En la obra de Ignacio Tovar (Castilleja de la Cuesta, Sevilla, 1947) los cambios se suceden de manera casi imperceptible. Si se comparan los trabajos realizados en el intervalo de unos meses, esas variaciones se destacan con claridad aunque nunca lleguen a ser abruptas. En esta trayectoria a veces se producen giros provocados por un quiebro azaroso o por una idea latente que, de manera imprevista, aprovecha el menor hueco para salir a la luz.
Durante el verano pasado, interrumpió su pintura para dedicarse a dibujar mientras pasaba el calor. En los dibujos, más espontáneos y por ello más proclives a someterse a cambios, habían reaparecido unas manchas redondeadas como las que podían reconocerse en sus creaciones realizadas a partir del año 2000. Por otra parte y de forma paralela, desde hace tiempo está llevando a cabo un trabajo fotográfico continuado, una especie de bodegones donde detrás aparece parte de alguna pintura o dibujo, terminados o en proceso. Delante de ellos sitúa pinceles, tarros de pigmento o frutas y verduras. Esta faceta inédita de Tovar, que aún está muy lejos de hacerse pública -en caso de que alguna vez se hiciera-, le ha permitido y acostumbrado a ver su obra en segundo plano, como un fondo para algo que sucede delante de él y se nutre de su atmósfera de color.
Al volver del verano, esa ruptura larvada se produjo de manera sencilla: al terminar un cuadro, empezó a notarlo predecible. Las sorpresas que hasta entonces le daban los cambios mínimos que iba introduciendo, estaban tan asimiladas, que la tensión que provocaban al principio se había perdido. El resultado era armonioso, los pigmentos y sus comportamientos estaban perfectamente controlados y decidió, buscando romper la previsibilidad, provocar una nota discordante. Acudió entonces a las manchas que le eran familiares, pero esta vez como papeles recortados y tirados a azar sobre el cuadro terminado. Era, simplemente, añadir una nueva lectura a su pintura dando un inesperado giro de tuerca.
En estas últimas creaciones al artista le interesa la aparición de los diversos planos que se crean sobre la parte que ahora actúa como telón. A veces, las manchas se superponen entre sí o aparecen elementos vegetales, volviendo más difuso aún el terreno que separa la abstracción de la figuración. Parece que los elementos superpuestos tratan de interrumpir o molestar la contemplación de la pintura del fondo, pero en una mirada posterior notamos que simplemente se ha alejado de nosotros y que es posible verla una vez superados los obstáculos. Hay algo de broma o de guiño irónico en ello, pero lo más importante es que la tensión que buscaba y revitaliza esta obra reciente, aun manteniendo los valores pictóricos que le son habituales, añade nuevos elementos de complejidad que enriquecen el discurso sin alejarse de su esencia.
Datos de interés
Ignacio Tovar
Galería Fúcares Almagro www.fucares.com
San Francisco, 3. Almagro- Ciudad Real
Tel.: 926 86 09 02
Fechas: Del 25 de febrero al 14 de abril de 2012
Horario: de Martes a Sábado: de 17:30 h a 20:30 h
"Árboles" es un exquisito libro que, a modo de arboreto de papel, nos presenta una…
El Museo Nacional del Prado ha recibido en depósito dos lienzos cuatrocentistas dedicados a la…
Dos libros de bolsillo sobre Wassily Kandinsky "Los años de Múnich" y "Forma, composición y…
El artista Pedro Torres, nacido en Brasil (Gloria de Dourados, Mato Grosso, 1982) y afincado…
Feriarte 2024 vuelve a consolidarte como el encuentro de referencia para los amantes del arte…
Bajo el título Make America Weird Again, el autor de cómics, Daniel Clowes, dialogará en…