Una ilustre huésped se aloja estas semanas en el Museo del Prado. La acróbata de la bola, obra cumbre del periodo rosa de Picasso, se puede admirar por primera vez en España gracias a un acuerdo con el Museo Pushkin de Moscú, depositario del valioso lienzo del pintor malagueño, que no lo había prestado desde 1971.
“La acróbata es la obra más conocida, más famosa y más amada de nuestro museo”, afirmó Irina Antónova, directora de la galería rusa. “Y, aunque la decisión de enviarla a otro país fue difícil, estamos muy emocionados de poder mostrar nuestro cuadro en las sagradas paredes del Museo del Prado”, añadió Antónova durante la emocionante presentación del lienzo en Madrid.
Miguel Zugaza, director del museo madrileño, destacó esa “obsesión por ver a Picasso en el Prado”, galería que el propio pintor malagueño dirigió. Zugaza definió a Picasso como “una extraordinaria bisagra que cierra el discurso de la escuela tradicional y abre el discurso de la modernidad”. “Nunca estuvo el Prado mejor rematado”, añadió, y animó a todos a celebrar la visita de La acróbata como “un espejismo”.
Ahora, y a lo largo de tres meses, los visitantes del museo podrán disfrutar de esta fascinante obra del más importante artista del siglo XX, compartiendo paredes con los grandes maestros del pasado.
El lienzo muestra dos figuras contrapuestas: una acróbata y un atleta. “Vemos una marcada bipolaridad”, explicó el comisario, Javier Barón. Por un lado, tenemos la ligereza de la equilibrista, pintada casi en dos dimensiones y que se sostiene sobre una esfera. Por otro, el atleta que la observa sobre un cubo, y que representa la solidez y un carácter escultórico.
Tras la intensa y melancólica expresividad de su época azul, Picasso indaga en este cuadro, y en su periodo rosa, sobre aspectos más plásticos de la pintura: el dibujo, conciso y enérgico; la forma, cerrada y perfecta; y el volumen, muy marcado.
Picasso pintó esta obra con tan solo 25 años, mientras vivía en el Batau Lavoir de Montmartre. En esa época en París, el pintor frecuenta, junto con otros artistas, el Circo Medrano. Esa afición al mundo circense ya se había dado entre los impresionistas. Pero Picasso aborda el tema de una manera más universal y profunda.
En este contexto se dieron las condiciones para el nacimiento de las vanguardias: el Cubismo, el Fauvismo y, también, el periodo rosa de Picasso. “Las raíces de uno de los momentos más importantes de la Historia del Arte, el nacimiento del Cubismo, se encuentran en este periodo rosa que, por otro lado, es totalmente autónomo”, aseguró Barón.g
Colecciones estatales de la URSS
El lienzo fue adquirido por la coleccionista norteamericana Gertrude Stein, protagonista de uno de los retratos más famosos del artista español. Pocos años después, pasó a la galería de Daniel-Henry Kahnweiler, que en 1913 la vendió al ruso Ivan Morozov. Tras la Revolución, la colección de Morozov pasó a ser propiedad estatal y se repartió entre los museos Pushkin de Moscú y Hermitage de San Petersburgo.
La visita de La acróbata al Prado no será la única del otoño. Dentro de pocas semanas, el museo presentará una de las grandes exposiciones de la temporada: Los tesoros del Hermitage, en la que se podrán admirar algunas de las obras maestras del museo ruso. Así, los personajes del lienzo de Picasso se reunirán por primera vez en décadas con otros cuadros pertenecientes a la antigua colección Morozov.
Las dos iniciativas se enmarcan dentro del Año Dual España-Rusia 2011, que ya ha llevado algunas de las joyas de la colección permanente del Prado al Hermitage.
Irene G. Vara
La obra invitada
La acróbata de la bola, Picasso (Museo Pushkin)
Museo Nacional del Prado
Del 16 de septiembre al 18 de diciembre
Sala 60
Comisario: Javier Barón
Patrocinado: Fundación de Amigos del Museo del Prado
Sesiones explicativas, de martes a viernes, a las 12.30 y a las 17.30 horas