El pasado 31 de octubre el Museo Reina Sofía cumplía 20 años desde su apertura, y lo celebraba con la inauguración de una nueva ordenación de parte de su colección permanente y con el anuncio de una próxima ley propia para su gestión. Dos décadas de historia que han visto suceder multitud de cambios en una sociedad que, como la española, se adentraba a finales de los 80 en una nueva etapa con nuevas necesidades.

El Reina es hoy uno de los museos fundamentales del panorama artístico nacional y una visita obligada para cualquiera que pase por Madrid. Con su apertura en 1990, se unió al Museo del Prado para configurar el triángulo de los museos, en el Paseo del Prado, al que pronto se sumaron el Museo Thyssen-Bornemisza y, más tarde, el Caixa Forum.

El inicio del proyecto de este gran museo de arte contemporáneo, que forma ya parte de la memoria colectiva, nació en 1986, con la creación del Centro de Arte Reina Sofía. Dos años más tarde, con Javier Solana como ministro de Cultura, se aprobó la conversión del centro en museo nacional y fue nombrado su primer director, Tomás Llorens.

Arrancaba así un proceso con voluntad de llenar un vacío abrumador en el arte moderno español y que, hasta esa fecha, se había presentado como una frustración repetida.

Rehabilitación del antiguo hospital de San Carlos

El lugar elegido para albergar el nuevo museo fue el antiguo Hospital de San Carlos, junto a la Estación de Atocha, fuera de uso desde 1965. Un edificio mandado construir por Carlos III a finales del siglo XVIII, cuyas obras dirigió Francisco Sabatini. El encargado de llevar a cabo la primera fase de la restauración fue el arquitecto Antonio Fernández Alba. Y José Luis Íñiguez de Onzoño y Antonio Vázquez de Castro, la segunda.

En esta segunda modificación del edificio se levantaron los célebres ascensores en la fachada del edificio de Sabatini, en colaboración con el arquitecto británico Ian Ritchie. Construidos en acero y vidrio, subsanaron las dificultades internas de movilidad vertical y definieron la imagen externa del museo. Por fin, el 31 de octubre de 1990, el museo abrió sus puertas al público, en un acto en el que estuvieron presentes los reyes de España, el entonces presidente Felipe González y el ministro de Cultura, Jorge Semprún.

En un primer momento, la colección estaba integrada por 10.000 obras, la mayoría procedentes del antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo. Estos fondos se irían enriqueciendo con sucesivas adquisiciones, donaciones, legados y depósitos. Dos de los legados fundamentales, que han otorgado carácter el Reina Sofía son los de Salvador Dalí y Joan Miró.

Llega el Guernica

Dos años después de su inauguración, se produciría un hito en la historia del museo: la llegada el Guernica (1937) desde el Museo del Prado. El cuadro de Picasso se trasladó desde el Casón del Buen Retiro en una operación rodeada de grandes medidas de seguridad que duró varias horas y que fue escoltada por un centenar de policías. El Guernica se expuso en un primer momento en el denominado “grano”, un espacio acristalado blindado que protegía la obra del pintor malagueño, y se convertiría en la espina dorsal de la colección del Reina Sofía.

Con los años, las cifras de visitantes, el número de obras y, en definitiva, las necesidades del museo fueron creciendo y a finales de la década de los 90 se plantea la posibilidad de aumentar la superficie del Reina. El proyecto del francés Jean Nouvel gana el concurso convocado en 1999 y tres años más tarde comienzan las obras.

La ampliación, inaugurada en 2004, se extendió al solar anexo al museo que ocupaban diferentes dependencias del Ministerio de Educación y, aunque respeta el edificio de Sabatini, propone un gran contraste en la concepción arquitectónica. El nuevo edificio de Nouvel alberga diferentes salas expositivas, dos auditorios, una biblioteca, almacenes de obras de arte, despachos, salas de reuniones, sala de protocolo, librería y cafetería y ha aumentado en un 60 por ciento la superficie total del museo.

Los directores del museo

En estos 20 años de historia del Reina, se ha consolidado la colección permanente (compuesta por 18.000 obras), se han organizado más de 500 exposiciones temporales, centenar y medio de ciclos de vídeos, decenas de encuentros, conferencias y seminarios. Y seis directores han pasado por la gestión del museo: Tomás Llorens, María del Corral, José Guirao, Juan Manuel Bonet, Ana Martínez de Aguilar y Manuel Borja-Villel.

Además de la gran ampliación de Nouvel, el Reina Sofía ha continuado expandiéndose y ha incorporado estos años los espacios del Palacio de Cristal y el Palacio de Velázquez, ambos en el Retiro, y la sala de exposiciones en la Abadía de Santo Domingo de Silos, en Burgos. En total, el museo cuenta con unos 85.000 metros cuadrados de superficie.

El año 2010 cierra con una de cifra de más de 2 millones de visitantes, muy lejos de los cerca de 700.000 que tuvo el Reina Sofía en 1991. Unos datos que demuestran la consolidación de la institución en España y en Europa, y el interés que despierta el arte contemporáneo en la sociedad.

Una ley propia para el Reina

Y para celebrar este 20 aniversario, el ministerio de Cultura ha anunciado que se elaborará una ley propia, similar a la que ya tiene el Museo del Prado, que “permitirá agilizar su gestión y dotará al museo de mayor autonomía”, en palabras de Ángeles González-Sinde. Aunque no se conoce todavía cuando cristalizará esta nueva norma, podría ser la próxima primavera.

Hoy el museo no se conforma con ser un lugar que exhibe un saber universal, identitario y excluyente, sino como espacio de discusión en la esfera pública. “Queremos lograr una mayor implicación de la sociedad civil”, opina la ministra de Cultura, González-Sinde.

Por su parte, el actual director del museo, Manuel Borja-Villel asegura que, aunque veinte años no son mucho tiempo, “se han conseguido cosas extraordinarias”. “El Reina tiene un lugar muy relevante a nivel local e internacional”, afirma, y augura que para enfrentar esta “época de cambio y crisis estructural hay que construir un público agente y no pasivo”.

Cuando en 1990, su primer director, Tomás Llorens, afirmaba que “la creación de un museo es una cuestión de décadas, en ocasiones, de siglos”, parecía que solo las generaciones futuras llegarían a ver el gran museo en que se ha convertido el Reina Sofía. Veinte años después, el Reina tiene todavía más futuro que pasado, sin embargo, todos hemos asistido a la consolidación de la institución y podemos afirmar con rotundidad que ha logrado incorporarse a la modernidad y recuperar el retraso que sufría el mundo del arte en España.

Irene G. Vara

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Calle Santa Isabel, 52

De lunes a sábado, de 10.00 a 21.00 horas

Domingo, de 10.00 a 14.30 horas

Martes, cerrado

Entrada general, 6 euros

Entrada exposiciones temporales, 3 euros

Redacción

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