Tras la incertidumbre inicial, ARCO llega a su recta final. Las primeras jornadas de la feria, reservadas a profesionales, han sido de una calma tensa para organizadores y galeristas, que se han mantenido expectantes con la crisis sobrevolando un año más el certamen y las limitadas posibilidades de venta a causa de la subida del IVA del 18% al 21%.
Con menos galerías que el año pasado (201, en lugar de 215), propuestas más relajadas que nunca y presupuestos más ajustados, parece que a la feria le basta con sobrevivir.
Como todos los años, los Príncipes de Asturias dieron su apoyo al arte contemporáneo e inauguraron ARCO en su habitual recorrido por los stands de galeristas, instituciones y publicaciones que participan en la feria. Entre las caras conocidas que han visitado ARCOmadrid, muchos rostros habituales de la feria como Alaska y Mario Vaquerizo o Elena y Norman Foster (que repiten por segundo año con su galería Ivorpress). También Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid y productor de cine, se ha dejado ver por IFEMA.
¿Quién compra?
Pero, ¿cómo diferenciar al mero observador del verdadero coleccionista? Ese visitante especial, dispuesto a comprar obras de arte, que es el objeto de deseo de galeristas y artistas.
Es difícil. Y este año escasean más que nunca. Las únicas instituciones públicas con presupuesto real para comprar son el MACBA, el Centro de Arte Dos de Mayo y el Museo Reina Sofía, que este año solo cuenta con 300.000 euros para gastar. Precisamente su director, Manuel Borja-Villel, se ha paseado estos días por ARCO en busca de las nuevas piezas para la colección del museo.
Coleccionistas mimados
Ante la ausencia de compradores, la organización ha invitado a 250 importantes coleccionistas internacionales a la feria. Para animarles a invertir, los responsables del certamen, con su director Carlos Urroz a la cabeza, les cuidan, les preparan visitas guiadas a exclusivas colecciones de arte privadas, les muestran los mejores restaurantes de la ciudad y les llevan y les traen. Todo con tal de que gasten algo en la feria madrileña.
Además, este año el certamen ofrece más facilidades para la compra, que se puede hacer incluso online. Se trata de una de las novedades de la feria, el ARCO Collect online, una plataforma virtual de venta de arte que ha puesto a la venta una selección de 1.000 obras procedentes de las galerías participantes. Las compras se podrán hacer hasta el 24 de febrero y se podrán adquirir piezas de hasta 5.000 euros. Y también cuenta con un espacio físico en el Pabellón 10.
La feria cuenta también con un servicio gratuito de asesoría para nuevos coleccionistas. Se trata del programa First Collectors, que ya se realizó en año pasado.
Revistas digitales
Este año las nuevas tecnologías tienen un espacio destacado en la feria. Los bloggers, las redes sociales y las publicaciones digitales (como Revistadearte.com) informan en tiempo real de todo lo que sucede en ARCO.
Entre las obras que se pueden ver en ARCO hay más pintura que nunca. También fotografía, pero menos que otros años. Y algunas instalaciones que animan tímidamente el recorrido. Destacan las piezas realizadas para Solo Objets, una sección que propone obras de gran formato al estilo de las bienales.
Por último, hay que recordar que el país invitado a ARCO 2013 es Turquía, de donde han venido diez galerías. Se puede ver obra de una amplia selección de artistas del país, así como la última producción artística contemporánea. Además, instituciones, fundaciones y espacios sin ánimo de lucro de Turquía tienen presencia en la feria.
La Feria en general, se mantuvo en una linea conservadora, con propuestas poco arriesgadas y polémicas, y valores fijos como artistas ya consagrados que no dejan indiferente.
Si bien la participación de algunas galerías extranjeras fue novedosa, se notó la falta de otras nacionales que con los condicionantes que ofrece este año ARCO tiene toda su lógica.
En épocas de crisis, y recesión económica el Mercado del Arte es uno de los más afectados. Parece absurdo e incoherente que la organización de la Feria deniegue pases a profesionales (ya no al público en general…), y mucho más a los propios galeristas que ven mermadas sus posibilidades de hacer accesible la muestra para cualquier interesado. En vez de incentivar la divulgación de las obras y los artistas se cierra el margen de maniobra de los profesionales del sector, que comienzan paulatinamente a concurrir en otras Ferias mucho más rentables.
Los felicito y me interesa tener noticias suyas.
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