La sala de exposiciones de la planta baja de la Casa Natal de Picasso, en la plaza de la Merced, nº 15, ofrece, entre el 30 de septiembre y el 23 de noviembre de 2014 la exposición Picasso on the Beach que reúne un total de veinticuatro obras entre pinturas, dibujos y esculturas, además de seis cajas de luz y un videoperformance, realizadas por el artista malagueño Diego Santos, (Málaga, 1953), que ofrece una relectura actual y muy personal del universo creativo de Pablo Picasso.
La muestra ha sido presentada por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, quien estuvo acompañado por la concejala de Cultura, Gemma del Corral; el director de la Fundación Picasso-Casa Natal, José María Luna; la comisaria de la muestra, Tecla Lumbreras; y el propio artista Diego Santos.
A lo largo de la historia, numerosos artistas han sentido la necesidad de reinterpretar las obras de los grandes maestros, de apropiárselas para establecer un diálogo más cercano con sus creaciones. El propio Picasso llegó a reconocer que el apropiacionismo, hacer suyas las obras de otros y reinterpretarlas, es una necesidad de todo pintor. Así, él lo hizo con Delacroix o Velázquez. En el caso de Diego Santos, esta apropiación de la obra del genial pintor malagueño es un paso más en su relecturas de las vanguardias históricas iniciada en los años noventa del pasado.
En la exposición, comisariada por Tecla Lumbreras Kraüel, Santos presenta su particular interpretación de la obra picassiana en la orilla del mar, un guiño al mediterráneo común que tanto fascinó a genio malagueño, en la que sus apropiaciones, muy fieles al original, juegan con la memoria del espectador al incluir elementos del propio imaginario del artista que provocan equívocos y cierta ambigüedad en torno a la verdadera autoría de la obra.
Así ocurre en el los lienzos de la primera sala, desde la obra que da nombre a la muestra «Picasso on the Beach», pasando por “Mujer con boca cerrada” y “Mujer con boca abierta”, “Bañistas” o las esculturas de madera, dispuestas sobre la arena de una playa imaginaria, un claro recordatorio a los ensamblajes picassianos de los años cincuenta. El mar, el Mediterráneo y la tradición popular están también muy presentes en los bodegones que se inspiran en los collages cubistas ideados por Braque y Picasso, como «Guitarra y copa», «Guitarra y botella», “Guitarra y mantilla”, ejemplo de cómo Diego Santos emplea la técnica del papier collé o papel pegado, así como en “Ventana y velador” donde rememora el concepto de ventanas abiertas de Juan Gris, para ofrecernos una colorida y sensual vista del puerto de Málaga.
En la última sala, el artista se convierte en voyeur y ofrece el resultado de sus investigaciones fotográficas en torno a la escultura de Pablo Picasso que está en la plaza de la Merced, frente a la Casa Natal. Una serie de cajas de luz retroiluminadas dan cuenta de las imágenes obtenidas en esa especie de safari sociológico que intenta captar las diferentes actitudes del público que se acerca a la escultura. Una serie que culmina con una videoperformance en la que el artista se autorretrata en el mismo lugar, con una máscara africana de las que el pintor solía coleccionar e inspiraron los revolucionarios rostros de las Señoritas de Avignon.