Los primeros pobladores llegaron a Serbia hace más de 40.000 años y se establecieron en torno a la cuenca del Danubio. De esta forma, esta zona se convirtió en el hogar de las primeras civilizaciones de Europa. Para estas poblaciones, dedicadas a la pesca y la agricultura, el río era el centro de su vida: una vía rápida de comunicación y transporte; fuente de alimento y una vía de conexión entre comunidades. El primer arte monumental de Europa, las deidades pisciformes de Lepenski Vir, fue creado aquí, y aquí también se descubrió una metrópolis de la Edad de Piedra, Vinca, la cultura más resplandeciente de la Prehistoria europea.
Además de las fortificaciones romanas, en Serbia se conservan los restos de 40 ciudades fortificadas y fortalezas medievales. Fueron construidas en puntos estratégicos a lo largo de ríos, caminos y límites fronterizos como puestos militares y para proteger casas señoriales o monasterios. A lo largo de la historia, estas fortalezas han sufrido invasiones y cambios de señor y cultura, cada una de las cuales supuso remodelaciones y nuevas influencias arquitectónicas. Kalemegdan, en Belgrado, que data de tiempos de los celtas; Golubac, en una impresionante localización junto al Danubio, en el Parque Nacional de Djerdap, o Petrovaradin, que se alza sobre Novi Sad y es la segunda fortaleza más grande de Europa, son algunos de los más vistosos ejemplos de fortificaciones que se pueden visitar en Serbia.
El arte es una parte fundamental de la vida en Serbia, como demuestra el hecho de que no existe una sola ciudad que no cuente con una galería bien acondicionada dedicada a exposiciones, memoriales, concursos o cualquier otra actividad relacionada con la pintura. Importantes artistas serbios reconocidos internacionalmente, como Milena Pavlovic, Sava Sumanovic o Milan Konjovic cuentan con colecciones y museos dedicados a sus obras en sus ciudades de origen.
Asimismo, la música clásica juega un papel importante en el mundo de la cultura serbio. Desde hace más de cincuenta años, los festivales de música clásica han contado con la participación de numerosos artistas nacionales e internacionales. En el BEMUS y el NOMUS festivales musicales de Belgrado y Novi Sad, respectivamente) se reúnen algunas de las orquestas más populares del mundo, como la Filarmónica de Berlín o la de Nueva York, para ofrecer conciertos en los que se interpretan piezas tradicionales y contemporáneas. También cuenta con mucho arraigo el festival dedicado al genial compositor serbio Stevan Stojanovic Mokranjac.
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