burgos, el presidente de la Fundación Silos, Antonio Miguel Méndez Pozo, explicó que a partir de enero se abrirá una nueva línea de colaboración del Museo Reina Sofía con Silos. El recuperado convento de San Francisco, convertido en hospedería mixta y centro de exposiciones y actos culturales, albergará también muestras de artistas de “primer nivel” y de fondos del propio Centro de Arte.
La exposición
En Silos ha recontextualizado un temprano trabajo de formación que veinticinco años después de su exhibición todavía permanecía en su poder. Cuando los visitantes descienden las escaleras de la antecámara de la galería, pueden ver un picaporte colgado del techo, pero sujeto a la puerta que conduce al espacio propiamente dicho de la exposición. Una estructura oscura, la parte trasera de un armario ropero, bloquea completamente la entrada; simbólica y funcionalmente, el tirador se convierte en un instrumento para acceder al otro lado. Los visitantes que empujan una de las dos puertas idénticas del armario se encuentran en el umbral de una habitación oscura con forma de túnel abovedado, casi al final aparece una visión sorprendente. Un solo objeto, bañado de luz, ocupa una estancia que de otro modo estaría vacía: una escultura de tamaño natural que representa a un papa negro sentado, acompañado de una oveja negra. Visto de cerca, el poderoso ser parece estar llorando, derramando sus lágrimas tan profusamente que forman un torrente sólido. Cada uno de estos dos motivos tiene una rica historia con múltiples matices. El concepto de la oveja negra, común en muchas culturas, tiene un rol claro y definido en cualquiera de sus muchas manifestaciones. Sobre todas ellas, funciona como chivo expiatorio, el locus a través del cual una comunidad expresa sus miedos y ansiedades sin provocar una disensión interna. Por contraste, la noción del papa negro contiene múltiples referencias que derivan, en parte, del contexto en que aparece. Para Balka, esta imagen hierática está vinculada a cierta profecía de Nostradamus, que fue masivamente abrazada en Polonia en los años ochenta como modo de agitación social y política. Sin embargo, en esta singular concepción, el monarca que aparecerá según la profecía del Apocalipsis se transforma de vengador en un espíritu muerto doliente. La yuxtaposición de este icono melancólico con el enérgico animal nos afecta profunda y enigmáticamente: misteriosa y llena de pathos, la variante de Balka sobre este concepto legendario se muestra menos amenazante, pero profundamente perturbadora.
En el Museo. Mientras los visitantes descienden por una escalera de las galerías del edificio Sabatini en busca del proyecto de Balka. La primera de este par de galerías ocupadas por la instalación es un enorme espacio sombrío, vacío excepto por tres estructuras semejantes a jaulas, rellenas de espuma de foam, que custodian las tres salidas. De la enorme puerta oscura, del extremo opuesto al umbral, emerge un sonido aullante. Aquellos que se aventuran en la negrura total que hay más allá se encuentran en un remolino de agitadas corrientes de aire, como sujetos de un asalto tanto visceral como aural (de forma reveladora, en uno de los bocetos que delineaban este espacio, Balka escribió la palabra “Purgatorio”). Más información Museo Reina Sofía…
Datos de interés:
Miroslaw Balka
ctrl
Fechas: 26 de noviembre – 25 de abril
Lugar:
Abadía de Santo Domingo de Silos, Burgos (Del 26 de noviembre al 25 de abril) y
Sala de Bóvedas, Museo Reina Sofía (Del 26 de noviembre al 20 de febrero de 2011)
Organización: Museo Reina Sofía
Comisaria: Lynne Cooke