Director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
La pasión por la arquitectura afecta a un determinado tipo de personas atraídas por los edificios y su entorno urbano, por las construcciones y el espacio que éstas configuran. No hace falta ser arquitecto para sentir una irrefrenable pasión por todo lo que tiene que ver con el arte de la edificación y del urbanismo. La arquitectofilia o la arquitectomanía la padecen por igual aquellos que admiran y aman todo lo que concierne el mundo de los cuerpos geométricos ordenados armónicamente o, incluso, desordenados caóticamente. Es un «furor» casi divino. No hay que olvidar que, como señala Descartes en su Tratado sobre las pasiones del alma, el odio, la alegría y la tristeza pertenecen a lo afectos y a las efusiones causadas por los movimientos del espíritu. La percepción de lo arquitectónico es, pues, una emoción que se subordina a la razón de aquellos a los que lo que más les atrae es la realidad física del medio natural transformado o construido por el espíritu del ser humano.
Fernando Castillo Cáceres pertenece a una estirpe de historiadores interesados por la historia de la cultura y de las mentalidades. Hombre de vastos conocimientos, que domina las fuentes literarias y documentales, atento siempre a la evolución política y social, y que ha leído todo lo que tiene que ver con las ideas y el pensamiento de los períodos que estudia, es un especialista en historia militar, tanto del pasado como del siglo xx. Su libro Estudios sobre Cultura, Guerra y Política en Castilla (siglos xiv-xvii) es modélico en su género. Su extenso artículo «El bunker. Un ejemplo de arquitectura militar del siglo xx», en Historia 16, es un texto paradigmático para la comprensión del arte bélico moderno. De enorme interés para el lector interesado por la historia contemporánea es el grueso volumen que, con el expresivo título de Capital aborrecida. La aversión hacia Madrid en la literatura y la sociedad del 98 a la posguerra (Madrid 2010), Castillo Cáceres ha publicado en Ediciones Polifemo. En su portada luce el cuadro Edificio Capitol, de Damián Flores, acerca del cual, con motivo de la exposición de sus obras en la Galería Estampa, ha escrito el texto del Catálogo «Gran Vía, Avenida de la Modernidad».
En las páginas de Capital aborrecida se encuentran las claves para la lectura del nuevo volumen que Fernando Castillo Cáceres ha escrito sobre la transformación urbana y arquitectónica de Madrid durante las décadas de los veinte y treinta del siglo pasado. Conocedor de la vida política, económica, social y cultural –tanto literaria como artística– el autor traza los grandes lineamientos de un período que, con la guerra civil del 36 y el triunfo del Nuevo Orden franquista, quiso ser borrado del mapa y olvidado como si no hubiera existido. Con la asombrosa facilidad de quien domina la materia estudiada, Castillo Cáceres traza el panorama cultural y político en el que se engarza una acción que, de haberse desarrollado, conduciría a una nueva Edad de Oro de las artes y, en especial, de la arquitectura. Fenómeno limitado en el tiempo y obra de un grupo de iniciados, el arte y la arquitectura entre 1927 y 1936 –en el «Madrid juguetón, snob y farisaico» tal como lo calificó José Moreno Villa, uno de sus protagonistas–, suponía un espíritu de vanguardia, de radical innovación a la vez que de respeto al casticismo de la más acendrada tradición hispana.
El limitado conjunto de edificios que participaban de los nuevos criterios estéticos aparecidos en las ciudades españolas, y más concretamente en Madrid, a partir de 1925, constituyen una suerte de muestra permanente y pública de la modernidad con que se encontraban los habitantes de las urbes contemporáneas.
Eran una especie de exposición de obligada visita, cuyas obras casi nunca gustaban a una población modelada arquitectónicamente en una estética tradicional.
Fue la generación de 1925 la que inició la transformación del muy anquilosado panorama arquitectónico madrileño e incorporó a esta actividad los nuevos lenguajes que se aplicaban en el arte, la literatura y la música, con idéntica voluntad de renovación. A ellos se añadieron poco después otros jóvenes profesionales –algunos de los cuales se agruparon en el GATEPAC– ya más cercanos a los nuevos lenguajes de vanguardia y más proclives a su empleo sin limitaciones. Madrid y el arte nuevo pretende ofrecer una visión de conjunto de la actividad de la Nueva Arquitectura en la capital de España y, muy especialmente, del entorno en el que surge, destacando su vinculación y la de sus creadores con el movimiento renovador que se estaba desarrollando en el arte y en la literatura.
Fernando Castillo Cáceres (Madrid, 1953) es licenciado en Ciencias Políticas y Ciencias de la Información, profesor de historia y funcionario. Su trayectoria profesional en la Administración Pública en diferentes departamentos ha estado siempre ligada a la investigación y a la gestión cultural en áreas como la seguridad y las relaciones internacionales, el derecho, la historia y las ciencias sociales. Asimismo, desde diversos puestos administrativos y del ámbito privado ha llevado a cabo diferentes proyectos culturales de carácter artístico y editorial. Ha comisariado exposiciones de pintura y fotografía (La vida cotidiana en el Ejército. Fotografías1855-1925, Periodismo gráfico y línea clara: Luis Bagaría. Dibujos de El Sol, 1920-1930, Dos miradas, una visión. Los dibujos de guerra de Carlos Sáenz de Tejada y Joaquín Valverde, Punto de Encuentro. Confluencias entre arte y literatura 1919-1945). Asimismo, ha publicado varios libros y numerosos artículos en revistas universitarias y especializadas acerca de historia cultural y social.
Entre sus libros publicados destacan: La vida cotidiana en el Ejército (1855-1925) (Madrid, 2006), cuya exposición también ha comisariado; Hombres y Barcos. La fotografía de la Marina española en el Museo Naval (1850-1935) (Madrid, 2007); El Siglo de Tintín, (Madrid, Páginas de Espuma, 2004), Estudios sobre cultura, guerra y política en la Corona de Castilla (siglos XIV-XVII), (Madrid, CSIC, 2007); Sierra e historia. El Guadarrama del Neolítico al siglo XX (Madrid, Ediciones La Librería, 2009); Capital aborrecida. La aversión hacia Madrid en la literatura y la sociedad, del 98 a la posguerra (Ed. Polifemo, 2010); Tintín-Hergé, una vida del siglo xx (Fórcola Ediciones, 2011). En prensa: Un torneo interminable. La guerra en Castilla en el siglo xv. Fernando Castillo ha sido comisario de exposiciones como Periodismo gráfico y línea clara: Luis Bagaría. Dibujos de “El Sol” 1920-1930, Punto de encuentro. Confluencias entre Arte y Literatura 1919-1945, en la Galería José R. Ortega, Tintín-Hergé. Una vida del siglo XX, y Dos miradas, una visión en la Galería José de la Mano.
Datos de interés:
Madrid y el Arte Nuevo (1925-1936). Vanguardia y arquitectura
Fernando Castillo Cáceres
ISBN: 9788498731200
Formato: 17 x 24 cm
Páginas 287
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