Esta exposición temporal se complementa con un extenso y variado programa de actividades (visitas guiadas y teatralizadas, mesas redondas, talleres para públicos diversos) que ambas instituciones organizan de forma conjunta entre los meses de mayo y septiembre. Se ha creado para la ocasión “El carné de Carolina”, un pasaporte en el que los participantes podrán ir sellando la asistencia a cada una de las actividades. Completarlo asegura un regalo muy especial.
Carolina Coronado: la escritora, el personaje
Carolina Coronado (Almendralejo, 1820 – Lisboa, 1911) fue una escritora romántica española de gran notoriedad que destacó sobre todo por su actividad literaria y por su crítica hacia la situación de las mujeres en una sociedad en la que ellas representaban la domesticidad, el hogar y la vida privada.
Sus poemas más conocidos fueron recogidas en Poesías (1843) o Poesías de la señorita Carolina Coronado (1850), pero a lo largo de su vida casi centenaria escribió también novelas (La Sigea, 1854), obras de teatro (El cuadro de la esperanza, representada en el Liceo madrileño ante la Familia Real en 1849), así como ensayos, artículos y otros textos, abordando entre otros temas la introspección, el amor, la Naturaleza, la sátira, la sociedad, la leyenda o los reyes y héroes.
Pero sobre todo son constantes en su obra la religión, la muerte y el feminismo. Dentro de esta última temática es de especial importancia su ensayo sobre la analogía entre Safo de Lesbos y Teresa de Ávila, ambas luchadoras por la consecución de la libertad e independencia de la mujer, además de poemas como El marido verdugo, Cantad, hermosas, La poetisa en un pueblo o Libertad. Basta recordar la frase “Para vivir mujer, más vale muerta” que cierra una de sus composiciones y que le sirvió a su vez para desmentir su muerte.
Su gran temperamento romántico se vio acrecentado por la afección de catalepsia que padecía, llegando a «morir» varias veces y obsesionándose con la idea de poder ser enterrada en vida. Este temor a la muerte, asunto crucial en su obra poética, la llevo a cometer ciertas excentricidades como la de conservar durante 20 años el cadáver embalsamado de su marido, Horacio Perry, al que se solía dirigir con el apelativo de «el silencioso» en su palacio lisboeta.
Su residencia madrileña se hizo famosa por las tertulias literarias. Sirvió como punto de encuentro para escritores progresistas y refugio de perseguidos, y en ella se citaban personajes destacados de la época desde Zorrilla a Castelar pasando por la propia Isabel II.
Carolina Coronado terminó sus días el Lisboa tras la muerte, primero de sus hijos Horacio y Carolina y posteriormente la de su marido.
Datos de interés:
Del 10 de mayo al 25 de septiembre
Biblioteca Nacional (Pº de Recoletos 20-22. 28071 Madrid)
Sala de las Musas
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