Paisajes urbanos, objetos cotidianos y, sobre todo, retratos. Borja Arrechea Fúster (1968) se está abriendo camino con paso firme en el mundo del dibujo. Este artista madrileño utiliza con gran destreza el lápiz y el carboncillo para crear unas obras hiperrealistas que pueden presumir de una depurada y trabajada técnica.
Aunque el color forma parte de algunos de sus dibujos, predomina el blanco y negro. Así como algunas de sus obsesiones, como él mismo reconoce, “las manos y los zapatos”. Entre su obra destacan los retratos, realizados de una forma magistral, y que ha realizado para destacados representantes de la política y la economía.
¿Cómo fueron sus comienzos como dibujante?
Yo fui un niño enfermo, con asma infantil y pasaba mucho tiempo dibujando. Empecé a dibujar desde muy pequeño con los lápices Alpino de siempre. He hecho lo que me ha apetecido en cada momento, nunca con una visión comercial. Hasta hace unos cuatro o cinco años, que sí decidí darle una visión comercial a mi faceta como artista. Hasta entonces ejercí como arquitecto durante veinte años.
Su obra es fuertemente realista, ¿en una época en que la figuración parece diluirse, qué opinión le merece este tipo de pintura?
El realismo es lo que más ha evolucionado a lo largo de la historia y creo que es lo que siempre estará presente en cualquier etapa del arte. Es la forma más directa de expresión. Creo que siempre habrá demanda de arte realista. Es más sencillo de entender, o por lo menos de percibir, que el arte abstracto, mucho más complicado.
¿Qué es lo que pretende transmitir con sus dibujos?
Llegar al sentimiento por medio de la técnica. Me gustaría que el espectador sintiera lo mismo que siento yo al hacerlos. Pero entiendo que cada persona es un mundo, y siente de una determinada manera. No podemos pretender que nuestros sentimientos sean globales.
¿De qué manera afecta su formación como arquitecto a su trayectoria artística?
Mi formación como arquitecto me ha hecho más meticuloso. Además, la geometría y la perspectiva forman parte de mí, y no me separo de ellas. Por eso es imposible que yo pueda llegar al abstracto, aunque me encanta, y alguna vez intento hacerlo. Siempre incluyo la perspectiva de alguna manera.
¿Qué pintores y maestros le han influido en su formación como artista?
En mi etapa de estudiante estaba claramente influido por comic, de tal manera que hasta mis profesores me lo recriminaban. Ahora voy buscando a los grandes maestros, sobre todo a Velázquez y a Claudio Bravo.
¿Qué géneros le interesan?
Me interesan todos los géneros, aunque he desarrollado más mi faceta como retratista.
¿Cómo es su manera de trabajar?
El lápiz quizá sea la herramienta más utilizada y más madurada en mi profesión. Aunque sí es verdad que he utilizado otras técnicas y sigo usándolas. En cada proyecto el proceso de trabajo cambia, aunque sí es verdad que hay un patrón general, por ejemplo para los encargos, la mayoría retratos. Comienzo con una sesión de fotografías. Lo deseable sería que esos retratos se hicieran al natural, pero en este mundo loco en el que vivimos es imposible que nadie pose tanto para lograr un retrato tan acabado como los que hago yo. Después, empieza el montaje de una escena con esas fotos. Con los objetos, sí que puedo hacer dibujos del natural.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Actualmente estoy desarrollando el acrílico e incluso estoy haciendo incursiones en el mundo de la escultura. Estoy pensando en trasladar mi querencia por las manos, por unas esculturas a medio camino entre el realismo y el expresionismo.
Irene G. Vara
borjaarrecheafuster.blogspot.com
