Elliott y el imperio
Andrés Merino Thomas
De la pléyade de hispanistas que con mayor o menor acierto vienen repoblando la historiografía sobre la Edad Moderna, es opinión prácticamente unánime atribuir a Sir John Elliott un sereno equilibrio en sus análisis sobre una etapa de nuestro pasado en la que numerosos especialistas han penetrado con no pocos prejuicios. David García Hernán ha coordinado como editor un volumen que recoge una serie de estudios en su homenaje, publicado en la colección Razón de Historia de la editorial Actas. Se trata del fruto del seminario que tuvo lugar en un instituto de historiografía de la Universidad Carlos III tras la concesión de su doctorado honoris causa. Como es frecuente en este tipo de propuestas, se ha escogido un hilo conductor que pueda unir colaboraciones académicas y científicas. En esta ocasión, los autores han tratado de realizar aportaciones novedosas sobre lo que denominan el “Imperio Español”, una expresión ya en sí objeto de debate puesto que no pocos pensarán preferirán otras como “Monarquía Hispánica” o la que se propuso a comienzos de la recién concluida década “Monarquía de España”. No ha sido precisamente el profesor Elliott historiador aficionado a huir de los debates nominales, pues en muchos de ellos se hallan no pocas claves de las realidades del pasado.
El término ha de definir una amplísima realidad geográfica, política, humana… Es lógico que generase una controversia. Fernando Bouza opta claramente en su ensayo por emplear Monarquía Hispánica, aunque refiere incluso la existencia de una referencia al Presidente del Consejo de Castilla como “Presidente de España”. Esa Monarquía Hispánica no era propiamente un Estado, pero tampoco sería un Imperio. Y era una Monarquía de Rey Ausente, de vastos dominios, donde la construcción de la majestad regia se realizaba a base de representación de poder. Manuel Rivero cree que Imperio Español, “España Imperial”, es una expresión ligada a un régimen político que la historiografía de las dos últimas décadas ya ha limpiado de sobrecarga ideológica. Muy probablemente, en estratos académicos haya sido así, pero en el subconsciente colectivo la expresión imperial continua con claros elementos peyorativos sin desactivar
En el fondo, escoger entre Monarquía de España o Imperio Español supone optar por un sistema de administración, de gobierno. Es un hecho incontestable que la Corona española nunca tuvo colonias, a diferencia del Imperio Británico, que hubo de enfrentarse a un traumático proceso descolonizador. Es cierto que España, un siglo antes, hubo de hacerlo a un no menor desgarramiento de Independencias. Pero todavía hay profesores de historia de América que recuerdan que los representantes de los Virreinatos españoles votaban en Cortes en pie de igualdad con los Reinos de Castilla. Naturalmente, esta consideración no resta homenaje ninguno al profesor Elliott, sino únicamente pretende poner de relieve que España pudo tener un imperio, pero no fue… imperialista.
“La Historia sin complejos. Una nueva visión del Imperio Español (estudios en honor de John H. Elliott) ”
David García Hernán (ed.)
John Elliott, Ofelia Rey Castelao, Fernando Bouza, Alfredo Alvar Ezquerra, Cristina Borreguero Beltrán, Manuel Rivero Rodríguez, Carmen Sanz Ayán, Bartolomé Yun Casalilla, Enrique Villalba, Ricardo García Cárcel, David García Hernán y Xavier Gil
Madrid, Actas, 371 pág.
ISBN: 978–84–9739–108–5