vilariño_logopress01El singular y potente espacio de Tabacalera vuelve a abrir sus salas a una exposición fotográfica. Esta vez la melancolía y la poesía del gallego Manuel Vilariño son las encargadas de llenar los espacios expositivos en una muestra que reúne un centenar de fotografías y dos instalaciones del Premio Nacional de Fotografía 2007.

La exposición, comisariada por Fernando Castro Flórez, recorre la fértil trayectoria de este artista coruñés, que utiliza en su obra tanto el blanco y negro como el color, y nos acerca a su modo de ver el arte a través de un lenguaje propio de presencias y sueños, de finitud y esperanza, de silencio y evocaciones.

“Una lección de arte”
“No se trata de una retrospectiva, pero sí es una muestra compresiva de su obra”, explicó el comisario, que añadió que “se trata de una gran exposición de fotografía, pero también de una lección de historia del arte”.

Desde su particular visión de los animales, los paisajes y las naturalezas muertas, hasta la representación de la melancolía y la muerte, esta muestra revela los aspectos más destacados de la estética de Vilariño, donde subyace siempre un fondo poético y una actitud contemplativa.

Por su parte el artista subraya la importancia que tienen para él los animales, vivos o muertes, tan presentes en su obra y en esta exposición. “Con todos los animales he tenido una relación espiritual, son seres sagrados”, señala. “Mi objetivo es ver a través de los ojos del animal”, afirma Vilariño.

vilariño_logopress03Animales y naturaleza muerta
El patio central de Tabacalera recibe al visitante con una montaña de cúrcuma. El intenso color anaranjado de esta especia, arropado por el sonido de los cantos de ballena y la proyección, de cuatro metros de altura, de la Tabla Bwa que Manuel Vilariño realizó en 2007, nos adentra en un territorio de presencias y sueños, de finitud y esperanza, de silencio y evocaciones.

El gran políptico de Los Pájaros y el de Cabezas/Sueños cubren las paredes de las naves con las que continúa el recorrido de la muestra. A continuación, se exhibe un bestiario compuesto por fotografías en blanco y negro que retratan animales con herramientas que componen un diálogo entre la vida y la muerte.

La serie Fragmentos de un paisaje refleja la naturaleza extremeña con impactante autenticidad y belleza formal. En Paraíso fragmentado aparecen el color y la idea de la muerte. Se trata de un mosaico de naturalezas muertas formado por quince fotografías. En cada una de ellas un pájaro, un lagarto o una serpiente yacen inertes, creando entre todas las imágenes una composición única.

Bodegones
También están presentes diferentes bodegones, composiciones aparentemente sencillas, en las que una mariposa sobre un libro de misas o unas frutas en descomposición permanecen a la sombra de la llama de una vela que se consume.

vilariño_logopress04A mitad del recorrido se encuentra la obra que da título a la exposición: Seda de caballo. Una instalación compuesta por una esfera de 125 cm de diámetro compuesta por madera de cedro y cola de caballo, y que simboliza lo salvaje. La muestra se cierra con Montañas y oceános, que cubren las paredes de las dos últimas galerías.

El artista: poeta y fotógrafo
Gran maestro de la naturaleza muerta, Vilariño ha realizado en los últimos años unas composiciones, donde elementos como una vela, frutas o pájaros ahorcados le sirven de soporte para resaltar los colores de los animales muertos, intensificando la textura de los alimentos.

Manuel Vilariño (A Coruña, 1952) es fotógrafo y poeta. Desde que realizara su primera exposición en el año 1982, sus obras no han dejado de mostrarse en galerías y museos de referencia, encontrándolas en colecciones como las del Museo Reina Sofía de Madrid, en el Fine Arts Museum de Boston o el Museo Extremeño.

En 2007 se le concedió el Premio Nacional de Fotografía que otorga el Ministerio de Cultura. Como explicó Castro Flórez, esta muestra conmemora ese galardón.

Manuel Vilariño. Seda de caballo
De 13 de septiembre al 24 de noviembre
Tabacalera. Espacio Promoción del Arte
Calle Embajadores, 51
Entrada gratuita