José María Sicilia, premio nacional de Artes Plásticas, expone en Matadero Madrid Fukushima. Flores de Invierno, un conjunto de piezas de diferentes técnicas, materiales y formatos que reflejan los sucesos causados por el gran terremoto y el posterior tsunami del 11 de marzo de 2011 en la región japonesa de Tohoku.
La colección incluye 14 piezas con formato bandera y dos esculturas que el artista ha realizado a partir de su investigación realizada en la zona en los meses posteriores a la catástrofe, además de un documental sobre el proceso. El conjunto habla de lo efímero, del instante fugaz y de la memoria, y evidentemente de todo el dolor y la destrucción causados por un accidente natural, un devastador terremoto y sus consecuencias.
Según el texto escrito para la ocasión por la comisaria de la exposición y directora de programas de cultura contemporánea de Matadero Madrid, Carlota Álvarez Basso: “Esta EXPOSICIÓN es el resultado de múltiples EXPERIENCIAS motivadas por una EXPEDICIÓN del artista José María Sicilia al epicentro de la catástrofe de Fukushima, en Japón. Aquel fue un viaje EXTREMO, mediante el cual el artista pretendía entender el drama de las gentes de la costa japonesa del Pacífico que habían sufrido el gran terremoto de marzo de 2011, seguido de un tsunami.
Quizá el arte podía ayudarles a comprender ese trauma colectivo, a EXPRESAR sus sentimientos y a EXTERIORIZAR sus emociones. Así, estas EXTRAÑAS obras, eminentemente EXPERIMENTALES, son producto de su trabajo de campo por tierras de la región de Tohuku. Son la secuela de un proceso de recolección de datos, de huellas, de trazos de memorias privadas, por parte de un artista EXTRANJERO, que se acercó a la tragedia de los otros buscando entenderla. Estas 9 palabras, EXPLICAN las claves para entender esta muestra”.
Buena parte de los trabajos están realizados a partir de un elemento fugaz, pero registrable, el sonido del momento en que se desató la fuerza devastadora del terremoto y el tsunami, captado por la baliza de la Universidad Politécnica de Barcelona, y almacenado también en miles de documentos disponibles en la red: mensajes de alerta o las voces de los hombres, mujeres y niños en aquel momento. De igual manera, otros datos como la temperatura, la presión atmosférica, el nivel del agua o el índice de la radioactividad del reactor nº 1 de la central nuclear de Fukushima han servido para esta creación artística: datos objetivos de fenómenos pasajeros para tratar de expresar lo inexpresable.
En palabras del crítico Antonio Lucas, “en esta nueva curva del camino que es Fukushima – Flores de invierno, Sicilia abunda más en su lenguaje (…) Estamos ante un artista que interroga, que no acepta moldes y siente la necesidad de quebrar los formatos”. Según el propio artista “Mi trabajo es querer entender. No pretendo hacer una obra de compasión”.
Sicilia es uno de los representantes más significativos, junto a Miquel Barceló y Miguel Ángel Campano, de la pintura española de los ochenta. Premio Nacional de Artes Plásticas en 1989, su obra ha derivado hacia la exploración de un sinfín de técnicas y formatos, de terrenos vírgenes. Desde hace unos años, la investigación de José María Sicilia (1954), uno de los artistas más singulares del panorama artístico actual de España, pasa por descifrar el lenguaje de las cosas que le interesan, y para ello trabaja con registros sonoros con los que después realiza una proyección visual de ese lenguaje.
La exposición, que en Madrid ha sido organizada por Matadero Madrid y Acción Cultural Española, forma parte de los actos organizados para celebrar el Año Dual España-Japón. Con este motivo AC/E la inauguró el pasado mes de octubre en el Fukushima Prefectural Art Museum donde se podrá ver hasta el próximo 1 de diciembre para viajar luego a la Embajada de España en Tokio hasta marzo de 2014.