Con casi 200 años de historia, testigo de los avatares de la sociedad española de los siglos XIX, XX y también XXI, el Ateneo de Madrid sigue siendo un gran desconocido para los ciudadanos. Foco fundamental de la política, de la cultura o la ciencia, por sus salas han pasado los personajes fundamentales de la intelectualidad de nuestro país. Pero su influencia no se limita a las décadas pasadas. Hoy en día, el Ateneo es un lugar de encuentro fundamental para medirle el pulso a la actualidad más elitista.
Al amparo de los vientos liberales, en 1835 nace el Ateneo Científico y Literario, al que más tarde se añadirá el epíteto de Artístico, una sociedad privada declarada de utilidad pública. Fundado por hombres como Mesonero Romanos, Alcalá Galiano, Juan Miguel de los Ríos, Francisco Fabra o Francisco López Olavarrieta, en sus salas rápidamente se imponen la libre discusión en las tertulias, los debates abiertos, los cursos y los ciclos de conferencias. Además, ya en esos años empezó a forjarse la Biblioteca, uno de los grandes valores de la casa.
La sede modernista de la calle del Prado
La institución pasó por varias sedes hasta instalarse finalmente en el edificio modernista del número 21 de la calle del Prado. Antonio Cánovas del Castillo inauguró el Ateneo en 1884 en esta construcción de los arquitectos Enrique Fort y Luis Landecho, un espacio sin el cual no podría entenderse el pensamiento contemporáneo. Entre sus muros se encuentra la excepcional Galería de Retratos, un conjunto iconográfico de la vida político-cultural de los siglos XIX y XX; el Salón de Actos, decorado por pinturas que constituyen el primer ejemplo del Modernismo en Madrid, o la Sala de La Cacharrería, mítico espacio de reunión para los intelectuales y en donde desarrollaron sus acaloradas tertulias y debates.
Hombres como Laureano Figuerola, Segismundo Moret, Gumersindo de Azcárate, Antonio Alcalá Galiano, Antonio Cánovas del Castillo, Miguel de Unamuno, Fernando de los Ríos o Manuel Azaña han ocupado su presidencia. Además, por sus salas han pasado presidentes de gobierno, todos nuestros Premios Nobel, los gestores políticos de la Segunda República y prácticamente lo más renombrado de la generación del 98, de la del 14 y de la del 27. Y aunque las dictaduras de Primo de Rivera y del general Franco durante el siglo XX afectaron muy seriamente su actividad, hoy sigue siendo un eje de referencia cultural.
Comienzos difíciles
Aunque sus comienzos fueron difíciles, el Ateneo se convertirá pronto en el ágora más sensible de España. Tras un intento de crear un primer Ateneo durante el Trienio Liberal (1820-1823) y que fue clausurado tras la vuelta de los conservadores, se fundará la institución que sobrevive hasta nuestros días. De allí saldrán hasta dieciséis presidentes de Gobierno. Menéndez y Pelayo, Clarín, Pi y Margall, Azcárate, la Pardo Bazán, Ramón y Cajal se sucederán en las tribunas.
En sus estatutos, el Ateneo de Madrid se define como una sociedad ”científica, literaria y artística”, con el triple carácter de Academia, Instituto de Enseñanza y Círculo Literario. Esta ambición hace que sea reconocido y apoyado por el Gobierno, que en 1838 dispone que se le otorgue para su biblioteca “un ejemplar de todas las obras que salgan de la Imprenta Nacional y todos los ejemplares sobrantes de la fusión de las bibliotecas de las Cortes, la Nacional y las de los conventos suprimidos”. Ese sería el origen de su reconocida Biblioteca.
Presidentes insignes
Azaña es el prototipo del ateneísta. Socio activo, contertulio vibrante, su trayectoria perfila la personalidad de un intelectual que del anonimato pasará, a través del Ateneo, a las más altas instancias del poder. Además del presidente de la II República, la casa ha sido presidido por nombres tan relevantes como Valle-Inclán (1932) o Unamuno (1933-1934), pasando por Olózaga, Martínez de la Rosa, Alcalá Galiano, Azcárate, Echegaray, Menéndez Pidal o Marañón (1925-1930).
Actualmente, el Ateneo continúa teniendo un carácter hermético y es necesario ser socio para poder utilizar varios de sus servicios. Sin embargo, la institución organiza actividades a las el público general puede acceder: exposiciones, talleres, cursos, conferencias y hasta una escuela de esgrima se dan cita en las salas del Ateneo.
Además, cualquiera que esté interesado en conocer más a fondo esta histórica institución puede realizar una visita guiada. Se trata de un recorrido por el edificio, a través de algunas de sus salas más emblemáticas, como la Galería de Retratos, el Salón de Actos, la Sala de La Cacharrería o el despacho de Manuel Azaña.
Irene G. Vara
Ateneo de Madrid
Calle del Prado, 21
Visitas al Ateneo
De lunes a viernes, de 10.00 a 13.00 horas
Para concertar la visita es necesario hacerlo a través del teléfono 91 429 17 50
La duración de la visita es de 45 minutos
Precio de la visita: 3 euros
¡Cuánta razón tiene la articulista!. Con un matiz. No sólo fue testigo, sino que fue primer actor. Pero con toda tristeza, este que lleva 23 años como socio en la Institución, con responsabilidad en sus secciones, tiene que subrayar el pasado: Lo fue. Hoy, la fotografía que ilustra La Cacharrería, no saca los desconchones, ni la dejadez del edificio; tampoco nos dan imágenes de su excepcional biblioteca, llena de usuarios. No pueden porque está vacía, y yo la he conocido llena no hace tanto, cuando éramos más de 6.000 socios con listas de espera. Ahora no llegamos a los 2.300. No es consecuencia de la crisis económica, en la que ciertamente nos han metido a pesar de las advertencias. Es el efecto de una manera de gobernarlo que no casa con ser la Casa de la Libertad. Y ahora, del riquísimo fondo pictórico que atesora esta casa sin ánimo de lucro, ya penden decisiones de ponerla en almoneda. Fué, sí, el ágora de la intelectualidad». Hoy dominan los arcontes mientras Pisístrato y sus hijos mandan de espaldas a la asamblea.
Buenas tardes,
De paso en Madrid, «descubri» la sede del Ateneo del que conocia su importante actividad literaria desde los
años sesenta «allà» en un pais de América latina.
He observado con atencion las diferentes personalidades que han frecuentado sus salones.
Qué extraño que no aparezcan los nombres de Gabriela Mistral, de Alfonsina Storni, de Pablo Neruda o de
Octavio Paz, entre otros, sobre los cuales se puede hacer una presentacion con un documental y una
«cacharreria»…
Qué làstima el comentario del señor Angel Martinez Samperio.
Prefiero guarda los aspectos positivos del Ateneo.
Cordiales saludos latino-americanos desde Francia.
Eduardo LEON
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