Cuenta también la historia, o la leyenda, que a una de esas playas llegó un náufrago que atendió Colón, y le habló de unas tierras hacia Occidente, mucho más próximas de lo que se creía.
El intrépido navegante tuvo tiempo para reflexionar sobre ello y hacer planes. Vivió allí casi tres años y estaba casado con Filipa Moniz, hija de Bartolomeu Perestrelo, primer colonizador de la isla de Porto Santo, que había sido descubierta poco antes en una expedición enviada por el infante portugués Henrique el Navegante.
Estos hechos, ocurridos hace más de 500 años, es lo más relevante que ha pasado en Porto Santo, una isla que, por lo demás, ha permanecido casi olvidada del mundo, solitaria, tranquila, silenciosa… Pero han sido esas características, esos defectos casi, los que se han convertido en sus principales virtudes, los que ahora la hacen ser buscada por algunos turistas privilegiados.
La isla tuvo su primer teléfono en 1947, la primera luz eléctrica en 1954 y durante mucho tiempo fue reacia a entrar en el siglo XX, y mucho menos en el XXI. Sin embargo hoy, las crecientes infraestructuras de instalaciones de ocio, alojamiento y restaurantes la convierten en un lugar perfecto para olvidarse del mundo durante unos días.
Aunque está lejos de la frondosidad de la vecina Madeira, la naturaleza ha bendecido a esta pequeña isla con unas montañas que esconden bosquecillos de estilo mediterráneo y extrañas formas creadas por el viento en los acantilados de arenisca al norte, la zona más aislada de Porto Santo, en la que está prohibido por ley construir cualquier tipo de edificación, con la excepción del singular campo de golf, por lo que es un lugar perfecto para caminatas solitarias y azotadas por el viento. Tierra adentro se encuentra el pueblo de Camacha, hogar de un fascinante museo de artefactos locales.
La mayor parte de la actividad de Porto Santo y, de hecho, la mayoría de su población, se concentra en la pequeña Vila Baleira, una ciudad detenida en el tiempo; su paz y armonía invitan a recorrerla sin prisa. Vive lánguidamente, a su propio ritmo, con más movimiento los viernes y sábados del verano, cuando se acerca más gente desde Madeira. Vila Baleira fue el primer asentamiento que hubo en la isla, la ciudad creció alrededor de su plaza principal, el Largo do Pelourinho, y de los Jardines del Infante.
Al este posee un modesto puerto y al oeste se extiende la famosa playa de Porto Santo. La arena de sus más de 9 kilómetros de playa ofrece propiedades terapéuticas especiales, además de ser muy fina, tiene un gran contenido de carbonato de calcio, el agua que rodea la isla es abundante en yodo, magnesio y calcio, es trasparente como pocas veces se encuentra en los sitios turísticos, y representa, junto a la calidad de la arena, un excelente tratamiento para los cuerpos fatigados y cansados del estrés de la vida moderna.
La capital de Porto Santo es también el lugar ideal para conocer su peculiar gastronomía, que comparte algunos platos con su vecina Madeira. Hay que probar la espetada, suculentos y gigantescos pinchos morunos de carne a la parrilla y el pez espada, un extraño pero delicioso pez de las profundidades del mar, acompañado de plátano frito como guarnición. Para empujar todo se utiliza el bolo do caco, un pan hecho con harina de batata tradicionalmente cocido en una piedra plana y que se sirve untado de mantequilla con ajo.
Se dice que las uvas de las viñas locales, que crecen en la arena junto a la playa, en lugar de hacerlo en viñedos al uso, dan vinos con un sabor muy diferente. La mayoría de las cosechas parten hacia la vecina Madeira para hacer su famoso vino generoso, aunque muchos de estos caldos se hacen en Porto Santo, con un ligero matiz rosé. Por supuesto, se encuentran en la isla lo más selecto de los vinos portugueses. El aguardiente, hecho a partir de la caña de azúcar, resulta un excelente digestivo.
El mejor resort de Europa
El Pestana Porto Santo, forma parte del Grupo Pestana, principal grupo turístico portugués que gestiona también las Pousadas de Portugal y en total ofrece más de 80 alojamientos en tres continentes.
El Pestana Porto Santo se apoya en la filosofía de preservar el medio ambiente. Rodeado de un jardín tropical de 30.000 m2 este idílico resort de cinco estrellas cuenta con dos grandes piscinas al aire libre, perfectamente enmarcadas en el paisaje, y 328 habitaciones y villas con piscina privada.
También dispone de un completísimo spa dotado de todo tipo de instalaciones y servicios. Los Magic Spas by Pestana ofrecen ahora una carta totalmente exclusiva con tratamientos faciales y corporales inspirados en técnicas terapéuticas ancestrales procedentes de diversos lugares del mundo.
En cada uno de los tratamientos presentados se observa una fusión perfecta entre el toque de sus terapeutas acreditados y aromas cuidadosamente seleccionados para conseguir resultados visibles e inmediatos.
La ciudad principal de la isla, Vila Baleira, se encuentra a apenas 5 minutos en coche, lo mismo que el campo de golf de 18 hoyos, que ofrece la oportunidad única de jugar en un campo diseñado por el campeón español Severiano Ballesteros con el mar en el horizonte.
Cómo ir:
Enrique Sancho
Más información:
Turismo: www.porto-santo.com
Vuelos: www.jetcost
Hoteles: www.pestana.pt.
El Museo Nacional del Prado ha recibido en depósito dos lienzos cuatrocentistas dedicados a la…
Dos libros de bolsillo sobre Wassily Kandinsky "Los años de Múnich" y "Forma, composición y…
El artista Pedro Torres, nacido en Brasil (Gloria de Dourados, Mato Grosso, 1982) y afincado…
Feriarte 2024 vuelve a consolidarte como el encuentro de referencia para los amantes del arte…
Bajo el título Make America Weird Again, el autor de cómics, Daniel Clowes, dialogará en…
La exposición ‘Nuestra Señora de las Mercedes. Una historia común’ continúa en Chile su itinerancia.…