El Instituto Valenciano de Arte Moderno expone una amplia panorámica de la creación artística de Fernando Almela (Valencia 1943-Madrid 2009) en la Sala de la Muralla desde el 10 de septiembre de 2013 hasta el 10 de noviembre de 2013.
Las obras expuestas son una parte de la donación realizada por la Fundación Almela-Solsona al IVAM, según acuerdo formalizado por ambas instituciones en 2012. Fruto del convenio de colaboración y con motivo de la exposición se ha editado un catálogo que recoge la totalidad de la donación realizada al IVAM que alcanza las ciento noventa y dos obras, y contiene textos sobre Fernando Almela de Antonio Gamoneda, Sonsoles Vallina y Enrique Gómez Acebo.
Fernando Almela (Valencia,1943-2009) creó la Fundación Solsona en 1991 con la recepción del patrimonio pictórico de Alberto Solsona (Barcelona 1947- Madrid 1988). Tras su inesperada muerte, su propio patrimonio pasó a la Fundación, que cambió su nombre por el actual y quedó al cargo del patronato que él mismo nombró. La donación presente obedece tanto a la lógica del origen del artista valenciano como a su deseo, manifestado repetidamente en vida, respecto al futuro emplazamiento de su creación artística.
Fernando Almela atravesaría una época en el tránsito de la década de los setenta a la época posmoderna en la que la pintura entró en crisis tanto por la cancelación del paradigma informalista como por la marginación crítica e institucional de las experiencias conceptuales para dar paso a las estéticas posmodernas y a la transvanguardia que se impondrían seguidamente. En ese momento de transformación política y artística, Fernando Almela, como otros artistas que deseaban seguir pintando, tuvo que concentrarse en su vocacional opción por la pintura.
Fernando Almela cobró pronto conciencia de que seguía un camino solitario al apartarse tanto del «tono trágico» del informalismo, como de la pintura dramática del gestualismo-matérico para recuperar las enseñanzas de algunos de los maestros del color de las vanguardias históricas y desarrollar una obra que insiste en la potencia de lo visible. Almela no duda en recurrir a la memoria, esto es, al diálogo con la reflexión plástica acumulada históricamente, para tratar de mantener una continuidad sobre las propias bases de una pintura basada en el trabajo reflexivo, en seguimiento de las lecciones de Cézanne, e incluso retomando planteamientos estáticos de sus admirados Bonnard, Matisse o Morandi.
En su producción artística Fernando Almela reivindica la herencia de Cézanne, con quien comparte la pasión por el paisaje y la naturaleza muerta, géneros en los que la pintura da cuenta de una realidad aparentemente inmóvil, que adecua a la representación en su pintura: la fugacidad de las vanitas, la manera de mirar en los bodegones, el recuerdo y la evocación en los paisajes. Almela nos describe paisajes de rincones discretos y olvidados que evocan silenciosos jardines con estructuras arquitectónicas clasicista, y masas boscosas que interpreta con gestos cercanos a la abstracción. Pintura en la que se puede apreciar un contrapunto narrativo donde la forma, la luz y el espacio son decisivos, al captarlos por observación directa y combinarlos por la memoria del artista, en un proceso que separa a esta pintura de la simple representación mimética.
Desde las naturalezas muertas que realizó en los años ochenta hasta su producción final, Almela no dejó de meditar sobre la potencia visual de los objetos en composiciones cotidianas. A comienzos de los años noventa llevó a cabo obras fundidas en bronce con jarras y copas rotas junto a frutos. Entre 2006 y 2008 trabajó sobre realizó una serie de «bodegones» en los que empleó directamente objetos ensamblados. En estas obras, Fernando Almela, mezcla el objeto cotidiano y la naturaleza paisajística siguiendo cierta tradición del cubismo y el poscubismo.
Fernando Almela, con su estética sosegada y su extraordinario respeto a la pintura, plasmó un intenso elogio de lo visible. Pintor de lo diáfano, de la vida silente, describe una naturaleza que se torna íntima tanto si aborda el paisaje como el bodegón.
Aunque afincado casi toda su vida en Madrid, sus obras han sido expuestas en un buen número de ciudades españolas y constan en importantes colecciones públicas y privadas como -Museo Español de Arte Contemporáneo, Colección Banco de España, Biblioteca Nacional, Calcografía Nacional, Museo Provincial de León, Colección Fundación Juan March, Colección Marthaler-Wintherthur (Suiza)…-, a las que ahora se añade el Instituto Valenciano de Arte Moderno.
Fernando Almela regresa a los escenarios que, según sus palabras, «dejaron huella identificable en el color —que no es más que la luz de la infancia— de mi pintura». La ciudad de Valencia y el Instituto Valenciano de Arte Moderno IVAM recuperan un legado artístico de primer orden y profundamente vinculado a su cultura.
Datos de interés:
Fernando Almela
En la colección del IVAM
Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) (Guillem de Castro, 118 – Valencia 46003)
Fechas: 10 septiembre – 10 noviembre 2013
Horario: martes – domingo: 10:00 – 19:00 h.
www.ivam.es
Más información: https://www.revistadearte.com/tag/ivam/
Imagen de izquierda a derecha: la directora de la Fundación Almela-Solsona, Isabel Urueña; la directora del IVAM, Consuelo Ciscar; el secretario autonómico de Cultura y Deporte, Rafael Ripoll; los comisarios de la muestra, Enrique Gómez Acebo y Sonsoles Vallina, y miembros del patronato de la Fundación.