Aníbal vencedor que por primera vez mira Italia desde los Alpes (más información…)

La identificación, por Jesús Urrea, en 1993 de la primera obra documentada de Goya, Aníbal vencedor que por primera vez mira Italia desde los Alpes, en la Fundación Selgas-Fagalde supuso un hito importante en el conocimiento del artista.

Francisco de Goya realizó esta obra, al final de su estancia de dos años en Italia, para participar en el concurso de la Academia de Bellas Artes de Parma del año 1771. Era una institución prestigiosa bajo el patrocinio del duque Filippo di Borbone, sobrino de Carlos III. El cuadro, perdido después de su presentación al concurso y posible regreso a España, fue comprado a mediados del siglo XIX en Madrid como obra italiana por el arqueólogo, historiador y empresario Fortunato Selgas (1839-1921).

El joven Goya debió pensar que el premio de Parma, ciudad vinculada a España por los lazos familiares de los reyes de la casa de Borbón, podría reportarle, a sus 25 años, fama y posición a su regreso a la corte. La preparación y esfuerzo que el artista dedicó a esta composición ponen de manifiesto su interés y esperanza por obtener un triunfo académico que en España se le había negado ya en dos ocasiones. Hasta cinco páginas de su Cuaderno italiano y dos bocetos preparatorios (Zaragoza, Museo de Bellas Artes y Nueva York, colección privada) son ejemplos evidentes de la disposición del joven e impetuoso pintor que siguió los dictados de la Academia ajustándose al formato y tema del concurso, que debía ilustrar la llegada triunfal de Aníbal, héroe de origen español, a Italia tras su difícil paso de los Alpes. Sin embargo, la medalla de oro fue concedida al italiano Paolo Borroni, discípulo de Bossi. La obra de Goya tan sólo recibió seis votos y una mención, aunque su nombre se citó en la prestigiosa revista literaria Le Mercure de France.

En la composición definitiva, los cambios respecto al último de los estudios realizados por Goya parecen afectar sólo a pequeños detalles, pero son de gran interés para entender al maestro aragonés y su refinado y consciente proceso creativo, ya que determinan que la escena y las figuras tengan una mayor armonía. Bajo el clasicismo a la moda de la composición y de las figuras aparece el estudio de la psicología de los personajes y de su estado de ánimo, reflejado en la expresión del rostro del general cartaginés, sorprendido de su hazaña ―había partido desde Hispania y atravesado con sus tropas los Pirineos y los Alpes―, y aterrado ante la responsabilidad de conducir a su ejército a la conquista de Roma.

Goya coloca a Aníbal en un primerísimo plano, concediéndole todo el protagonismo y caracterizando el ardor y fiereza en su rostro. La silueta del general cartaginés y las dos figuras que le acompañan, el genio de majestuosas alas y el guerrero a caballo, quedan en el centro de la composición, en una elevación del terreno que les realza, como si de un escenario se tratase, mientras que el ejército pasa por detrás descendiendo la montaña hacia Italia. El guerrero del estandarte  mira a su general con asombro y fe, decidido a seguirle a donde le ordene, mientras que el genio se presenta en una actitud teatral de admiración al pasar su brazo extendido por encima del héroe. Dando entrada a la composición aparece la personificación del río Po, interpretado en su habitual iconografía de figura masculina con cabeza de buey de afilados cuernos apoyado sobre un ánfora de la que mana agua.

Jesús Urrea -adjunto a la dirección del Museo Nacional del Prado (1992-1996),  Director del Museo Nacional del Escultura (1996-2008) y actualmente,  presidente de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción y profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid – identificó esta pintura al estudiar los fondos de la colección de la fundación asturiana conservados en su sede de “El Pito” (Cudillero), dando a conocer su investigación en el Boletín del Museo Nacional del Prado, XIV, nº 32, 1993, pp. 59-66 que puede consultarse en www.museodelprado.es

El cuadro fue restaurado y estudiado en el Prado en 1993, y se expuso con motivo de la adquisición del Cuaderno italiano en enero-marzo de 1994.

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Imagen:
Aníbal vencedor que por primera vez mira a Italia desde los Alpes
Francisco de Goya
Óleo sobre lienzo, 131,5 x 87 cm
1771
Colección Selgas-Fagalde en depósito temporal en el Museo Nacional del Prado

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