Quizá el lote estrella de la subasta sea el 692. Se trata de 4 escudos de Carlos II cuyo precio de salida es 19.000 euros. Moneda de enorme importancia histórica. Su fabricación se enmarca dentro de la recuperación del Ingenio de Segovia, que desde hacía varios años estaba en malas condiciones, de hecho las anteriores piezas de cuatro escudos son los rarísimos ejemplares de Felipe IV de 1651 y 1655. A finales de los años 70 se realizaron importantes trabajos para rehabilitar el Ingenio (planos de José Vallejo y Vivanco de 1678), lo que llevó a iniciar nuevas acuñaciones a principios de los años 80. En oro la primera medio onza es esta de 1683, siendo el ensayador encargado de realizarla Bernardo de Pedrera. Además esta moneda tiene importantes peculiaridades tipológicas, en primer lugar las piezas de 8 y 4 escudos de oro fabricadas en el Ingenio durante este reinado llevarán alrededor de los grandes armas de la Monarquía el Collar de la Orden del Toisón de Oro, máxima distinción de la Corona y con un gran prestigio en toda Europa, siempre ligada a la Casa de Austria-Borgoña, este aditamento en las piezas áureas sólo se aprecia fuera de Segovia en las Onzas realizadas en Sevilla en 1699 y 1700.
Esta disposición se reiteró en una orden remitida al Presidente del Consejo de Castilla el 15 de julio de 1685, donde se decía que «para que los portugueses no tengan motivo de reparo ni queja se quiten del escudo de mis armas las de aquella Corona, y no se pongan en la nueva moneda segoviana que se está labrando», por ello en las piezas de Ocho y Cuatro Escudos fabricada en el Ingenio en 1687 ya no aparecen dichas armas.
Esta pieza se debió acuñar en los primeros años de la guerra, probablemente después de la batalla naval de Mylae (260) donde los romanos dirigidos por el cónsul C.Duilio derrotaron a la flota cartaginesa con la nueva táctica del cuervo, que conseguía inmovilizar los barcos enemigos y provocar el combate cuerpo a cuerpo donde los romanos eran superiores, y antes de la batalla naval de Ecnomos (256) donde la flota romana dirigida por los cónsules L.Manlio Vulso y M.Atilio Régulo derrotó a la cartaginesa que intentaba impedir el desembarco romano en Africa.
Otra particularidad de esta pieza es que se utilizó, para su fabricación, el sistema ático de peso y no el fenicio, que era el tradicionalmente usado por los cartagineses, por ello esta moneda es conocida como un trihemiestátero o una tridracma de oro, que equivalía en el tradicional sistema púnico a un shekel y medio, siendo sin duda acuñada para el pago de las tropas mercenarias cartaginesas, mostrando en su realización una extraordinaria calidad técnica y artística, que la colocan entre las más bellas del período.
La guerra de la Independencia o The Peninsular War, como se conoce en el Reino Unido, más desde la clásica obra de Charles W. Oman, History of the Peninsular War, II vols. (1902-3), adquiere el rango de mito en la mentalidad británica como el crisol del ejército británico, formado bajo el mando del Duque de Wellingto. En 1820 James Mudie emitió, por suscripción, una serie de veinte Medallas conmemorativas de las grandes victorias inglesas sobre Napoleón en cobre, realizadas dentro y fuera de Inglaterra; en ellas aparecen representados, no sólo el Duque de Wellington, sino otros generales británicos como Moore, Picton, Beresford o Hill relacionados con batallas en las que se significaron.
De la citada serie de medallas, todas ellas imbuidas de un intenso clasicismo en sus escenas de trofeos, combates y citas al mundo clásico, ofrecemos doce ejemplares. Algunas de ellas representan hechos de armas míticos en el imaginario militar británico como la que conmemora la muerte de Sir John Moore, con el retrato del general Moore y la escena final de la épica retirada británica por tierras de León y Galicia hasta La Coruña, acosados de manera simbólica por el águila napoleónica de las tropas del mariscal Soult, con la muerte del general Moore y el reembarco de los restos del ejército inglés.
La que conmemora la batalla de Vimiero y la entrada del ejército ingles en Lisboa. 1808, ilustrando mediante un carro triunfal, con las águilas francesas capturadas, la derrota y capitulación del ejército del mariscal Junot en Portugal o la ejército ingles en el Tajo. 1810-1811 en la que se habla de la línea defensiva de Torres Vedras, personificado en el anciano río recostado, y Lisboa, ante la que el general francés Massena nada pudo hacer y cuyo anverso, en un soberbio guiño clásico, representa a Fabius Maximus Cunctator («El Contemporizador») cuyas tácticas dilatorias y conservadoras frente Aníbal salvaron a Roma en la II Guerra Púnica.
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Datos de interés:
Jesús Vico (c/ Jorge Juan, 83. Madrid)
Venta nº 125
Día y hora: jueves 3 de marzo a las 17.30
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