El hispanista francés Bartolomé Bennassar, presentará, en dos conferencias, sus investigaciones recientes sobre la figura de Velázquez. El profesor, que acaba de publicar el libro Velázquez. Vida, hará un recorrido por los tres “encuentros” que, en su opinión, marcaron decisivamente la vida del pintor sevillano: desde su aprendizaje con Francisco Pacheco, quien influyó en su nombramiento como pintor del Rey, el encuentro con Felipe IV desde 1623, relación que duró hasta la muerte del pintor; y el encuentro de Velázquez con Italia, que fue determinante para su estilo de pintura.
El aprendizaje con Francisco Pacheco
La relación con Francisco Pacheco es una de las coordenadas importantes de la vida de Velázquez. No se trata tanto de la influencia, muy ligera, que pudo ejercer Pacheco sobre el joven Diego sino del clima humanista que se respiraba de la casa de Pacheco, «academia informal», donde se juntaba de vez en cuando buena parte de la gente culta de Sevilla (artistas, escritores y poetas, gente de ciencia, eclesiásticos de postín, caballeros), así como el poder utilizar la biblioteca de Pacheco, rica en libros de los artistas y humanistas italianos.
Es importante tener en cuenta que Diego Velázquez contrajo matrimonio con Juana, hija de Pacheco. Por otra parte Pacheco, gracias a su conexión sevillana, tuvo gran influencia en el nombramiento de Velázquez como pintor del Rey.
Su relación con Felipe IV
A partir de 1623, tuvo una estrecha relación con Felipe IV, que duró hasta la muerte del pintor. Podemos pensar que había una cierta complicidad entre el rey y el artista, hombres de la misma generación. Esta relación tan intensa, tan continua, gracias a la instalación del taller del pintor en el Palacio Real tiene además momentos privilegiados, como en la «Jornada de Aragón», cuando Velázquez acompaña al rey para hacer el famoso retrato de Fraga.
El encuentro con Italia
Aconsejado por Rubens, viaja a Italia en dos ocasiones: 1629-31 y 1649-51. La primera permitió al pintor descubrir otra técnica, desprenderse de sus temas habituales, embriagarse del color de la pintura veneciana, y pintar al aire. Mientras que la segunda le dio el conocimiento del arte de la Antigüedad, fundó su fama entre los artistas italianos y la alta Iglesia. Sin olvidar su relación, aun muy mal conocida, con una mujer que fue la madre de su único hijo.
Velázquez fue “un genio de la pintura universal” y “un hombre inmerso en la sociedad de su tiempo”. “El pintor de los pintores”, así describía Manet al artista que acababa de admirar en el Museo del Prado. Sin embargo, el más conocido de los pintores en cuanto a su obra es también el más desconocido en cuanto a su vida. Ha sido necesario aguardar al cuarto centenario de su nacimiento, conmemorado en 1999, para que numerosos coloquios, congresos y simposios hicieran avanzar la investigación. Bartolomé Bennassar se propone ahondar en los secretos del artista y arrojar luz sobre un hombre del que un gran especialista dijo que no se podía escribir su biografía “porque nada le pasó”.
Bartolomé Bennassar, escritor e historiador, es profesor emérito de Historia Moderna en la Facultad de Letras de la Universidad de Toulouse, de la que también fue rector. Entre sus distinciones destacan la Orden de Alfonso X el Sabio y el Gran Premio de Historia de la Academia Francesa por el conjunto de su obra (2005). Es miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid.
Ciclo de conferencias “Velázquez: su vida, su obra, su tiempo”
Profesor de historia Bartolomé Bennassar
Martes, 11 de diciembre, a las 19.30 horas: Encuentros que enmarcan la vida de Velázquez
Jueves, 13 de diciembre, a las 19.30 horas: Velázquez, un hombre de dos caras