El Museo Thyssen-Bornemisza acoge en sus salas una bellísima exposición que trae a Madrid una importante selección de obras realizadas en el sur de Asia desde el siglo XII hasta el XIX. Visiones de la India reúne más de un centenar de piezas, pequeñas pero llenas de fuerza y color, entre grabados, pinturas y manuscritos, que mostrarán al visitante la evolución de la pintura india a lo largo de estos siglos.

Se trata de una oportunidad única para admirar la virtuosidad con la que estos artistas se adaptaban a los estilos tradicionales sin perder el carácter indio, y para contemplar este tipo de pintura, muy diferente a la occidental, y difícil de poder ver en España. “Es la primera vez que se expone arte no occidental en el Thyssen”, recordó Guillermo Solana, director del museo. “Y se requiere una conversión de la mirada para admirar este maravilloso regalo”, añadió.

La muestra, que se ha organizado en un tiempo récord (tan solo dos meses), ha sido posible gracias al préstamo del San Diego Museum of Art de California, que guarda entre sus fondos una importantísima colección de arte oriental. Edwin Binney (1925-1986) inició esta colección de carácter enciclopédico que cuenta con un millar y medio de piezas. “La colección Binney es una de las fortalezas del museo”, aseguró Roxana Velásquez, directora del centro, que resaltó lo “apasionante que es acercarse a un mundo tan diferentes, pero en el que encontramos tantas coincidencias”.

Detalle y vibrante color
Lo que primero llama la atención del visitante al entrar en las salas es el asombroso detallismo de las pinturas y la minuciosidad del trabajo de los artistas. Algo que recuerda, en cierto modo, a las iluminaciones de los códices medievales europeos. Pequeñas pinturas, llenas de color, detalle y simbolismo. Eso sí, los personajes y el tratamiento de los temas es muy diferente al europeo, pero igual de atrayente e hipnotizador.

La pintura india presenta considerables variaciones según las regiones, épocas y estratos sociales, aunque ofrece también algunas características comunes que se mantienen en el tiempo y en el espacio, como la ya señalada capacidad de adaptación de sus. El uso de pinceles extraordinariamente finos, incluso de tan solo dos pelos, y de lupas, permitía a los artistas realizar esta labor prácticamente de miniatura que invita a contemplar las obras con detenimiento para poder apreciar la cantidad de detalles con que se representan figuras, fondos y paisajes.

Otra similitud con el arte de la miniatura europea lo vemos en el proceso de elaboración estas pequeñas pinturas, en el que, al igual que en los monasterios de la Edad Media, participaban diferentes maestros. El maestro esbozaba primero la composición; después, los pintores noveles aplicaban las primeras capas de color y los especialistas en rostros, árboles y otros motivos añadían estos elementos; finalmente, la obra volvía a manos del maestro para darle los últimos toques. Una vez terminada, se bruñía con una piedra de ágata, lo que compactaba las diversas capas de pigmento y le proporcionaba un brillo muy especial, que es otra de las características distintivas de la pintura india.

Orden cronológico
La exposición se estructura en cuatro áreas que siguen un orden cronológico. Comienzo en el siglo XII con algunos ejemplos tempranos de la iluminación de manuscritos de estilo autóctono, hasta llegar a mediados del siglo XIX, con el traspaso del poder del Imperio Mogol al Raj, el sistema británico de administración colonial.

La tradición de iluminar manuscritos empezó a florecer en la India en torno al siglo XI, en los monasterios budistas, donde se pintaban escenas que embellecían las copias de los textos sagrados y facilitaban la meditación. Los pintores indios utilizaron un estilo conservador y repetitivo, con una paleta limitada y escasa amplitud temática; hasta el siglo XV, cuando la difusión del trabajo de ilustración elaborado en los talleres de las cortes y la formación que allí recibían los artistas locales, supuso un enriquecimiento de su trabajo y les animó a ilustrar nuevos textos, como las victorias de la diosa Kali, obras devocionales al dios Krisna o textos filosóficos.

En un siguiente apartado, podemos ver las pinturas que ilustraban las narraciones persas, a partir del siglo XV. Eran encargadas por una clientela de élite y no busca incrementar sus méritos espirituales sino mostrar estos trabajos como signo de educación, riqueza y sofisticación cultural. En esta sección se podrá apreciar la minuciosidad y suntuosidad de estas ilustraciones con varios ejemplos, incluidas dos páginas de este poema en una versión del siglo XV.

Recorrido por la historia de la pintura mogola
La pintura del Imperio mogol es una de las formas más influyentes y reconocidas del arte indio. “Es una forma de arte muy diferente a cualquier otro”, explicó Sonya Rhye Quintanilla, comisaria de la muestra y conservadora de arte asiático en el museo estadounidense. “Es un arte que incorpora elementos foráneos y los hace suyos”, añadió la experta.

En el siglo XVI, el emperador Akbar contrató a un centenar de artistas para que trabajaran en el taller imperial bajo la dirección de siete pintores procedentes de la corte de Irán. Las obras que realizaron conjuntamente los artistas indios e iraníes, sometidas al realismo impuesto por el gusto del emperador, constituyen un excelente conjunto que revela un estilo nuevo, dotado de una vitalidad sin precedentes.

Tanto Akbar como sus sucesores se interesaron por las estampas europeas que, a partir del siglo XVI, los misioneros jesuitas llevaron a la India. Estás sirvieron de inspiración a los artistas indios tanto como la aparición de pinturas mogolas en la Europa del siglo XVIII propició la incorporación de elementos orientales en la pintura occidental. Este diálogo intercultural que se concreta en préstamos estéticos y en estereotipos de lo exótico, fue un capítulo importante en toda la serie de influencias exteriores que configuraron la pintura india.

Las obras realizadas por los artistas indios para los funcionarios y comerciantes británicos vinculados a la Compañía de las Indias Orientales reflejan su interés por los métodos de investigación científica que se generalizaban en la Europa del siglo XVIII, y reproducen con realismo ejemplos de la flora y fauna locales. En estas obras el visitante comprobará cómo los artistas indios interpretaron las convenciones artísticas europeas: el sombreado, la perspectiva y un cromatismo discreto, así como cierta sensación de distanciamiento entre el espectador y la obra.

Irene G. Vara

Visiones de la India. Pinturas del sur de Asia del San Diego Museum of Art
Del 28 de febrero al 20 de mayo
Museo Thyssen-Bornemisza
Comisaria: Sonya Rhie Quintanilla, conservadora de arte asiático del San Diego Museum of Art
Paseo del Prado 8, 28014 Madrid.
De martes a domingo de 10.00 a 19.00 h. Los sábados de 10.00 a 23.00 h. La taquilla cierra media hora antes del desalojo de las salas
Entrada a la exposición temporal, 5 €
Entrada a la exposición temporal y a la colección permanente, 11 €

Más información: https://www.revistadearte.com/2012/02/23/visiones-de-la-india-en-el-museo-thyssen-el-arte-indio-desde-el-siglo-xii-al-xix/