PhotoEspaña presenta la más amplia retrospectiva del fotógrafo norteamericano Emmet Gowin hasta la fecha. La muestra exhibe cerca de 180 obras de este artista, uno de los fotógrafos más originales e influyentes de los últimos cuarenta años.
Emmet Gowin nació en Danville, en un hogar profundamente religioso donde, sin embargo, se respiraban dos concepciones teológicas muy distintas. Frente al carácter autoritario y exigente de su padre, Emmet se identificó desde niño con la visión de lo divino que se desprendía de la presencia cariñosa, dulce y compasiva de su madre.
En 1961 comenzó una licenciatura en Artes Gráficas en Richmond. Se apasionó por muy diversas manifestaciones artísticas y cultivó con entusiasmo el dibujo y la pintura. Sin embargo, no tardó más que unos meses en darse cuenta de que era la fotografía el medio que mejor le permitía incorporar el azar y lo inesperado, con las ilimitadas posibilidades creativas que esto implica.
Primeras influencias
Sus primeras influencias fotográficas las recibió a través de libros y catálogos de grandes nombres como Robert Frank, Henri Cartier-Bresson, Eugène Atget o Walker Evans. Pero tan sólo dos años después de empezar a trabajar con su primera Leica, una cámara de 35 mm adquirida en 1962, Gowin se planteó la necesidad de crear su propio estilo.
Los primeros porfolios que elaboró en 1965, antes de de ingresar en la Rhode Island School of Design (RISD) y un año después de casarse con Edith Morris, se componen de imágenes técnicamente sencillas y de temática muy variada aunque cotidiana: niños, jóvenes o adultos en escenas de la vida diaria, automóviles, iglesias antiguas, paisajes o retratos de su esposa.
Su mujer se había criado también en Danville, en una familia más numerosa y sobre todo física y emocionalmente más cohesionada que el clan de los Gowin. Toda la familia Morris jugará un papel muy especial en la obra de Emmet Gowin, y fue fotografiada con más regularidad que nunca entre el verano de 1965 y la primavera de 1967.
Mirada acogedora
Durante este tiempo, Gowin cambió su cámara de 35 mm por una de fuelle de 4 x 5 pulgadas, que aportaba un punto de vista diferente, un trato de mayor consideración hacia el objeto y una mirada más paciente y acogedora sobre el mismo. Hay que destacar la influencia que en este proceso pudo ejercer sobre él Harry Callahan, quien dirigía el posgrado que Emmet Gowin estaba cursando en la RISD y que pretendía ayudar a sus alumnos a encontrar su propia originalidad.
Una nueva etapa se abrió para el matrimonio en 1967. A Gowin le ofrecieron un puesto de profesor en el Dayton Art Institute, por lo que se mudaron a Ohio poco antes del nacimiento de Elijah, su primer hijo. Como artista, los cuatro años en Dayton le permitieron una evolución conceptual intuitiva e introspectiva, una simplificación o reducción radicales, hasta detener su foco de atención directamente sobre Edith, protagonista de gran parte de su nueva obra. Las imágenes de esta época constatan ya una visión artística completamente propia y personal, cimentada en la fuerza de la comunicación entre personas que se aman y respetan profundamente.
Imágenes circulares
A comienzos de los setenta, un hecho fortuito llevó a Gowin a utilizar la lente de una cámara de 4 x 5 pulgadas en un aparato de 8 x 10, dando como resultado unas imágenes circulares que sugieren una nueva mirada y transmiten la sensación de estar accediendo a un lugar prohibido, a una realidad secreta y misteriosa. Detrás de esta lente volvió a situar a su mujer y al resto de la familia, pero esta vez con un nuevo protagonista destacado: su segundo hijo, Isaac, tanto durante el embarazo como después del nacimiento.
Más adelante, Emmet Gowin volvió a sentir la llamada de la naturaleza y los paisajes, y se interesó por la influencia de la actividad humana sobre los mismos. Viajó a Europa y a Asia, donde creó algunas de las series que se muestran en esta exposición (las fotografías de Matera, en Italia, o de Petra), de nuevo en un formato rectangular tradicional. Pero enseguida dio un paso más en su búsqueda de la documentación de los paisajes, iniciándose en la fotografía aérea.
En los últimos años, Gowin ha reflejado también en su obra la fascinación que desde siempre han ejercido los insectos sobre él. Por último, hace tan sólo unos meses, Emmet Gowin quiso detener su objetivo sobre las tierras andaluzas, dando lugar a algunas de las fotografías aéreas realizaras exclusivamente creadas para la muestra que ahora se presenta.
Emmet Gowin
Del 29 de mayo al 1 de septiembre
Sala Azca de la Fundación Mapfre
Avenida General Perón, 40
Es en la FUNDACION MAPFRE en su sala de Azca no en PhotoEspaña.
Un saludo.
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