Sin embargo, aunque en sus inicios Ripollés se adaptó a las normas, muy pronto comenzó a transgredirlas, y a mostrar en cada una de estas áreas una diversidad de facetas que, a lo largo de su trayectoria se fueron haciendo cada vez más complejas. La exposición trata de determinar la esencia de su expresión, mostrando como en su trayectoria no se producen rupturas radicales sino procesos evolutivos, seguidos por varias transiciones.
Poética cromática
Sin rechazar las etapas más sombrías, y más concretamente los años 70, la muestra se centra en la plenitud que impregna su obra, especialmente en el eje de las musas, como la expresión de una poética vigorosa y cromática, que revela una dicotomía permanente entre la monumentalidad y una relativa fragilidad.
Juan Ripollés, (Castellón, 1932) conocido por su facetas de escultor, pintor y grabador, es sobre todo un creador en libertad que imagina figuras imposibles y originales que llenan de ficción la realidad con un lenguaje peculiar que envuelve a su propia forma de entender la vida diluida entre lo global y lo local, entre la soledad y lo multitudinario.
Sus creaciones presentan numerosas connotaciones picasianas tanto en la similitud de temas, como Bañistas, Minotauro, el pintor y la modelo, mujer ante el espejo, y explicitará en los títulos de sus diversos “Homenajes a Picasso”. También hay que destacar otra serie de similitudes que emparentan la obra de Ripollés con la de Joan Miró, cierta aparente ingenuidad y simplicidad de las formas así como el empleo frecuente de un cromatismo puro.
Una obra que exalta la libertad y los fenómenos naturales, la luz, la vida, a partir de una imaginería propia inspirada de la naturaleza y matizada por su conexión con la vanguardia artística europea a partir de su estancia parisina (1954-1963).
En una primera etapa de su trabajo escultórico entre 1970 y 1985 trabajó casi exclusivamente el hierro ; después comenzó a emplear el bronce y paulatinamente adoptaría otros materiales como terracota, fibra de vidrio coloreada, cristal de Murano, que incluso aparecen combinados en muchas de sus piezas. Objetos reconocibles por las formas tridimensionales, objetuales, figurativas y dinámicas, en su interpretación antropomórfica fantástico-grotesca y su amplio abanico temático que comprende costumbres, rituales, fiestas, figuras de animales, fetiches que parecen evocar culturas afroamericanas ; marcados también por su cromatismo que en numerosas ocasiones depende de los materiales empleados: oxidaciones, brillos, degradados, transparencias, gradientes, reflejos, y la combinación de todos ellos. Este afán por desvelar una ensoñación artística amable y sincera le ha llevado en los últimos años a trabajar esculturas moldeadas con el preciado cristal de Murano para imaginar nuevas formas, nuevos colores, nueva vida.
En definitiva, una espontaneidad ancestral que se refleja en la teatralidad que se deja ver en sus modelos de animales o de hombres que se pasean por una abstracción figurada, por una surrealidad exclusiva del artista desde donde reivindica la libertad, la naturaleza, el sol, y su tierra valenciana que lleva en lo más profundo de ese corazón cosmopolita.
Las musas de Juan Ripollés
Del 22 de noviembre al 22 de febrero
Instituto Valenciano de Arte Moderno. IVAM (Guillem de Castro, 118, 46003 Valencia)
De martes a domingo, de 10.00 a 19.00 horas
Entrada, 2 euros
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