La Fundación Alternativas y la Fundación SGAE han presentado el miércoles 26 de marzo, el estudio El modelo español de financiación de las artes y la cultura en el contexto europeo, dirigido por Arturo Rubio (Universidad Antonio de Nebrija) y Joaquim Rius (Universitat de València).
El modelo español de financiación de las artes y la cultura en el contexto europeo es un trabajo que analiza las diferentes posibilidades que ofrece la situación actual en España y en el resto de Europa para un adecuado desarrollo cultural en los próximos años.
El informe parte de la actual coyuntura: después de tres décadas de crecimiento sostenido, los datos cuantitativos se expresan en números rojos en casi todos sus indicadores como la participación, las ventas, la facturación o el empleo. Una situación que mundo cultural vive con “creciente desconcierto, caracterizado por la fragilidad de las estructuras sobre las que se asentaba su financiación”, que tal y como expone el estudio.
La crisis económica ha tenido, además, según subrayan en el trabajo Arturo Rubio y Joaquin Rius, un efecto multiplicador en las tradicionales diferencias en Europa entre el norte, “un bloque en el que, pese a la bajada de los indicadores, hay una alta actividad cultural”; y el sur y este, “donde los consumos y las prácticas culturales son muy bajos”. En este sentido, el estudio separa el caso español del resto de los países del sur de Europa pues no responde al mismo modelo debido a que “en la última década se inició un proceso de convergencia en gasto y actividad cultural en una confluencia con Centroeuropa”.
A pesar de ello, tal y como señala el estudio de la Fundación Alternativas y la Fundación SGAE, es España “uno de los países donde la crisis ha tenido mayores consecuencias negativas, que ha provocado a su vez la crisis de su modelo de Estado del bienestar; la política cultural; el modelo de organización territorial en el que se asentaba su frágil relación entre sus diversas manifestaciones culturales; así como su modelo de desarrollo ante la globalización económica y la crisis de valor de la esfera cultural”.
Desde el punto de vista de la financiación, el informe muestra la evolución de las subvenciones públicas en el siglo XXI. Así, si bien España durante el siglo XXI ha sido el país europeo occidental que más ha incrementado el gasto público en cultura, a partir de 2011 se observan “descensos significativos, que en algún caso como la Administración General del Estado [Secretaría de Estado de Cultura] entre 2011 y 2014 se llegan a cotas del 50% nominal de recorte en los presupuestos”. En Europa, en lo que se refiere a este esfuerzo de las administraciones públicas, según aclara el informe, la tendencia ha sido ascendente en estos últimos diez años, si bien en algunos países de referencia como Francia ha habido “un descenso real por efecto de la inflación”.
El estudio, igualmente, tras revisar el panorama del mecenazgo internacional, aportando datos de países clave en este ámbito -Estados Unidos, Reino Unido y Francia-, constata que hay “una tendencia al descenso en esta forma de financiar la cultura y se presentan datos que cuestionan el equilibrio en el ecosistema cultural de este modo de financiación”.
Claves para una financiación sostenible
Por el contrario, El modelo español de financiación de las artes y la cultura en el contexto europeo analiza casos en los que existe el buen gobierno cultural, como Finlandia, Austria y Dinamarca, poniendo de relieve estructuras consolidadas y programas de reforma que puedan orientar al caso español y que se caracterizan por un alto nivel de innovación en la Administración, la agencialización, la transparencia, la participación y el respeto a la diversidad cultural y la integración social.
Finalmente, el estudio de la Fundación Alternativas y la Fundación SGAE propone una serie de claves para una modernización de la política cultural en España, como racionalizar y dar prioridad en el gasto público hacia las actividades de mayor valor público e impacto social; redefinir los bienes públicos culturales y artísticos y los criterios de su apoyo público; fomentar los mecanismos de participación y gestión de ciudadanos y creadores en el ámbito cultural, impulsando iniciativas de abajo-arriba (bottom up), apoyando la emprendiduría social y promoviendo estructuras participativas con la ciudadanía; reformular la regulación fiscal y de mercado -IVA, mecenazgo, derechos de autor, transición hacia lo digital y control de los procesos oligopolizadores-; y fomentar la esfera cultural y el valor de la cultura en España.
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