¿Existe un trazo español visible en el dibujo europeo? Lanzando esta pregunta, presentaba Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, la nueva exposición de la pinacoteca, una muestra que reúne un gran grupo de dibujos de artistas españoles provenientes de la colección del British Museum, y que ha sido organizada gracias a la Fundación Amigos del Museo del Prado.
La exposición realiza un recorrido desde mediados del siglo XVI hasta el siglo XIX e incluye dibujos de pintores como Velázquez, Murillo, Zurbarán, Ribera y Goya, representados a través de algunas de sus obras clave. Dibujos que a veces son preparatorios para un cuadro o que son la obra en sí, pero muchas veces con más descaro que un lienzo. “Muchas veces el cuadro posterior pierde la frescura del dibujo preparatorio”, afirmó José Manuel Matilla, Jefe del Departamento de Dibujos y Estampas del Prado.
Homenaje al coleccionismo británico
Tradicionalmente se ha sostenido que los artistas españoles no se interesaron mucho por el dibujo. Sin embargo, esta idea ha sido objeto de revisión en los últimos años. “Es cierto que algunos artistas se resisten a enseñarnos esa faceta, como en el caso de Zurbarán”, admitió Zugaza, que añadió que esta muestra es “un homenaje al interés por el coleccionismo del arte español en Gran Bretaña”.
Y es que los dibujos de los artistas españoles fueron muy valorados y se coleccionaron en Gran Bretaña desde mediados del siglo XIX, un fenómeno que refleja el creciente gusto por el arte español.
El recorrido, compuesto por 71 dibujos, se completa con la singular aportación de dos pinturas de la colección del Prado, cuyos dibujos preparatorios se conservan en Londres. Se trata de dos óleos de Vicente Carducho y Luis Paret, que permiten reflexionar sobre el empleo del dibujo preparatorio en la obra final. Sin embargo, como afirmó José Manuel Matilla, “la exposición no termina en las salas temporales, sino que continúa en las salas del museo, donde se pueden seguir la pista de muchos de los dibujos, en los cuadros de la colección permanente”.
La exposición
La exposición comienza con los ejemplares más antiguos que corresponden a artistas del siglo XVI y que desarrollaron su actividad en Castilla, como Alonso Berruguete. Esta primera sección explora la repercusión que tuvo para el dibujo español la participación de artistas extranjeros, principalmente italianos, en la decoración del
Monasterio de El Escorial. Tal es el caso de Pellegrino Tibaldi.
Continúa con la obra de algunos de los pintores más importantes del siglo XVII, como Vicente Carducho, Alonso Cano, Francisco Rizi, Francisco Pacheco, Murillo y Zurbarán, Juan Ribalta o José de Ribera. Todos ellos fueron representantes del florecimiento del dibujo durante el Siglo de Oro. Al llegar al siglo XVIII, la exposición incluye obras clave de Luis Paret como Baile de máscaras en el Teatro del Príncipe; de José Camarón, Mujer oriental bajo un toldo.
La muestra finaliza con la obra de Francisco de Goya, que cambiaría para siempre el panorama del arte español al ayudar a convertir España en una fuerza artística dominante.
El dibujo en Castilla y en la Corte
La primera sección de la muestra se centra en Castilla. En 1561 Felipe II estableció en Madrid la capital de su reino. Dos años después iniciaba las obras de El Escorial. Las obras finalizaron en 1584 y requirieron de un enorme esfuerzo que congregó a ingenieros, arquitectos y artistas procedentes de diversas partes de Europa. Pintores de renombre en Italia, como Federico Zuccaro, Pellegrino Tibaldi y Luca Cambiaso, fueron elegidos por su facilidad para pintar al fresco y ejecutaron la mayor parte de las decoraciones murales de El Escorial.
En un segundo ámbito, vemos la evolución del dibujo en Madrid. Las principales novedades que se aprecian en el ámbito del grabado y el dibujo y sus alrededores a finales del siglo XVI y comienzos del XVII tienen que ver con los cambios en las técnicas y las prácticas artísticas de una sociedad receptiva a las innovaciones. Los maestros que mejor reflejan esta transformación son los italianos llegados a España siendo niños, como Vicente Carducho, o los pertenecientes a la primera generación nacida en la Península, como Eugenio Cajés. Ellos habían heredado el convencimiento de que el dibujo era clave en el proceso de creación. Desde mediados del siglo XVII es posible hablar de la existencia de un estilo distintivo en la pintura madrileña.
Andalucía y Valencia
Más adelante, la exposición analiza el dibujo andaluz. En los primeros años del siglo XVI Sevilla se convirtió en el principal centro comercial del Imperio. La ciudad no se convirtió en un foco de producción artística hasta el siglo XVII, con pintores como Francisco de Zurbarán y Bartolomé Esteban Murillo.
En un cuarto apartado, el recorrido pasa por Valencia. Durante los siglos XV y XVI esta región floreció gracias al próspero intercambio comercial del Mediterráneo. Desde el siglo XV, su riqueza y cosmopolitismo hallaron expresión en un amplio mecenazgo artístico, y no por casualidad fue este uno de los primeros lugares donde arraigó la práctica del dibujo, siempre en relación con la Italia del Renacimiento.
Francisco Ribalta y Pedro de Orrente definieron en líneas generales los parámetros del dibujo valenciano en la primera mitad del siglo XVII. El nivel que alcanzaron en el manejo de la aguada los diferencia de los artistas de cualquier otra parte de España. José de Ribera merece aquí una especial atención debido a su excepcional actividad como dibujante. Aunque nacido en Játiva (Valencia), desarrolló la mayor parte de su carrera en Nápoles, donde practicó el dibujo como un ejercicio formal e independiente.
El siglo XIX y Goya
A continuación se analiza el dibujo en el siglo XIX. A pesar de que los artistas franceses, llamados a Madrid por la nueva dinastía de los Borbones, configuraron considerablemente el gusto durante la primera mitad del siglo XVIII, las alianzas artísticas comenzaron a disolverse hacia mediados de la centuria debido al aumento de la influencia de sus homólogos italianos, así como del pintor bohemio Anton Raphael Mengs.
El acontecimiento que más influiría en la práctica artística y en el reconocimiento profesional de los artistas que trabajaban en España fue la fundación en 1744 de la Academia de San Fernando de Madrid, donde el dibujo constituiría el pilar de la docencia. Aunque los dibujos hechos en Madrid durante el siglo XVIII eran predominantemente estudios académicos y bocetos preparatorios para pinturas o frescos, no solo se utilizaron con estos fines, y es preciso mencionar otras variedades de dibujo, como los de arquitectura o los preparatorios para grabados.
Por último, y como no podía ser de otra manera, la muestra concluye con un apartado dedicado a Goya. El pintor aragonés exploró a través de sus dibujos lo fantástico, las creencias y las conductas humanas, y a menudo agrupó estas obras en series que le permitieron desarrollar significados más complejos El artista preparó dibujos para todos sus grabados y siguió dibujando hasta el final de sus días con mano segura y una desbordante imaginación.
Los dibujos españoles del British Museum
La colección de dibujos españoles del British Museum es una de las mejores que hay fuera de España. Comprende cerca de doscientas obras e incluye muestras de artistas que van desde mediados del siglo XVI hasta el siglo XX. En la segunda mitad del siglo XIX, el creciente interés en Gran Bretaña por el dibujo español coincidió con una mayor valoración del arte hispano en general. Ya en el siglo XX, una serie de adquisiciones y donaciones importantes han enriquecido el conjunto. Como destacó Matilla, “el departamento del British es El Departamento, no hay otro igual”. El experto del Prado destacó la apertura total al público por parte del museo inglés y su valiosa base de datos.
El trazo español en el British Museum. Dibujos del Renacimiento a Goya
Del 20 de marzo al 16 de junio
Museo Nacional de Prado
De lunes a sábado, de 10.00 a 20.00 horas
Domingos y festivos, de 10.00 a 19.00 horas
Entrada a la exposición temporal, 14 euros