Alfredo Ruiz de Luna, el mayor experto en cerámica de Talavera, artesano ceramista, ceramólogo y nieto de  Juan Ruiz de luna Rojas, habla sobre los secretos de una de las cerámicas más populares y valoradas desde el siglo XVII. Ya la literatura cervantina hace referencia a esta cerámica. «Son limpias y cuestan poco» las calificaba  Lope de Vega y de ellas también Tirso de Molina alaba sus cualidades en sus escritos. 

María Jesús Burgueño

La cerámica de Talavera rompe con la idea del trazado simétrico árabe al incorporar la pintura al final del siglo XV, actuando la Iglesia como mecenas de estos artistas. Los predicadores ante una feligresía analfabeta se servían de vistosos azulejos que narraban historias ejemplares para hacer entendible su mensaje, como si de un moderno comic se tratara.

“Nací en Talavera en el alfar de mi abuelo, luego de mi padre, en el lugar que hoy ocupa el museo Ruiz de Luna de cerámica talaverana, de ahí me viene la afición y el oficio”, dice Alfredo Ruiz de Luna (Talavera de la Reina, Toledo, el 12 de julio de 1948), el  más reputado ceramista y ceramólogo, prestigioso experto en este difícil arte. Su abuelo, Juan Ruiz de luna Rojas, recuperó la cerámica de siglos pasados, “él era fotógrafo, no ceramista, cuando llegó a Talavera -dice su nieto- y al ver la maravillosa cerámica que se había producido en esta tierra y que se estaba perdiendo empezó a comprar piezas antiguas y a trabajar la cerámica, fue el primer paso para la creación del museo”. El Museo Ruiz de Luna pasó a manos del Estado en 1963 y desde entonces ha permanecido cerrado hasta el año 1996 en el que volvió a abrir sus puertas. Es el mejor museo del mundo de cerámica de Talavera con representación de todas las piezas que se han producido desde el siglo XVI hasta el XX.

Museo de la Ciudad 1En la primera semana de marzo de 2013 se ha inauguró en Talavera de la Reina la ampliación del Museo de Cerámica Ruiz de Luna en la antigua iglesia del convento de San Agustín el Viejo, anexa a la actual, y conocida con el nombre de Liceo. La apertura ha sido posible gracias a la colaboración entre el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Ayuntamiento de Talavera de la Reina.

La iglesia, cedida al Estado como ampliación del Museo de Cerámica, ha tenido distintos usos; liceo, casino, escuela, sastrería, almacén de vinos y residencia. Con esta ampliación, el Museo de Cerámica gana 353,41 metros cuadrados de superficie expositiva, lo que ha supuesto una inversión de 382.108 €, realizada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en el período 2004-2012.

Las colecciones de azulejería talaverana expuestas en ella completan el discurso del Museo de Cerámica Ruiz de Luna centrado en la exhibición de lozas de las principales series cerámicas talaveranas desde el siglo XVI al XX. En el Liceo se exhiben paneles y placas de azulejería que pertenecían a retablos, arrimaderos y revestimientos de estancias. Gran parte de estas piezas seleccionadas para su exhibición en el nuevo edificio, han sido restauradas por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) lo que permite hoy disfrutar por ejemplo del revestimiento del Peinador de Velada, de los arrimaderos del Caserío de Vicuña, la fachada de la fábrica, el Panel de la Anunciación o el Frontal de la Crucifixión.

ceramica Talavera de la ReinaMalas catalogaciones

También en la cerámica, como hemos visto en la obra pictórica con otros artistas y escuelas, uno de los problemas más corrientes es la mala catalogación de las piezas. “He visto que en subastas y anticuarios clasifican mal las piezas -nos dice Alfredo Ruiz de Luna-, ponen en los catálogos o en las certificaciones: pieza firmada y numerada. Es una gran equivocación. En la cerámica de Ruiz de Luna la numeración que aparece es la del catálogo, no el número de piezas que se han hecho; por ejemplo, si aparece el número 524 no quiere decir que sea la pieza 524, puede que sólo se hallan hecho 4 ó puede haberse producido 2.000 piezas con esa numeración”.

Las piezas tienen dos números, uno romano y otro árabe. Cada uno de ellos corresponde a significados distintos, la numeración árabe corresponde al número de catálogo y la numeración romana es la contraseña del pintor que la ha hecho.  “Curiosamente, casi nadie se ha interesado por esta lista, yo la tengo y en alguna ocasión me han consultado para catalogar una pieza, en un futuro sí que me gustaría trabajar con un historiador y poder hacer un buen libro con todos estos datos, pero para ello se necesita dinero y tiempo”.

El momento de esplendor talaverano coincide con el encargo, por parte de Felipe II, de toda la azulejería del Monasterio de San Lorenzo del Escorial. En la actualidad, el interés por el azulejo de Talavera ha vuelto y son muchos los que reclaman este tipo de decoración.

Plano fábrica de TalaveraDel taller de Alfredo Ruiz de Luna salen obras de arte, desde un azulejo hasta composiciones de más de veinte metros de largo.  “Me gusta apoyarme en la cerámica clásica -comenta-, mi sello es talaverano, mi apellido así lo exige”. Trabaja mucho para la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, y otras ciudades españolas,  para la hostelería y son cada vez más los particulares que requieren este tipo de revestimiento para sus paredes y jardines (curiosamente, del viejo taller de su abuelo salieron las piezas utilizadas en la decoración de las casas de Benlluire y Sorolla). Las calles de Madrid se llenan de murales y carteles de Alfredo Ruiz de Luna, en 2001 el casco antiguo de Madrid contaba ya con más de 800 murales de este ceramista.

Todas las piezas con firma

Toda la cerámica de Talavera del XX debe tener la firma del ceramista ya que la mayoría son imitaciones de siglos anteriores. Hay piezas en las que han borrado la firma con la intención de comercializarlas como antiguas, pero al pasar el dedo se nota, aunque se venden hasta con certificado.

Hay que mirar la pieza por dentro, por fuera, por todos los sitios, hasta el sonido es distinto, los azules son muy importantes ya que el azul de cobalto se funde y se expande un poco sobre el dibujo. Para catalogar Talavera hay que fijarse en el color, en el óxido del barro y en el esmalte, que es sensiblemente distinto de otras cerámicas. En el tacto y en el peso está la clave una pieza nueva pesa menos que una antigua.  Por otra parte la pincelada de los artistas talaveranos de siglos anteriores es mucho más suelta

TalaveraMuseoArqueologicoNacionalLas mejores piezas son las más antiguas con una decoración bonita y bien realizada, sin desperfectos, sin golpes

“Hay un gran desconocimiento de la cerámica de Talavera, está poco estudiada –añade Alfredo Ruiz de Luna-, prestigiosos personajes que se dedican al comercio del arte me han dicho cosas muy raras, me han llegado a discutir que mi abuelo murió en el siglo XIX, que después de él no hubo nadie, etc. me discuten a muerte que esto es así, y es cuando me identifico y les muestro el carnet de identidad cuando reconocen que no saben mucho del tema”.  Un ejemplo de este desconocimiento es el de un sello que estampó la Casa de Moneda y Timbre sobre la cerámica de España en el que  aparece un bote de farmacia con la firma de Ruiz de Luna como del siglo XVII. En  los últimos años se ha despertado un interés sorprendente por coleccionarla así como muchos estudiosos y catedráticos interesados en el tema.

Cerámica de Puente del Arzobispo

La cerámica de Puente del Arzobispo es como el hermano pequeño de Talavera, es una cerámica tosca, con una gama de colores muy limitada (amarillo, negro y verde, el azul no lo trabajaban bien), el esmalte de Puente es muy transparente (por eso tiene un color muy amarillento, no tienen el óxido de estaño que le da la blancura del esmalte) y sus dibujos son más pobres. A finales del XVIII aparecen en Puente platos con animales y plantas entre dos pinos, también temas como “la pajarita” o “la cola de gallo”, a estas nuevas decoraciones se añaden colores como el verde brillante y el rosa  suave.

La cerámica de Puente del Arzobispo es un poco más económica según podemos comprobar en la tasa sevillana de 1627 en donde se dice que las labores de Puente se vendían a menor precio que las de Talavera. Y ésta, a su vez, se vendía más cara que la de Sevilla, ciudad andaluza donde se imitaban o “contrafacían” las labores de Talavera. “Se ha interpretado muy mal algunos hallazgos en excavaciones que han realizado en Puente –explica Alfredo Ruiz de Luna- donde se han encontrado piezas muy similares a las de Talavera, a mi entender puede ser la simple casualidad de que alguien que fuera con una carga de Talavera se le rompiera al transportarla y la abandonara o que algún ceramista de Talavera (en el siglo XVIII había unas 500 personas dedicadas a la cerámica) se fuera a Puente huyendo de la competencia, pero son pequeños casos aislados que no interfieren a la hora de describir una u otra cerámica, también se fueron ceramistas de Talavera a Méjico.”

Copia de DSC04072La cerámica de Talavera se imitó en el siglo XVI en Sevilla pero se distingue por su tono amarillento, el azul de Sevilla es más fuerte, más tosco, aunque los verdes y los amarillos son muy parecidos. La cerámica del XVI y del XVII es una cerámica muy bien hecha no en vano hubo tres ceramistas reales y se cotizaba muy bien.

En Talavera ha habido grandes ceramistas, de ellos las salas de subastas y los anticuarios son testigos, quizás los más frecuentes son Ruiz de Luna y Niveiro, este último también marcó un estilo propio, su cerámica, del siglo XIX, se asemeja a la cerámica de Manises, el propio Niveiro se trajo pintores valencianos que trabajaron la cerámica con la misma técnica y diseño que la de Manises. La competencia con la producción de Ruiz de Luna (un taller de más de cien operarios) hizo que Niveiro se apuntara en el siglo XX a la corriente talaverana. Dentro de la cerámica del siglo XX se puede clasificar en dos etapas la primera antes de la Guerra Civil cuya producción es muy grande, menos perfecta y con un toque de ingenuidad que le proporciona un encanto especial, es la etapa de las grandes piezas y la segunda etapa es después de la Guerra Civil donde se produce una cerámica más perfecta, las piezas son más pequeñas, y disminuye la producción de loza, no así la producción de azulejos que se realizan verdaderas obras de arte que adornan fachadas, interiores, etc. de las calles de muchos puntos de nuestra geografía.

Esculturas, las más desconocida

AuraEn la paleta de Talavera destacan los óxidos metálicos: cobalto, manganeso, el antimonio, el cobre y el óxido de estaño. Se trabaja con la técnica del claroscuro, primero con los colores más suaves y luego se va reforzando. Esta forma de pintar es así -explica Alfredo Ruiz de Luna- desde el siglo XVI. En lo único que hemos avanzado es en el horno que asegura la temperatura de cocción. La diferencia entre otras cerámicas es la formula antigua, heredada de mi padre, Antonio Ruiz de Luna y este del suyo que es lo que da ese carácter y categoría de la cerámica Ruiz de Luna. Trabajo sobre azulejo bizcocho (sin esmaltar, solo barro, arcilla molida y prensada), este tipo de azulejo es muy difícil de encontrar hoy en día, me lo suministran desde Castellón, antiguamente cada taller se hacía su prensa o los hacían a mano pero ahora es muy complicado y el problema es que dentro de poco tiempo nos vamos a encontrar sin poder adquirir este azulejo por falta de fabricas.

Unas piezas que la gente desconoce son las esculturas en cerámica del siglo XVI, son muy escasas y raras. Yo conozco cuatro, en el museo hay dos y en la ermita de Talavera hay otra de un San Antón de unos 60 cm. El coleccionista que consiga tener en su casa una escultura tiene un tesoro” continúa Ruiz de Luna .“En cuanto a la cerámica moderna sucede lo mismo, hay piezas seriadas, que inundan el mercado y hay piezas únicas que son verdaderas joyas, éstas son siempre por encargo, son piezas de capricho, que si aún no han salido al mercado terminarán saliendo, terminarán en un museo o cambiando de mano.”

Pequeñas pistas

Talavera-SalaRetiroCerámica del XVI. El azul, el amarillo y, en algunas ocasiones, el ocre se combinan para formar cartuchos y bandas que giran formando volutas. Son los motivos llamados forroneríes inspirados en el trabajo del hierro forjado. Se ven en algunas orzas y botellas, muchas de ellas con escudos de El Escorial. Se conoce como esponjada y jaspeada a la cerámica de la serie azul, decorada con un salpicado de puntos azules sobre fondo blanco a veces matizados con verde y amarillo, las piezas más frecuentes son albarelos o botes de farmacia, orzas y jarrones. De la serie azul nos encontramos el grupo de las mariposas formado por una serie de platos que tienen el ala destacada, los centros están decorados con animales, y en las alas unas libélulas, imitación de la porcelana china.

Siglo XVII. El grupo tricolor con los colores azul, naranja y manganeso se empieza a trabajar a finales del siglo XVI y mediados del XVII. Las piezas más frecuentes, son los  tinteros y los platos de gran tamaño. En el centro se trabaja los motivos arquitectónicos, animales, figuras de cuerpo entero o bustos, las cabezas adornadas con  tocados muy aparatosos o cascos.  Otro grupo fue el de las estrellas plumeadas, que son los platos decorados en el centro con figuras geométricas de las que parten unas ramas plumeadas, con cenefas en forma de eses. El naranja se oscurece, se usa el azul y el marrón. También se utiliza la decoración en forma de encaje de bolillos que se repite en forma circular alrededor del borde, en esta decoración sólo se utiliza los colores azul y marrón. Los helechos o golondrinas es otro grupo con influencia china pertenece a la serie azul, en el centro suelen llevar conejos, patos o golondrinas, escudos e inscripciones. El grupo de árboles y arquitecturas, aparece a finales del XVII con el azul de dos tonos que se utiliza para el claroscuro,  se hacen jarrones y orzas, con decoración de escenas populares y árboles divididos en tres pisos, el azul es empleado como único color de una serie muy amplia de botes de farmacia que utiliza como decoración tan solo un escudo y el nombre del específico. En este grupo encontramos tinteros, especieros, pilas de agua bendita, etc.

JarraCerámicaTalavera-SalaRetiroSiglo XVIII al  XIX. A las subastas también llegan, en contadas ocasiones, los platos del grupo policromo de la primera mitad del siglo XVII y primer tercio del XVIII, aparecen platos, grandes cuencos y jarrones con motivos de pesca, caballeros cazando, etc., estas escenas suelen  tener varios personajes, árboles de tronco retorcido y hojas finas. Algunas piezas llevan el escudo de San Lorenzo de El Escorial. Otra decoración es la flor de patata. En la mitad del siglo XVIII los personajes son más pequeños, en actitud galante, los hombres vestidos con capa corta y las mujeres con doble falda. Los grupos del ramito y los temas del chaparro de la serie policroma, vienen de la influencia que en 1730 dejó la presencia de José Causada, maestro de la pintura de Alcora, quien trabajó un tiempo para los hornos de Talavera. Mancerinas y platos decorados con la puntilla Berain  de la serie azul. La adormidera se adueña del final del XVIII y XIX. La Guerra de la Independencia marca los temas en la decoración del XIX: generales a caballo, o el busto de Fernando VII con inscripciones.

Alfredo Ruiz de Luna
Ceramista (cerámica plana)
Plaza de Boston, 1. -local 3 (Madrid). Telf.- 91 361 06 09

Museo Ruiz de Luna
San Agustín el Viejo
Talavera de la Reina  (Toledo). Telf.- 925 80 01 49

1 COMENTARIO

  1. Ha habido un «lapsus» al inicio de la información. Si la literatura cervantina hace referencia a la cerámica de Talavera, no es Lope de Vega quien las consideraba «limpias y costar poco», sino Miguel de Cervantes.

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