El Museo Casa de la Moneda apuesta en su nueva exposición por el grabado. Y para ello ha reunido en esta muestra casi cien obras del prestigioso grabador francés François Marèchal, en la que convive todo tipo de técnicas: buril, xilografía, madera a la testa, madera al hilo, aguafuerte, aguatinta o manera negra.

Dominador de todas las técnicas del grabado y autodidacta en algunas de ellas, François Maréchal ha tocado todo tipo de temas siempre con un lenguaje propio. Alejado de modismos y sin caer en arcaísmos, con una habilidad manual fuera de lo común, un pulso increíble y una paciencia casi infinita ha construido su inmensa obra, que deja ver su continuidad en el trabajo y le convierte en un clásico.

El artista se mostró muy emocionado de poder exponer su obra en “esta catedral donde los más grandes grabadores han creado obras maestras”. “En esta época de libertad artística, el grabado puede parecer un arte arcaico, pero grabar en materiales duros produce grandes placeres artísticos”, añadió Maréchal.

Arte entre la ciencia y la libertad
En un tiempo dominado por los procedimientos fotoquímicos, este artista grabador, convencido de que su profesión de está en vía de desaparición, aspira a conseguir un día que una misma obra conjugue libertad con ciencia, sobriedad con sustancia, inteligencia y poesía con amor de bellas materias y respeto de la buenas herramientas. Mientras tanto elogia a todos aquellos que practican el beau métier de grabar.

Aprendió grabar en madera sólo, cuando casi nadie lo hacía en España, primero al hilo y más tarde a la testa. Para Maréchal, el grabador en madera es como un escultor, como un leñador con su hacha o como un cirujano con el escarpelo, protegido en sus actos por la ley de su oficio, que no permite falsos movimientos, errores ni aventuras irreparables.

Su preferencia por la madera se debe al carácter vivo y natural de este soporte, a la calidad de sus fibras y sus vetas, a sus nudos e imperfecciones. Entre todas las maderas que ha trabajado prefiere la de boj, que lentamente curada y secada, cuidadosamente pulida como el marfil, es para él la mejor compañera. Tampoco olvida al delicado peral, al denso arce, al apretado grano de haya, ni al nogal de los armarios o las maderas de las cajas de frutas, de puros habanos o de Camembert. Para Maréchal no existe madera vil. Todas valen para el resultado final: la estampa xilográfica.

Además, coincidiendo con la exposición, Maréchal va a impartir una serie de clases magistrales a los alumnos de la Escuela de Grabado y Diseño Gráfico de la Fábrica nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda.

François Maréchal. Pinceles de acero
Del 10 de mayo al 25 de junio
Museo Casa de la Moneda
Doctor Esquerdo, 36
Entrada gratuita