Cuando cae en manos de alguien que pretende llegar a ser buen crítico literario un libro de 56 páginas, por lo general piensa que escribir el texto para ofrecer a sus lectores será, en líneas generales, fácil. Más fácil que cuando hay que abordar un volumen casi interminable. Por eso hoy debo comenzar en singular y con una declaración personal: la obra sobre la quiero compartir reflexiones es la más corta desde que lo hago con quienes leen Revista de Arte, pero la que probablemente requeriría más tiempo y esfuerzo para una crítica de calidad. El tiempo impone sus reglas, y cada uno de los aforismos que forman parte de “La tarea del artista” de Karl Kraus, exigiría un entretenido ensayo para el que haría falta una preparación filosófica inmensa. Que una joven editorial, Casimiro Libros, haya publicado en un formato atractivo una pequeña bomba de relojería intelectual hace honor al ídem austríaco, escritor y periodista, considerado como uno de los mejores escritores satíricos en lengua alemana del siglo XX. Aunque nacido en 1874 en Bohemia, la mayor parte de su producción literaria se desarrolló en el primer tercio del siglo pasado, falleciendo en 1936.
Kraus fue un fecundo dramaturgo y poeta, pero como ensayista haría sombra a muchos de sus coetáneos. Su crítica ingeniosa de la prensa y el mundo cultural alemán y austriaco denotaban su preparación filosófica y una impresionante vena cómica, que le llevaría incluso a una ácida burla de los aspectos más discutibles del psicoanálisis freudiano. Pero lo más interesante de su perfil fue la extraordinaria importancia que concedió al lenguaje. En la selección de aforismos que hoy comento, concede a quien comunica el valor supremo de unir ética y estética. Quiere demostrar con cada sentencia que la lengua no es mera forma de transmisión de mensajes, de comunicación entre seres humanos, sino un auténtico termómetro del estado de la humanidad.
En este punto, les aseguro que lo más cómodo sería transcribir los pensamientos más llamativos o profundos que Miguel Catalán ha seleccionado de los tres grandes libros de aforismos de Karl Kraus escribió. Sería demasiado fácil. Aquí corresponde destacar su desagarrada denuncia de la banalización de la palabra en los tiempos modernos. De la errata como preludio de un cáncer social. Del descuido del lenguaje en academias, publicaciones, escuelas, calles y plazas, como campanario desatado de una crisis de civilización. Quien debe enseñar, no enseña. Renuncia a su tarea ética. A su arte. Quien debe fijar, no cree en la jerarquía. Así no puede extrañar que “Ya no hay artífices. Solo representantes de artificios”.
“La tarea del artista contra la desidia ética y estética”
Karl Kraus
Aforismos seleccionados, traducidos y presentados por Miguel Catalán
Madrid, Casimiro Libros, 59 pág.
ISBN: 978–84–938641–7 – 0
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