Con un título intencionadamente redundante, la exposición «Eduardo Arroyo: Retratos y retratos», que reúne más de un centenar de obras del artista, está centrada en dos aspectos muy presentes en su trabajo durante gran parte de su prolífica carrera de pintor y que, sin embargo, hasta ahora apenas habían sido expuestos, desde luego nunca confrontados el uno al otro.
Se trata, por un lado, de su faceta de retratista. Arroyo ha sido, desde sus inicios, un pintor de retratos (y autorretratos), interesado tanto por personajes de ficción como por personajes muy históricos y muy reales. Estos últimos han sido el objetivo principal a la hora de seleccionar las obras para esta exposición: autorretratos o retratos de figuras reales, históricas, y no tanto representaciones de personajes imaginarios.
Las 33 pinturas y dibujos y las 8 esculturas que integran esta muestra, pertenecientes a distintas colecciones públicas y privadas españolas e internacionales, conforman una galería de retratos —algunos de ellos conocidos, otros rigurosamente nuevos—; de personajes de la historia nacional e internacional: figuras históricas como Isabel la Católica; figuras de la vida pública, que van desde Napoleón a la Reina de Inglaterra pasando por Carmen Amaya; escritores como Franz Villiers; boxeadores como Marcel Cerdan; poetas como Hölderlin; pintores como Soutine, Van Gogh, Rembrandt o Richard Lindner o santos mártires como San Sebastián… y también el propio pintor.
La selección incluye piezas de finales de los años 50, fecha de su marcha a París, hasta el año 2012, con algunas esculturas y, sobre todo, tres autorretratos muy recientes que parece haber firmado desfigurándolos —los rostros tienen huellas de las sustancias líquidas que el pintor ha arrojado a cada rostro al acabarlo— cum ira et studio, con esa mezcla de humor y seriedad perfectamente conscientes que nadie puede echar de menos en la polifacética obra de Eduardo Arroyo.
Las viejas fotografías de los rastros y los mercadillos, los desechos de los álbumes familiares y las fotografías de autor desconocido y gentes anónimas, sobre cuyo soporte y cualidades ha trabajado e intervenido Eduardo Arroyo —pintándolas, cortándolas, fragmentándolas, yuxtaponiéndolas a dibujos, pinturas o papeles de calco, haciendo collages y foto–collages, seriándolas— como mejor le ha parecido y más convenía a sus intereses pictóricos. Las 70 fotografías, en su mayoría inéditas y todas pertenecientes a la colección del autor, que completan esta exposición testimonian de su trabajo con la fotografía. En realidad este ha sido el núcleo original desde el que se ha desarrollado el presente proyecto expositivo.
Datos de interés:
Museo de Arte Abstracto Español Cuenca (Casas Colgadas- 16001 Cuenca)
Fechas: Del 7 de junio al 6 de octubre de 2013
Horario: De martes a viernes y festivos:11–14 h. y 16–18 h./Sábado:11–14 h. y 16-20 h./Domingos:11–14:30 h./Lunes: cerrado
Precios de entrada:
Normal: 3 €
Reducida: 1,50 €
Gratuita: Nacidos y residentes en Cuenca.
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