El Programa de Investigación para la conservación preventiva y régimen de acceso de la cueva de Altamira (2012-2014), impulsado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, ha finalizado con la presentación de sus resultados y conclusiones al Patronato del Museo de Altamira.
El Patronato ha decidido asumir las recomendaciones del Equipo Científico y continuar las visitas experimentales a la cueva, tal y como se vienen desarrollando, hasta febrero de 2015, para poder obtener datos de un ciclo anual desde el inicio de las visitas.
De este modo, un grupo de 5 personas elegidas por sorteo entre los visitantes al Museo en un día determinado de la semana, podrán entrar a la cueva cumpliendo los protocolos de acceso establecidos. Estos fijan la duración de la visita en 37 minutos, con un itinerario con tiempos de permanencia definidos para cada estancia y con una vestimenta adecuada, monos desechables, gorro, mascarillas, así como un calzado especial que facilita el Museo.
También ha aceptado poner en marcha el Plan de Conservación Preventiva diseñado en el marco del Programa de Investigación, que constituye una herramienta fundamental para la gestión y preservación de la cueva.
Con la información científica recopilada entre febrero de 2014 y febrero de 2015, se evaluará si es adecuado modificar el número de visitantes semanales.
El grupo de investigadores ha hecho constar al Patronato que el programa de visitas con público está sujeto a que se mantengan las condiciones de estabilidad de la dinámica “natural” actual de la cueva, pudiendo suspenderse si estas se alteraran.
Control permanente de la cueva en el Plan de Conservación Preventiva
El Plan de Conservación Preventiva (PCP) que desde hoy se pone en marcha, define y articula la estrategia de conservación de la cueva de Altamira. Este Plan, coordinado por el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), deberá continuar con el seguimiento y control de los riesgos que afectan o pueden afectar a la cueva de Altamira y su entorno, con especial atención a la Sala de Polícromos. Continuará, por tanto, la monitorización y recogida de datos permanente de la cueva.
Para su normal desarrollo, el Patronato de Altamira ha aprobado la creación y nombramiento de una Comisión de Seguimiento, responsable de garantizar la ejecución y permanencia del Plan. Esta Comisión está formada por miembros designados por el Museo de Altamira, la Subdirección General de Museos Estatales, el Instituto del Patrimonio Cultural de España, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de Cantabria.
La cueva experimenta un deterioro natural
En las conclusiones alcanzadas por el equipo científico multidisciplinar se especifica que la cueva sufre procesos inevitables de deterioro de origen natural, a los que se añaden otros generados por la acción humana, ya que tanto la cueva como su entorno han sufrido grandes transformaciones desde el momento de su descubrimiento.
El factor principal que afecta a la conservación de las pinturas es la pérdida de pigmento por lavado debido a la infiltración de agua y a los posibles aportes de condensación. Este hecho se ha producido a lo largo de milenios y ha supuesto la alteración o desaparición de parte de las pinturas, concentrándose su impacto en el sector sur del techo de la Sala de Polícromos. Durante el Programa de Investigación se ha comprobado que en una de las zonas de control, afectada por este problema, la pérdida de pigmento ha sido inferior a 2 milímetros cuadrados.
Otro factor de deterioro es la existencia de colonias visibles de microorganismos. La cueva de Altamira es un ecosistema abierto que permanece estable en las condiciones ambientales actuales. En ese sentido, el grupo científico recomienda evitar cualquier modificación tanto en el interior de la cueva como en el entorno.
Del estudio de microorganismos patógenos se desprende que “el riesgo absoluto” para las personas es mínimo y no hay elementos para pensar que sea superior al de otras actividades humanas habituales. Se mantiene la recomendación de evitar la entrada a personas que están inmunodeprimidas o padecen enfermedades crónicas graves, tal y como se ha venido realizando hasta ahora.
Los estudios realizados por el equipo de Villar, IPHE y CSIC permitieron conocer la dinámica anual de las condiciones climáticas de la cueva. Durante el Programa de Investigación no se han detectado variaciones significativas en estos parámetros ambientales. Las oscilaciones debidas a la entrada de investigadores y visitantes se han mantenido siempre dentro de los límites de tolerancia que garantizan la estabilidad de la dinámica “natural” de la cueva.
El seguimiento de la presencia humana limitada y controlada, de acuerdo con el protocolo de acceso seguido durante las visitas experimentales, ha puesto de manifiesto que el impacto en las condiciones ambientales ha sido mínimo con tasas de recuperación de pocas horas (entre 1 y 8 horas en función de los parámetros).
El grupo científico ha concluido que durante la realización del Programa, con los protocolos de actuación desarrollados, no se ha detectado ninguna relación evidente de causa/efecto entre la presencia de investigadores y visitantes y la pérdida de pigmento.
Colaboración institucional y equipo multidisciplinar
El Programa de Investigación ha sido llevado a cabo por un equipo de profesionales de diferentes instituciones y campos científicos, dirigido por el experto en conservación preventiva del patrimonio cultural, Gaël de Guichen, consejero del Centro Internacional de Estudios para la Conservación y Restauración de Bienes Culturales (ICCROM). Ha estado integrado por profesionales del Instituto del Patrimonio Cultural de España, la Universidad de Cantabria, la Universidad del País Vasco, el Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC (Incipit), la Subdirección General de Museos Estatales y el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, además de otros organismos participantes como el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Han colaborado también departamentos de la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Alcalá de Henares, la Universidad de Zaragoza y la Universidad de Burgos, entre otros.
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