Articulada en torno a las cuatro grandes vitrinas que componen una de las salas del Museo, el recorrido de la exposición comienza por la Edad Media, período de clara adscripción árabe y cumbre de los tejidos españoles dentro del panorama internacional. En este apartado hay que destacar cuatro fragmentos hispanomusulmanes de los siglos XI, XII, XIII y XV, cedidos temporalmente por el Instituto Valenciano de Don Juan. A continuación se refleja la evolución de dichos tejidos hacia el nuevo estilo del Renacimiento europeo, etapa en la que se siguen los modelos italianos, líderes en ese período, que se prolonga en el Barroco.
En la siguiente vitrina se exponen piezas en las que se puede observar el cambio que se produce en el siglo XVIII cuando Francia consigue que todas las artes decorativas del mundo occidental evolucionen hacia el estilo francés, tomando así también el relevo en la producción de tejidos.
A la gran explosión del siglo anterior, cima de la tecnología textil de Occidente al servicio de los tejidos, considerados como auténticas obras de arte, le sigue un período de grandes cambios, con el telar de Jacquard, la experimentación con los materiales y la aparición de tintes químicos, que marcan el tránsito de los tejidos artísticos a los tejidos industriales.
Finalmente, se ha querido dedicar un capítulo a Mariano Fortuny y Madrazo, hombre polifacético y de gran formación, que encontró en el textil una expresión artística con la que “contemporaneizó” la historia del textil, recuperando los tejidos como obras de arte, lejos de los tejidos industriales.
RECORRIDO
El Imperio persa sasánida emprendió una relación exterior muy activa con China, y la parte noroccidental de la India, que enriqueció los magníficos tejidos de este período. En el año 622 se produce el inicio de la era islámica. Los omeyas ocupan Persia políticamente, pero en el terreno del arte es el califato el que absorbió lo mejor de la superior cultura sasánida.
Junto a los persas sasánidas, los omeyas aprenden a trabajar el textil que les habían proporcionado fama mundial, y toman de ellos sus materiales, sus técnicas y sus motivos decorativos. Cuando los mismos omeyas llegan a la Península ibérica en el 711, traen consigo ese aprendizaje.
Durante su larga estancia de más de ocho siglos se establecen dos períodos diferentes en la decoración de sus tejidos: el de los tejidos inspirados en los persas, figurativos con composiciones inscritas en formas geométricas, con el hom como elemento constante; y el de los tejidos con decoraciones geométricas a partir de los almohades.
2. IMPLANTACIÓN DEL RENACIMIENTO ITALIANO
Si durante la Edad Media habían destacado los tejidos hispanomusulmanes, en el Renacimiento son los diseños italianos que se convierten en modelos universales del arte textil.
La España de los descubrimientos despierta el interés comercial de muchos de los tejedores venecianos, florentinos y romanos, pues en ella veían un mercado con gran poder adquisitivo. Los tejedores españoles toman estos diseños como modelos de sus propios tejidos y, en un primer momento, granadas y elementos vegetales conviven con los motivos geométricos de los últimos tejidos nazaríes.
En el último tercio del siglo XVI se diferencian claramente los tejidos destinados a decoración y los destinados a indumentaria. Los grandes rapports decorativos evolucionan para tapicerías, mientras aparecen nuevos tejidos más ligeros con motivos más pequeños para los nuevos trajes.
La decadencia textil española, acrecentada a lo largo del siglo XVII, permite que los diseños franceses se conviertan en los nuevos referentes.
3. FRANCIA IMPONE SUS DISEÑOS
El reinado de Felipe V supuso un relanzamiento para la industria sedera. Los principales centros productores fueron Toledo, por la producción de tejidos litúrgicos, y Talavera de la Reina por la de tejidos de seda, oro y plata, para abastecer las necesidades de indumentaria y tapicería de la familia real. También destaca el Colegio del Arte Mayor de la Seda de Valencia, que contaba incluso con dibujantes venidos de Lyon.
Los tejidos protagonistas del inicio del siglo XVIII son los “tejidos bizarros”, en colores vibrantes fuertemente contrastados que dibujan motivos florales de gran desarrollo.
A estos tejidos les siguen aquellos que ordenan sus decoraciones en composiciones simétricas de evolución ondulante vertical, con colores más suaves. Simultáneamente, conviven los tejidos al gusto rococó con su sutil paleta de colores pasteles.
Los descubrimientos de las ruinas de Pompeya y Herculano ponen de moda los colores de los frescos de Pompeya junto con elementos decorativos de ese momento.
4. DE LOS TEJIDOS ARTÍSTICOS A LOS INDUSTRIALES
Con la llegada de la Revolución Industrial textil, poco a poco los tejidos artísticos ven reducidísima su producción ante la invasión de los mucho más baratos tejidos industriales.
Las máquinas que mejoran el trabajo del algodón, como la Spinning Mule de 1779, que consigue las muselinas, originan también la creación de nuevos productos, resultado de los avances basados en estudios químicos, como la sedalina. A estos avances se les une la introducción de los tintes sintéticos.
El resultado es la aceleración de la moda, una mayor producción de tejidos a los que hay que dar salida y una reducción en la atención a sus decoraciones y acabados.
Mientras estos tejidos invaden el mercado se origina un movimiento en contra. Uno de los máximos exponentes es Mariano Fortuny y Madrazo, que manifiesta su desagrado, y aboga por devolver a los textiles la categoría artística que merecen, volviendo a los materiales naturales sin mezclas, los tintes naturales y una decoración cuidadísima que lo convierta en un “arte total”.
5. MARIANO FORTUNY Y MADRAZO
La obra textil de este artista se define por su gran capacidad para transmitir los elementos decorativos propios de cada período y de cada cultura y por una exhaustiva investigación sobre las técnicas de estampación. Su obra acumula en sí misma un recorrido por la historia de la decoración textil.
En cuanto a los motivos decorativos, los extrae de su propia colección textil y de cualquier manifestación artística encontrada en sus innumerables viajes.
Su gusto por el arte árabe procedente de la España almohade y nazarí le lleva a los motivos geométricos. Profundizando en sus raíces, desemboca en las sedas persas sasánidas y sus elementos decorativos, resultado del intercambio artístico con las culturas India y China.
Asimismo obtiene inspiración de los diseños cretenses y sus motivos vegetales; utiliza la granada, tan española y tan italiana, protagonista sin rival de los terciopelos renacentistas; y se hace heredero de los magníficos elementos florales propios de las sedas francesas del siglo XVIII. Sin olvidar aquellos diseños africanos, de la Polinesia o, incluso, de la cultura sudamericana anterior a la llegada de los españoles.
Tejiendo la Moda
Organiza: Museo del Traje. CIPE
Colaboran: Instituto Valenciano de Don Juan
Fechas: 8 de octubre de 2014 – 5 de abril de 2015
Horario: de martes a sábado, de 9:30 a 19:00 horas. Domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 h.
Lugar: Museo del Traje. Primera planta
Entrada Gratuita
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