El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga presenta la primera exposición en un museo de Paco Sanguino. En la exposición Mujeres y Paredes, comisariada por Fernando Francés, se podrán ver 12 pinturas inéditas realizadas durante el último año. El trabajo del artista destaca por el empleo de enormes lienzos, que recogen escenas cercanas, cotidianas, en espacios públicos, comparando la piel de las mujeres desnudas a los muros que conforman el paisaje urbano. La precisión con la que el artista dibuja cada detalle de la pintura, y recrea las luces y sombras en estos escenarios, son sus principales señas de identidad. Paco Sanguino es un artista que vive y trabaja en Marbella. Con esta exposición, el CAC Málaga acerca al público el trabajo de los artistas de proximidad.
“Intento influenciarme de las mismas sensaciones de las que suelo influenciar desde hace años, que son al fin y al cabo, el interior de las cosas y los espacios que las rodean, las cosas cercanas y cotidianas, y los grandes espacios que hay dentro y fuera de ellos”, ha afirmado Paco Sanguino (Sevilla, 1962) sobre su trabajo y la forma que tiene de enfrentarse a un obra nueva. El artista expone por primera vez en un museo con doce pinturas de gran formato realizadas durante el año pasado y que se verán por primera vez en el Espacio Proyectos del centro de arte.
Para Fernando Francés, director del CAC Málaga: “Son efectivamente, los deseos los responsables de conseguir la perdurabilidad de las ideas o de las obras y esos son igualmente, en muchísimas ocasiones, el origen del arte. Y un deseo de unir ambos tipos de piel en una sola obra, en un sólo lienzo, ha sido un pensamiento antiguo en la imaginación de Paco Sanguino. Él ha trabajado sobre las huellas de la herencia colectiva y sobre la presencia real e individual de la piel de la mujer en una conversación la mayor parte de las veces sorda. Y es que el muro cargado de huellas y espejo de un compendio de historias vividas se presenta en esta serie de Mujeres y Paredes como un escenario neutro, como una necesidad obligada, secundaria y discreta al servicio de las modelos. Y esa apreciación, en gran parte cierta, es también un engaño virtuoso ya que, tras esa aparente presencia silenciosa, se ocultan un sinfín de claves y simbologías, de recuerdos e impactos emocionales de la memoria del artista, que reclaman atención”.
La obra de este artista es un oportunidad para acercarse a la pintura realizada con técnica y rigor. Aunque la formación académica de Paco Sanguino le llevó en primer lugar a trabajar con la escultura, tras realizar trabajos en esta disciplina, pronto empezó a interesarse por el grabado y la pintura. Este hecho le ha influenciado a la hora de componer su trabajo, empezando por excederse en los márgenes e incluirnos en la obra como parte de la pieza, como si emergieran directamente de la pared. De alguna manera, el artista dota de una nueva dimensión a los lienzos, que parecen sobresalir del espacio, como si se tratara de una escultura.
La influencia de la escultura también queda patente a la hora de recoger cada detalle del cuerpo humano y de los espacios donde se sitúan en los dibujos. El contexto en el que aparecen las imágenes tiene el mismo protagonismo y ejerce la misma atracción sobre el espectador que los demás elementos. Las figuras se representan desnudas, sin ningún tipo de complemento o adorno, salvo los tatuajes. En sus cuerpos se puede apreciar cada pliegue de la piel, cada arruga del rostro y de sus manos o pies como si fuera una imagen fotográfica (Yo, mi identidad, salvajemente viva, 2013).
Lo mismo ocurre cuando se trata de detallar la escena. En Mujeres y Paredes los espacios escogidos son lugares de tránsito, que pasan desapercibidos, como son la esquina de una calle, la entrada a unos aseos públicos o una parada de autobús (El cielo me protege, el sol me protege, al ciudad me protege, 2013). En estos escenarios, detalla con precisión, y el empleo de una extensa gama de colores, detalles como son las sombras y el juego de luces. Se puede adivinar con esta técnica si la escena se sitúa al atardecer, media tarde o el amanecer. El artista dota al espacio de una nueva dimensión más cercana a la escultura que a la pintura. Paco Sanguino también hace un guiño al tiempo en el que sitúa la escena, con la inclusión de elementos que contextualizan la época.
La descripción externa de su trabajo se complementa con la lectura que se hace de cada pose o gesto de la figura representada. Las mujeres desprovistas de cualquier elemento de distracción, salvo su propia piel y rostro. En algunas ocasiones, aparecen fijando la mirada directamente hacia el espectador y en otras la vista se pierde en el infinito. La conjunción entre el espacio y la persona es lo que hace que finalmente se llegue a una conclusión sobre lo que el artista quiere transmitir en su trabajo. Otro elemento para la interpretación final de su obra son los enunciados que acompañan a cada lienzo. El uso del lenguaje, lejos de arrojar luz sobre el conocimiento de la obra, añade misterio sobre qué hacen y cómo han llegado hasta allí esas mujeres.
Paco Sanguino estudió Dibujo Artístico, Modelado, Vaciado y Escultura en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos en Sevilla entre 1976 y 1982. En 1985 abre su taller en Marbella. En 1991 funda con otros artistas el colectivo ‘Primer Plano’, un grupo con actividad escultórica y ‘escultopictórica’. En 1997 ingresa en los talleres de la Fundación del Museo del Grabado Español Contemporáneo, donde estudia Técnicas de Calcografía Clásica y Contemporánea. Desde muy joven, el artista ha experimentado con diferentes materiales para estudiar sus posibilidades plásticas, tanto en la escultura como en la pintura. A lo largo de las últimas décadas ha expuesto en salas expositivas y galerías de Marbella, Cádiz, Cuenca, Santiago de Compostela o Málaga. En 2008 participó en la modalidad de grabado en la ‘IV Exposición de Donaciones de Obra Gráfica’ organizada en la Sala Goya de la Biblioteca Nacional de Madrid.
Del 07 de febrero al 04 de mayo de 2014