El hombre que compraba gigantesAgustín Luengo Capilla (Puebla de Alcocer, 1849-Madrid, 1879) ha sido uno de los hombres más altos del mundo. Después de una juventud apasionante viajando en un circo por toda España, actúa ante el rey Alfonso XII en Palacio. Allí conoce al excéntrico doctor Velasco, fundador del Museo Nacional de Antropología. Velasco hace al gigante una propuesta que le cambiará la vida, pero se olvida de algo…

Basada en una historia real

El esqueleto del gigante que protagoniza esta historia se encuentra, en la actualidad, en el Museo Nacional de Antropología de Madrid. Se conserva, además, un vaciado del cadáver. La explicación a todo ello se encuentra en esta novela bien ambientada, donde se muestra una imagen desconocida de la España de la época, y se revelan los misterios del lóbrego museo que edificara el doctor Velasco sobre su propia casa.

El autor, Luis C. Folgado de Torres

Es autor de diferentes publicaciones, entre ellas la novela «La cárcel de los desvaríos» (una de las 10 imprescindibles de su momento, según la revista Qué leer), libros de empresa como «Gracián: El jesuita que enseñaba a triunfar», y otras obras de carácter divulgativo como «¿Hay vida después del divorcio?».

Sus comienzos tienen lugar en el mundo de la radio, desarrollando sus labores de redacción en Radio Sur, COPE y SER. También escribe para La Vanguardia y colabora otros medios digitales y convencionales.

Luis C. Folgado de TorresEl primer contacto con el mundo editorial lo consigue con «Lunas sin pisar», Premio San Isidoro de Sevilla. Después continua desarrollando su obra que aunque poco prolífica siempre ha gozado del reconocimiento del público y la crítica.

Licenciado en Psicología, ha dedicado buena parte de su vida a labores docentes, impartiendo conferencias y cursos por España e Iberoamérica.

Luis Folgado de Torres nació en Azuaga (Badajoz) en 1963. En la actualidad reside en Madrid, donde continua con su obra escrita y sus tareas docentes.

El libro fue presentado el pasado 14 de mayo en la Casa de Extremadura de Madrid en un acto al que asistieron descendientes de la familia del protagonista de la obra, Agustín Luengo Capilla, el gigante extremeño.

Capítulo I

Madrid, 20 de abril de 1875

Presentación libroEl pasillo, lóbrego como un túnel, del Depósito de Cadáveres, apenas iluminado por las llamas sonoras de las lámparas colgantes de carburo, se llenó con el eco de los pasos desbocados de don Pedro Velasco y los bastonazos que asestaba a las baldosas, como anunciando su bravura.

—Ni el doctor Velasco, ni don Alfonso XII, ni el Papa de Roma. Este cuerpo se queda donde está y sanseacabó. ¡Y no son horas de venir a jorobarme la existencia! —Don Celso Alvarado, forense titular del Depósito de Cadáveres de Madrid, se sintió importunado con la presencia inesperada de su colega, el doctor Velasco.

—Ya le han dicho que se marche, don Celso, pero está furioso —ni los conserjes, ni el asistente de don Celso pudieron hacer nada para detener a un Velasco completamente enfurecido.

—¡Ese cuerpo me pertenece y no voy a consentir que lo toque ni usted ni nadie! —de la boca de don Pedro Velasco salía un vapor esponjoso que se dispersaba al tocar el frío pesado de la sala de disección. Llegando a la mesa de mármol, el catedrático alzó su bastón con la cara descompuesta y amenazó al anciano forense y a su asistente, que le cortaron el paso nada más verlo entrar.

Un descomunal cuerpo desnudo yacía en la mesa de mármol sobre la que don Celso se disponía a trabajar, desperdigados ya un escalpelo y otras herramientas metálicas sobre el vientre verduzco del finado. El cadáver tenía la cabeza colgando con la boca y los ojos muy abiertos, sobresaliendo del final de la mesa en la que tampoco cabían las piernas. Las ropas húmedas de aquel Polifemo a punto de ser eviscerado formaban un montículo, arrinconadas bajo la cristalera del patio de luces que rezumaba vahos de agua y formol. Por entre el montón de harapos asomaban las enormes botas, como barcas negruzcas y hediondas sobre las que horas antes anduvo el desdichado por las calles del Madrid más sórdido.

—¡Miren, miren esto! ¿O es que en este jorobado país ya no valen ni los documentos firmados ante notario?

El doctor Velasco desplegó vehemente un legajo sepia planchado de sellos oficiales azules y rojos, golpeando con los dedos el lugar donde se retorcían las rúbricas. Luego lo giró hasta ponerlo delante de los ojos de don Celso, que se ajustó el binóculo antes de leer. Nada más comenzar su lectura temblona bajo la luz inestable del gas, la cara del forense se arrugó más todavía, evidenciando una perplejidad jamás mostrada a lo largo de su azarosa vida entre cadáveres.

—Dios mío, Velasco. Es usted peor que el demonio.

Ediciones Áltera
16,50 €
Páginas: 250 páginas
ISBN: 978-84-89779-52-5
Formato: 150 x 230 mm

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