Frutos María 2El escultor Frutos María nació en 1959 en un pueblo agrícola de la provincia de Burgos, de gente sencilla, trabajadora, austera y noble, con valores muy arraigados, factores que junto con su carácter emprendedor siempre le han acompañado y considera que se manifiestan en su quehacer artístico, tanto en lo relacionado con la elección de materiales, como en el proceso creativo, así como en la manifestación final de sus obras.

La manifestación artística es para este autor más que una propuesta plástica, una necesidad, un medio ideal para expresar el mundo interior, los sentimientos, anhelos, estados de ánimo, aspiraciones, y exorcizar los fantasmas que todos llevamos dentro. Esta necesidad se manifestó desde muy temprana edad; de manera que sus primeras esculturas y pinturas terminadas, se remontan a cuando tenía 14 años.

Cursó maestría en su juventud, estudios que le han sido de gran ayuda para establecer un adecuado diálogo con los materiales con los que trabaja, proporcionándole una valiosa herramienta para su transformación formal, modelado, ensamblaje, unión y acabado. Es decir, el dominio de las distintas técnicas necesarias para la realización y acabado de las esculturas.

Frutos María se considera un artista autodidacta con un innato y acentuado afán por conocer y aprender, lo que le ha llevado a ser un asiduo visitante de exposiciones, museos y ferias de arte, a comprar numerosos catálogos y libros sobre esta materia.

Frutos MaríaLa continua experimentación a lo largo de mi carrera artística y el particular proceso creativo se traducen en una gran diversidad formal escultórica, lo que considero que, a veces, dificulta su clasificación y de alguna manera, podríamos decir, enmascara las influencias a las que se encuentra sometida mi obra en su conjunto. No obstante, es mi deber manifestar la profunda admiración que siento por los grandes maestros Chillida y Oteiza, así como por mi gran amigo el arquitecto José Guardiola, de los cuales considero deudora mi obra.

Un material recurrente en la mayoría de sus esculturas es el acero y, en particular, el acero corten, que, tanto por su textura visual, como por su color, nos sugiere y remite a tiempos pretéritos, relacionados con el trabajo manual del hierro y con los útiles de trabajo de la tierra.

Sus obras son, en general, de pequeño formato (lo que las hace aptas y adecuadas para su exposición y colocación en interiores) y de gran contundencia visual, debido tanto los materiales de que están hechas como a la concentración de masas que presentan la mayoría.

En cuanto a las composiciones resultantes se caracterizan por ser muy heterogéneas en lo que se refiere a elementos formales y obedecen a un proceso creativo basado fundamentalmente en la intuición, la continua experimentación y la elección entre las diversas combinaciones que proporcionan las diferentes posiciones relativas y de conjunto de los elementos que componen cada una de las obras que actualmente se pueden visitar en la fundación Frax del Albir (Alicante).