A pesar de que no es una tradición en el Prado (esta colección comienza en la década de los 80), se trata de uno de los grupos de miniaturas más importantes conservadas en los museos españoles. “Esperamos que se empiece a valorar este género pictórico algo olvidado y los nombres de sus artistas comiencen a sonar”, afirmó Carmen Espinosa Martín, autora del catálogo y experta en este estilo artístico.
Pintadas sobre vitela, tablillas de marfil o papel, las miniaturas representan la faceta más íntima de la pintura ya que, en general, pertenecían a la esfera de la vida privada aunque también desempeñaron una función de Estado. Los monarcas regalaban joyeles con miniaturas a los embajadores con motivos de su proclamación, matrimonio o por la firma de tratados. También se reconocían las buenas acciones militares o el cumplimiento de las misiones encomendadas con una miniatura.
“La miniatura es una técnica pictórica, pero no necesariamente tiene que ser de pequeño tamaño” aclaró la experta. Según explicó, en España la miniatura es introducida por los Borbones en el siglo XVIII, que la traerán de Francia. Anteriormente a esto, lo que había en nuestro país eran los llamados “pequeños retratos”, de los que podemos ver una selección en esta exposición. El buen pintor de miniaturas ha de poseer destreza y precisión en el manejo del pincel dado que los pigmentos se aplican mediante la superposición de puntos de color en las zonas de la carne. El resto del soporte se prepara como en la pintura al óleo.
Entre los tres retratos que no se deben de denominar miniaturas sino pequeños retratos, incluidos en la muestra, destaca el que posiblemente sea el más conocido de esta colección, el retrato al óleo sobre cobre de Juana Galarza de Goicoechea de 1805, obra de Goya perteneciente a la serie pintada por el artista con motivo de la boda de su hijo Javier con Gumersinda de Goicoechea y Galarza.
Artistas españoles y extranjeros
También podemos admirar obras de artistas extranjeros de finales del siglo XVIII y principios del XIX, como la Pareja de retratos de mujeres, de Charles Guillaume Alexandre Bourgeois (h. 1800); el retrato de Francisco I, emperador de Austria, de Heinrich Friedrich Füger (h. 1790); o el retrato de Hans Axel von Fersen (h. 1784), de Niclas Lafrensen.
Además, la exposición se completa con la reciente adquisición de un Abanico de boda, de Luis Eusebi, de h. 1790, pintado al gouache sobre piel de cisne; y varillaje de marfil con aplicaciones de madreperla, y que se expone por primera vez al público. El italiano Luis Eusebi (1773-1829), destacado pintor de miniaturas, de países de abanicos y, sobre todo, historiador de la pintura, trabajó en los inicios del Real Museo de Pinturas en 1819, con funciones al frente de lo que entonces se denominaba Conserjería del Real Museo; con tareas propias de un Conservador.
Miniaturas sobre marfil, cobre, papel o porcelana
La colección de miniaturas del Museo del Prado presenta una gran variedad de técnicas pictóricas, y aunque la mayor parte está compuesta por miniaturas realizadas sobre marfil, también se conservan sobre vitela, óleo sobre cobre, esmalte sobre cobre, papel y porcelana. Además, las curiosas y decadentes obras de la segunda mitad del siglo XIX que intentaban imitar las miniaturas antiguas vistiendo a los personajes con trajes y modelos de época, pero utilizando emulsiones fotográficas y soportes plásticos para abaratar y facilitar su ejecución. La tipología de las miniaturas sobre marfil es la más abundante en la colección del Prado y, por lo tanto, la que se ha estudiado con mayor profundidad.
El catálogo razonado que ahora se edita recoge y documenta exhaustivamente las ciento sesenta y cuatro miniaturas y los dieciséis pequeños retratos de la colección de miniaturas del Museo. La publicación se abre con un texto introductorio que incluye el estudio de los pequeños retratos pintados al óleo sobre naipes, chapas de cobre o de hojalatas, que ilustran su faceta devocional, privada y oficial, como regalo de Estado, personalizando los joyeles desde el siglo XVI hasta finales del XVIII.
La escuela mejor representada es la española, con setenta y seis obras, número suficiente para valorar la labor de los miniaturistas españoles y situar a un nutrido grupo de pintores españoles entre los destacados de Europa. Desde ahora, los nombres de Guillermo Ducker, José Alonso del Rivero, Luís de la Cruz y Ríos, Florentino Decraene, Cecilio Corro, Juan Pérez de Villamayor, Manuel Arbós o Antonio Tomasich, tienen el lugar que les corresponde en el Museo del Prado, y permiten conocer con mucho mayor rigor su producción, dada la excepcional calidad de algunas de las miniaturas del Prado. También hay una representación importante de las escuelas austriaca, italiana, francesa, inglesa, alemana y portuguesa, con una cronología que va desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta los inicios del siglo XX. Con motivo de esta publicación, en la mayor parte de las piezas que componen la colección, los técnicos del Museo del Prado han realizado trabajos de conservación y restauración.
Las miniaturas en el Museo del Prado
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