Manuel Borja-Villel, director del museo madrileño, afirmó que se trata de una exposición “compleja, con algo de irrepetible” y recordó que no se realizaba una retrospectiva de estas dimensiones en España de Dalí desde la década de los 30.
“Dalí es un artista cuya obra es absorbida desde el principio, y que supo entender desde el principio la importancia de los medios y de la publicidad”, explicó Borja-Villel. El director del museo repasó todos los aspectos de la obra del pintor que se reflejan en la muestra: la visión material, el método paranoico-crítico, la idea de fragmentación, la teatralidad y la superación de la visión romántica del arte.
Retrospectiva única
Por su parte, Montse Aguer, una de las comisarias de la muestra, destacó la realidad onírica de Dalí, sus creaciones perturbadoras y enigmáticas y su imaginación desbordante. “Dalí bascula entre el gran respeto por la tradición y por los grandes maestros, y su gran interés por la modernidad y por probar nuevas técnicas y lenguajes”, afirmó Aguer.
La selección de obras que componen la muestra proceden de importantes instituciones y colecciones privadas y de los tres depositarios principales de la obra de Salvador Dalí: la Fundación Gala-Salvador Dalí de Figueres, el Salvador Dalí Museum de St. Petersburg de Florida y el propio Museo Reina Sofía.
Piezas nunca vistas en España
Además, el visitante podrá contemplar una treintena de piezas que nunca antes se habían visto en nuestro país. Es el caso de Alucinación: seis imágenes de Lenin sobre un piano (1931), Bañistas (1928) o Niño geopolítico contemplando el nacimiento del hombre nuevo (1943).
La muestra arranca con una sección dedicada a las primeras obras de Dalí en la que predominan los elementos que marcaron su infancia, como la familia y el entorno que le rodeó en estos años. También se incluyen algunos de sus autorretratos que nos acercan a la visión que el pintor tuvo de sí mismo en esta época.
La llegada del artista a la Residencia de Estudiantes de Madrid en 1922 y su encuentro con, entre otros, Federico García Lorca y Luis Buñuel, protagonizan un segundo ámbito. En este momento, Dalí se inspira cada vez más en las vanguardias y coquetea con diferentes “ismos”, como el cubismo, el fauvismo o el futurismo. Entre otras obras, se podrá ver el emblemático Retrato de Buñuel (1924) o Academia neocubista (1926).
La etapa presurrealista del artista está representada por obras como Asno podrido (1928) o Carne de gallina inaugural (1928). Ya en plena etapa surrealista, Dalí desarrolla su método paranoico-crítico, que centra la tercera sección de la muestra, con la presencia de grandes obras como El Gran Masturbador (1929), La persistencia de la memoria (1931) o El Espectro del Sex-Appeal (1934).
El recorrido continúa con un ámbito dedicado a la relectura que el artista hace de El Ángelus (1857-59) de Jean-François Millet. En palabras del propio Dalí: el Ángelus de Millet se convierte de súbito para mí en la obra pictórica más turbadora, la más enigmática, la más densa, la más rica en pensamientos inconscientes que jamás ha existido.
A partir de 1936 y huyendo de la Guerra Civil española, Dalí y Gala pasan la mayor parte del tiempo en Francia, exceptuando algún viaje a los Estados Unidos e Italia. La experiencia personal del artista se traslada a óleos tan perturbadores como Premonición de la guerra civil (1936) o El rostro de la guerra (1940).
Etapa en Estados Unidos
Más tarde, el inicio de la Segunda Guerra Mundial lleva a Dalí y Gala a exiliarse a los Estados Unidos, donde residen ininterrumpidamente entre 1940 y 1948. El conflicto internacional y la catástrofe nuclear de Hiroshima y Nagasaki transforman profundamente su obra. En este momento empieza su etapa mística y nuclear, con obras como Cabeza rafaelesca estallando (1951) o La máxima velocidad de la Madonna de Rafael (1954).
Incursión en el cine
La maestría y el ingenio del Dalí pintor se pondrá también al servicio de un campo que no le es propio: el del mundo del espectáculo. Una vez más, sus ámbitos de creación se expanden hacia la escritura de guiones cinematográficos o el diseño de decorados y vestuario. La muestra proyecta películas como Un perro andaluz (1929), o Recuerda (1945), de Hitchcock.
La exposición finaliza con una sección en la que se aprecia cómo a partir de los años 60 y hasta el final de su carrera, los intereses de Dalí continúan expandiéndose. Su fascinación por la ciencia y las nuevas tecnologías se traduce en la exploración de lenguajes de futuro, como la holografía o la estereoscopía. A la vez, su papel como agitador de masas se refuerza en los happening y performances que concibe y protagoniza. Durante la década de los ochenta, las teorías matemáticas desarrolladas por René Thom darán forma a un nuevo universo que el pintor ya no abandonará, algo de lo que es ejemplo su última obra, Cola de golondrina y violonchelos (1983).
Irene G. Vara
Dalí. Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas
Del 27 de abril al 2 de septiembre
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
De lunes a sábado y festivos, de 10.00 a 21.00 horas
Viernes, de 10.00 a 23.00 horas
Domingo, de 10.00 a 19.00 horas
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