Sin embargo, su obra polifacética y heterogénea va mucho más allá. Un ejemplo de ello son sus proyectos de gran escala, realizados junto a Coosje van Bruggen. Estos gigantescos monumentos de objetos consumo, ubicados en importantes ciudades de todo el mundo, han ejercido una gran influencia en el arte para espacios públicos.
Uno de los puntos de referencia fundamentales del trabajo de Oldenburg es el objeto de producción industrial, el objeto como mercancía, que a través de continuas y nuevas metamorfosis de medios y formas se convierte en transmisor de cultura y símbolo de la imaginación, los deseos y obsesiones del mundo capitalista.
El Museo Guggenheim Bilbao acoge, a lo largo de la segunda planta, una magnífica selección de cerca 300 obras, que comienza por la instalación La calle (The Street ) y sus representaciones de la vida moderna en la gran ciudad inspiradas en los grafitis; y continúa con los famosos artículos de consumo de La tienda (The Store) y con los espectaculares objetos de uso cotidiano del “hogar moderno”.
Finalmente, gracias a la estrecha colaboración del artista en el proyecto, la muestra se completa con una serie de trabajos nunca antes expuestos o rara vez exhibidos: dibujos, fotografías, películas del propio artista, y, especialmente, páginas de cuadernos de apuntes que brindan al visitante una visión excepcional de los ingeniosos procesos mentales de Claes Oldenburg.
La calle y las Banderas
Cuando Claes Oldenburg se trasladó a Nueva York en 1956, se instaló en el Lower East Side, una de las zonas depauperadas de Manhattan donde pudo observar el entorno donde vivía, dominado por aquel entonces por la pobreza, el tráfico, el trabajo de la gente, la economía monetaria, el aislamiento y la falta de comunicación. Es así como el artista empieza a crear objetos bidimensionales, a partir de cartones viejos y maderas que une por medio de cola o de cuerda, que representan coches y transeúntes pintados toscamente al estilo grafiti.
La primera instalación de Oldenburg, denominada La calle, que se mostró por primera vez en la Judson Gallery en 1960, sentó las bases para un nuevo arte al que el artista se referiría como “pop urbano”. Tal y como sucedía en la presentación original, en la muestra los objetos cuelgan del techo, se apoyan en las paredes, están colocados sobre una base o se sostienen de pie, como en el escenario de un teatro. Al caminar entre estos objetos, como la figura sin techo del Hombretón (Big Man, 1960) o Cabeza de la calle I («Gran cabeza»; «Gong» ) [Street Head I («Big Head», «Gong»), 1959], el visitante se imagina el caótico y efervescente mundo del Lower East Side, asediado por el capitalismo y la construcción.
El arte de Oldenburg siempre ha reflejado el contexto cultural del lugar donde fue creado. No es, por tanto, casualidad que sea precisamente en Provincetown, en 1620, donde los Padres Peregrinos, inmigrantes ingleses que cruzaron el Atlántico a bordo del Mayflower en busca de la libertad de culto, firmaron el “Pacto del Mayflower”, considerado como el primer acto de autonomía americana,y también por algunos, como el precursor de la Constitución de los Estados Unidos de América.
Imagen de portada:
Tarta de suelo (Floor Cake), 1962
Lienzo relleno de gomaespuma y cajas de cartón, pintado con pintura de polímero sintético y látex
1,48 x 2,9 x 1,48 m
Collection of The Museum of Modern Art, Nueva York, Donación de Philip Johnson, 1975
©1962 Claes Oldenburg
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