El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga presenta Esculturas 1973-2012 de Eduardo Arroyo. Se trata de una retrospectiva, comisariada por Fernando Francés, que abarca desde los inicios del artista hasta el pasado año. En la exposición se podrán ver piezas inéditas y otras obras que repasan las etapas creativas de este artista polifacético.
Serán más de setenta piezas que abarcan casi cuatro décadas de su trabajo y muestran una evolución de su trabajo desde una perspectiva única. En la exposición, además, se podrán ver esculturas inéditas (Unicornio, 2009; Tatuaje, 2005; Fantomas, 2007 y Wadorf Astoria, 2012).
La naturaleza
“La naturaleza te condiciona, me introduce en un mundo mitológico”, dice Eduardo Arroyo de su trabajo en la escultura. En la exposición que presenta el CAC Málaga, el artista saca a la luz personajes, reales o inventados, que forman parte de la mitología o bien históricos (La maja desnuda, 1987) que parecen sacados de un mundo irreal, pero que son reconocibles a través de sus inquietantes rostros o rasgos. Realizados en piedra, bronce, madera, plomo o hierro, otra particularidad de su trabajo en la escultura es su tamaño y considerable peso.
Eduardo Arroyo es un artista polifacético, aunque destaque en su faceta pictórica y en la escultura, ha realizado trabajos en las escenografías de obras de teatro y cine y es escritor e ilustrador. En más de una ocasión ha mencionado la necesidad de “alejarse” de la pintura y trabajar en otras disciplinas para de nuevo volver al dibujo y la pintura. “El destino de un pintor es serlo hasta el final”, ha afirmado.
Figuración narrativa
Eduardo Arroyo es un artista destacado de la figuración narrativa, que es una tendencia artística que surge en los años sesenta en París y se presenta como la alternativa a las corrientes dominantes de abstracción. En su vertiente más política, la figuración narrativa tiene reminiscencias del Pop Art. Tan sólo tres años después de llegar a París, en 1961, participó en su primera exposición y a partir de ahí vinieron otras intervenciones compartiendo espacio con artistas como Francis Bacon, Matta o Dubuffet. En 1963 participó en la III Bienal de Paris.
Arroyo invita a viajar al espectador a un mundo fantástico, a través de las figuras y rostros inquietantes de sus personajes ligados a la historia y naturaleza del entorno desde el que se ha extraído la materia prima o bien ha sido creada la pieza. En 1982 obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas y en 1995, junto con el escultor Andreu Alfaro, representó a España en la 46 Bienal de Venecia. El artista vive y trabaja actualmente entre Madrid y Paris.