El comisario de la exposición La magia en la Biblioteca Nacional de España, Rafael Amieva, es uno de los mayores conocedores del mundo de la magia en España. Mago en ejercicio, posee una de las colecciones de libros sobre ilusionismo más importantes de nuestro país.
“Esta exposición –nos dice– pretende reflejar una evolución de la literatura mágica. En ella se exhibe, entre otros, el considerado primer libro de magia en castellano, Engaños a ojos vista y diversión de trabajos mundanos (1733), de Pablo Minguet, que es una pieza que encontramos en la Real Academia de la Historia. Hay también un tratado sobre mnemotecnia, del siglo XVII, que se titula El Fénix de Minerva que me parece muy interesante. Igualmente, otros libros relacionados, desde la física recreativa, al ilusionismo, la cartomancia o el hipnotismo. Se complementan con fotografías y carteles para dar colorismo a la exposición. Yo no quería montar una muestra monótona y de poco interés para mucha gente, sino eminentemente atractiva y amena”.
¿Eran mejores magos los de antes o los de ahora?
La magia ha ido evolucionando, y se hace mejor ahora. En España tenemos la suerte de contar con un elenco de magos de talla internacional.
Sobre todo, especializados en magia de cerca.
Sí. Mira, por ejemplo, Juan Tamariz, que viene a dar una conferencia en la Biblioteca Nacional, y al que admiran en todo el mundo.
¿Quién tiene más mérito, un Anthony Blake o alguien como Tamariz?
Blake es un mentalista que tiene muy buena dicción, envuelve muy bien, y sus trucos requieren muy poca habilidad, pero no es mago. Tamariz, sí. Es conocido internacionalmente por sus habilidades, sus inventos, sus libros y sus teorías mágicas. Y no solo por haber sido campeón del mundo de magia de cerca.
En este recorrido de más de dos siglos que se hace en la exposición, ¿quién cree que ha sido el mejor ilusionista?
Robert Houdin, un mago francés del siglo XIX que revolucionó esta profesión. En nuestra exposición hay traducciones suyas. Inventó una serie de juegos que hoy en día se siguen haciendo. El famoso escapista, Houdini, tomó su nombre artístico de Houdin. Robert era un profesional elegante, muy lejano a los charlatanes y los feriantes. Como anécdota, podemos contar que lo contrató el ejército francés para que hiciera magia en Argelia para asustar a los beduinos. Ese hombre realizaba números extraordinarios, y consiguió parar una rebelión beduina en aquel país.
Generalmente, a los magos les molesta que se destripen sus trucos. Y en los libros de magia descubrimos muchas claves…
A todos los magos nos gusta enseñar magia a la gente que le gusta este mundo. Eso sí, hay juegos que, evidentemente, no descubrimos nunca.
¿De dónde se nutre esta exposición?
Hay obras de la Biblioteca Nacional, de mi colección particular, de la Real Academia de la Historia, de la Fundación Universidad… De los alrededor de mil cuatrocientos libros publicados sobre magia en castellano, yo debo tener más de mil.
¿Cuál es la pieza de más valor?
Por Engaños a ojos vistas, y diversión de trabajos mundanos se podría pedir lo que se quisiera. Es una primera edición muy cara. Por poner un ejemplo, una tercera edición de esta misma obra se subastó por veinte mil euros más comisiones.