“Pocos pintores son capaces de crear un mundo propio tan característico como Chagall”, afirmó Guillermo Solana, director del Thyssen. Y es que Marc Chagall desarrolló un estilo personal y difícil de clasificar, pero perfectamente reconocible, en el que combinó ciertos elementos de vanguardia cubista, del fauvismo y del orfismo. “Si viéramos en movimiento sus criaturas, sabríamos sin duda que se han escapado de un cuadro de Chagall”, añadió Solana.
Trabajador incansable y abierto a nuevas experiencias, su producción artística es rica y, además de pintura, consta de grabado, escultura, cerámica o vidriera. Un capítulo importante en su trayectoria es la ilustración, a la que la muestra dedica un apartado destacado.
Jean-Lois Prat, presidente del Comité Chagall ha comisariado esta exposición, difícilmente repetible, que constituye una ocasión única para acercarse a la extensa y singular obra de este pintor. “Chagall siempre tuvo y expresó un sentimiento de libertad”, aseguró Prat. “Y utilizó un lenguaje y una expresión totalmente nuevos”, añadió.
Este maestro del color nos presenta en sus cuadros un mundo en el que todo es posible y que no deja de sorprender. Sus tonos vibran con distintas intensidades, al igual que lo hacen sus extraños personajes. Esta peculiar combinación hace de él un precursor del surrealismo.
Marc Chagall fue un testigo privilegiado del siglo XX. Nació en Vitebsk (Rusia), en 1887, y murió en París, en 1985. Su larga vida le permitió asistir a los acontecimientos más relevantes del siglo. A comienzos del siglo XX, Chagall viaja por primera vez a París, donde conocería a pintores y poetas como Modigliani o Apollinaire que marcarían para siempre su carrera. De vuelta en Rusia, dirigió durante unos años la Escuela de Arte de Vitebsk. Sin embargo, tras diferentes periodos en los que residió en Berlín o en Estados Unidos, volvería a Francia, donde vivió el resto de su vida.
El recorrido de la exposición sigue un orden cronológico. La primera parte, El camino de la poesía, transcurre desde los inicios de su obra en Rusia y sus primeros años en París hasta su exilio forzoso en Estados Unidos. En El gran juego del color, la atención se enfoca en su evolución artística posterior a 1950, con los grandes asuntos que centraron su interés en las últimas décadas.
Su fuerte compromiso con la libertad le llevó a no adherirse a ninguno de los movimientos artísticos de vanguardia, aunque sí mostró su influencia. Quizá por eso, Chagall se mantuvo siempre dentro de la figuración y jamás se adentró en la abstracción, como la mayoría de sus compatriotas. Obras como La habitación amarilla, El violinista, Dedicado a mi prometida o La boda son algunos de los magníficos ejemplos de su trabajo en París que pueden contemplarse en el arranque de la muestra.
En los años 20 empieza a trabajar en las Fábulas de La Fontaine, para las que crea un conjunto de ilustraciones que se adecúan de forma impecable a la fantasía e ironía del escritor francés, y en las que demuestra un dominio absoluto de las técnicas de punta seca y aguafuerte.
Además de cuadros, la exposición reúne una selección de piezas escultóricas, cerámicas y relieves, algunas de ellas inéditas, que centraron la actividad del artista a partir de 1950. El recorrido termina con un espacio dedicado a uno de sus grandes temas: el circo. Un mundo mágico por el que, como otros muchos artistas, mostró un gran interés a lo largo de toda su vida.
Veinte museos de todo el mundo, como el MoMA y el Guggenheim de Nueva York, la Tate Modern de Londres o el Stedelikj Museum de Amsterdam, junto a un gran número de galerías y colecciones particulares, han cedido piezas fundamentales de sus fondos para la ocasión. “Hay que hacer un reconocimiento especial a la familia del artista, su hijo y sus nietos, que se han volcado para preparar la exposición”, agradeció Prat.
Irene G. Vara
Chagall
Del 14 de febrero al 20 de mayo
Museo Thyssen-Bornemisza y Fundación Caja Madrid
Comisario: Jean-Louis Prat, presidente del Comité Chagall
Museo Thyssen-Bornemisza:
De martes a domingo, de 10.00 a 19.00 horas.
Sábados, de 10.00 a 23.00 horas
Entrada a la exposición, 9 euros
Fundación Caja Madrid:
De martes a domingo, de 10.00 a 20.00 horas
Entrada gratuita
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